GRACIAS POR SU DONACIÓN (CAPÍTULO 20: Felicidad planetaria III).

simonmaz (64)in #cervantes • 6 years ago (edited)

Felicidad planetaria III

La nave espacial llegó a su destino, Muón y Simón contemplaban por las enormes ventanas la belleza del planeta Orgasmo, no era azul como la Tierra, en él se podían apreciar diferentes colores que se iban difuminando, tornando entre verdes, azules y violetas en muchas tonalidades diferentes.

Fuente

Simón alucinó con los colores y con las vistas en general, además se podían apreciar tres lunas diferentes desde esa posición, todas a diferentes distancias.

No sabía que un planeta habitado pudiera albergar tal cantidad de satélites – dijo Simón con interés.
Existe una cuarta Luna, pero desde aquí no es visible ahora mismo, además está tan alejada que se ve bastante pequeña. Bueno, éste es mi planeta, se llama Orgasmo y quiero que seas muy respetuoso con todo, así que déjate de tonterías innecesarias – dijo Muón preocupado por el comportamiento que pudiera llegar a tener un terrícola como Simón en un planeta tan sumamente respetuoso hacia todo.
Eso está hecho colega, seré muy bueno – gritó Simón irónicamente tratando de chocar las cinco con Muón y quedándose con cara de tonto sin su respuesta manual esperada.
Lo tomaré como un sí.

Fuente

La nave descendió y orgasmizó en el planeta, Muón le dijo a Simón que antes de bajar se cambiara sus sucias ropas por otras más al estilo del planeta orgasmo, este aceptó con entusiasmo. Una vez vestido, se abrió la puerta, desde el exterior entraba una viva luz anaranjada dentro de la nave.

¡Wowww es impresionante! – dijo Simón flipando con la simple luz procedente del Sol.
Venga hombre que aún no has salido de la nave – Muón se desesperaba bastante con Simón, era un tanto molesto muchas veces.

Wowwwww, wowwwwww, wowwwww, sería todo lo siguiente que escucharía procedente de Simón, éste iba siguiendo a Muón tres pasos por detrás y parándose con todo lo que iba viendo, le recordaba todo a la Tierra, pero de colores y formas diferentes y con mucho menos estrés en las calles.

Simón no sabía a dónde se dirigían, pero tampoco le importaba, él sólo quería ver cosas y conocer lo más posible. Andaban por las abiertas y abstractas calles del planeta, todas llenas de diferentes seres de lo más extraños que parecían tener una convivencia pacífica entre ellos, cosa que en la Tierra se hacía imposible.

Continuaron andando hasta subir a una especie de plataforma móvil, Muón colocó una pequeña esfera en un recoveco que había en ésta y la plataforma comenzó a moverse lentamente, hasta que se elevó por los aires aumentando considerablemente su velocidad. Desde arriba se podía ver una ciudad muy tranquila, en la que no sólo había figuras humanoides sin también otros seres inteligentes de formas muy diferentes que se mezclaban como iguales.

Al cabo de unos minutos la plataforma se paró y los dejó en un gran edificio con unas letras de llamativos colores que decían “Bienvenidos al Gobierno Central”.

Simón comenzó a interesarse por cuál era su destino, cada momento que pasaba estaba más intrigado al tiempo que despreocupado, no le asustaba nada todo aquello, pensaba que no podía ser malo conociendo lo poco que conocía sobre los Kiakai, además tenía plena confianza en Muón, para él era un buen tío.

Fuente

Fueron caminando por diversas estancias, todas ellas con recargadas y abstractas decoraciones, Simón no podía dejar de pararse, observar todo lo que veía y tocar lo que tenía ante sus ojos. Muón insistía repetidamente a Simón en que dejara de tocarlo todo y continuara. Finalmente entraron a una habitación en la que se podía observar una escena bastante variopinta, en ella se estaba produciendo una especie de orgía sexual, la cual estaba formada por cinco seres con aspecto humanoide.

Muón se paró y Simón también lo hizo un instante más tarde, éste observó con detenimiento y comenzó a quitarse la ropa.

¿Qué estás haciendo? – dijo Muón bastante escandalizado.
Pues no sé, me has traído aquí y pensé que era para que me uniera a ellos… yo me estaba preparando… ¿Me visto? – contestó Simón algo confundido.
Por supuesto, ponte la ropa, cállate y espera un momento.

Al cabo de unos minutos se escuchó un orgasmo generalizado, todos los seres allí presentes alcanzaron el clímax de forma sincronizada, se vio un fuerte destello luminoso y todos desaparecieron excepto uno. Éste se percató de que lo esperaban, se puso su estridente ropa, se acercó a Muón Y Simón y dijo…