GRACIAS POR SU DONACIÓN (Capítulo 16: Jaime).
Cogió sus zapatillas deportivas, se las puso y salió a correr por la playa, era muy temprano y no había apenas nadie en las calles. El día aun estaba oscuro y mientras corría contemplaba la salida del Sol sobre el mar.
Ese era uno de sus momentos más emocionantes del día, se olvidaba durante algo más de una hora de su estresante vida, del bullicio al que la sociedad lo había sometido, de su infernal trabajo y de un sinfín de cosas más que rondaban por su cabeza.
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El agua estaba en calma, prácticamente plana y mientras avanzaba pensó que necesitaba algo, que sentía un gran vacío en su interior, se creía una persona afortunada pero había algo por lo que no se sentía totalmente realizado, quizás había llegado el momento de buscar ese “algo” especial.
Llevaba un buen rato corriendo cuando, en el horizonte, pudo ver una estrella fugaz. Le gustó poder contemplarla, pensó que ese día estaba empezando verdaderamente bien, era un lujo poder correr por la playa contemplando esas hermosas vistas.
Su respiración se fue acelerando, el sudor ya era visible en todo su fibroso cuerpo y comenzaba a notar el cansancio. Miró de nuevo hacia el cielo y allí había otra estrella fugaz, le pareció raro ya que la noche prácticamente había llegado a su fin, además eso no era lo único raro, la estrella no desaparecía del cielo, de hecho cada vez la veía de un tamaño mayor…
Pasados unos segundos ya estaba totalmente seguro de que no se trataba de una estrella fugaz y si lo era no parecía muy fugaz, continuó corriendo y aquella luz comenzó a seguirle, así que decidió correr más rápido y desviar su rumbo, abandonando la playa. Volvió a mirar hacia atrás y ahí estaba de nuevo, definitivamente aquella cosa lo estaba siguiendo.
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De nuevo aumentó su ritmo de carrera y comenzó a callejear de camino hasta su casa, pensó que sería un dron y que si se daba prisa podría despistarlo, se lo tomó como parte de su ejercicio diario. Se fue metiendo por callejones estrechos hasta que llegó a su edificio, una vez allí entró en su portal y miró hacia fuera medio escondido detrás de unas plantas. No pudo ver nada, había conseguido despistarlo.
Respiró aliviado y subió a su casa corriendo por las escaleras. Estaba acalorado de tanto correr, llegó a su piso, abrió las ventanas del salón para que entrara algo de aire y se sentó un momento en el sofá a beber agua. En ese mismo instante, lo que él pensaba que era un dron, entró por su ventana, Jaime lo miró sorprendido, no se lo podía creer, era imposible que pudiera haber llegado hasta ahí.
- ¿Qué quieres de mí? ¡DÉJAME VIVIR!!!!
El pequeño objeto se posó sobre su mesa y dejó de emitir luz, Jaime lo miró y se dio cuenta de que no podía ser un dron, lo cogió cuidadosamente con la ayuda de un trapo por si estaba caliente. Al cabo de unos segundos soltó el trapo y lo cogió entre sus manos, fue en ese instante cuando su percepción acerca del objeto cambió por completo. Dejó de verlo como una amenaza hacia él, se relajó y comenzó a tocarlo con ganas, sintiéndolo en sus manos de forma intensa e hipnótica.
Mientras lo sostenía, una intensa luz apareció procedente del pequeño objeto, ésta llegó a inundar toda la habitación y de repente junto a él apareció una corpulenta mujer.
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Jaime la miró algo sorprendido y contrariado, no sabía qué era lo que allí estaba sucediendo. La mujer, que iba vestida con escasa ropa, se puso de pie justo delante de él y le dio una patada en lo huevos. Jaime cayó al suelo retorciéndose de dolor, pero al mismo tiempo, sintiendo un gran placer.
A continuación se quitó la poca ropa que llevaba y se agachó junto a Jaime, ésta continuó pegándole en los testículos cada vez de forma más intensa pero, lo más extraño era que parecía gustarle, de repente llegó su erección.
Comenzó a masturbarse mientras lo continuaban castigando con extrema dureza, nunca se le había pasado por la cabeza que el ballbusting fuera algo que pudiera llegar a excitarlo y menos aún que fuera a practicarlo con una desconocida.
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Los golpes eran cada vez más intensos al tiempo que crecía su excitación, la mujer se acercó más a él y comenzó a darle puñetazos sobre su pene y sus testículos. Su eyaculación estaba cada vez más próxima, en ese momento cogió el pene de Jaime y lo introdujo en su boca mientras apretaba con fuerza los genitales con sus grandes manos. Jaime eyaculó en la boca de la desconocida y cayó al suelo medio inconsciente, víctima del dolor y del placer.
Segundos más tarde se volvió a ver una fuerte luz y se escuchó una voz que decía:
- Ciudadano de la Tierra, gracias por su donación, hemos intentado satisfacer todas sus fantasías sexuales, su colaboración será de mucha utilidad para el futuro de nuestro planeta, esperamos que haya disfrutado plenamente.
El pequeño objeto que Jaime pensó que era un dron se elevó y salió volando por la ventana a gran velocidad.
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Jaime despertó poco después, se sentía satisfecho y realizado, ese vacío que antes notaba en su interior y que no sabía a qué se debía desapareció totalmente. Ahora era una persona mejor, más completa y equilibrada.
Se duchó, se vistió y se fue a trabajar sin pensar en nada de lo que había pasado, sin buscarle una explicación coherente a todo aquello y con una gran satisfacción por sentirse la persona más afortunada del planeta.
Para leer más:
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capitulo 14
Capítulo 15