Pag. 32 - 📚 Extranjero en mi propio país. (Literatura/relato) 📖

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Los pecados son un tema interesante e incesante en mi curiosidad que me obliga a ahondar dentro de ellos. La gula es un hambre desenfrenada que después de satisfecho tu mente quiere más, comiendo más de la cuenta el placer se doblega a dolor. Tu cuerpo se enferma y no se sacia con las cantidades exactas, es como la droga te haces adicto a comer, sin medida, sin hábitos, sin horario. Esto interpreto que es un vació del alma transmutado a tu cuerpo y mente. Pero termina por involucrar tu cuerpo, se hace dependiente de alimentarse sin límite, es la razón que maneja el control es el responsable que coloca el freno de mano. Al irse sin control alguno quedas a la deriva de tus impulsos primitivos.

En cambio, la envidia, es parte de un mecanismo de defensa del ser humano a no quedar olvidado, la individualidad predomina queriéndose hacer notar, ¡Hey aquí estoy! ¡Presente! No me ignoren, somos una manada no me excluyan soy igual a ustedes, soy igual, somos iguales por ser únicos. Eso significa que entre esa igualdad quien sobrepase esa línea, diferenciándose en un sentido que te opaque, creando sombra, apartándote, temes por dentro quedar excluido. En seguida se activa esa fuerza destructora llamada “envidia”, no es mala, tampoco es buena, es dependiendo de cómo lo asumas tú. Esa energía es una ventaja que los exitosos aprovechan, en vez de sentirte minusválido, brilla, no dejes que la oscuridad te consuma, se la luz, se un sol, renace con voluntad, no te rindas ante los aspectos negativos, si sigues vivo estás a tiempo para gritar ¡aquí existo! Al final de cuenta eres tú quien decide ser malo o bueno.

Ahora mi pecado favorito, es el de la codicia. En un anime llamado Full Metal Alchemist brotherhood, había un homúnculo un ser creado artificialmente como un ser humano, en la trayectoria de la historia, trabaja junto al protagonista, luchando codo a codo a su lado. A pesar de ser una especie de demonio, la amistad que sentía por los héroes, lo domino por completo a tal punto arriesgarse con adrenalina, sacrifico su vida en un ataque kamikasi por salvarlos. Con una sonrisa en la cara, estoy escribiendo estas palabras y quieren brotar lágrimas de mis ojos aquella escena quedo en el repertorio de lo épico. Magnifico, el punto de recordar aquellas escenas nostálgicas, es porque la codicia es mental, causado quizás por el vació interior, el alma de nuevo enferma, pero es una enfermedad manejable, en todo se saca ventaja dependiendo en como manejes tu inteligencia. En la guerra y el amor todo se vale, en el ámbito del poder como en póker según el manejo de tu habilidad, inteligencia y suerte. Por cierto, todos tenemos suerte. A diferencia de la gula no te haces dependiente de algo que ingieres, deseas material en exceso, pero si influencias esa codicia en cosas positivas como en el amor, amistad, futuro, prosperidad.

El no conformarse con lo poco, en quererlo todo. Pero ¿Qué es todo? Un futuro, evolución, unión, alegría, calidad de vida, en vez de someterte a los limites, combatir por extenderlo sin tener que acudir a la malicia, la ambición ser tan inmensa que rendirte ante lo negativo sería rendirte, la mediocridad no es para ti, deseas todo o todo. Guerrear por salir airoso con optimismo, ganar-ganar, materializar el mundo utópico en el plano real. ¿Entienden? No quedarse quieto aceptando la voluntad de los terceros, tú mismo ser parte del universo que ejerce con ímpetu con sus leyes. No limitarte, extender. Esa es tu ambición, vivir y morir por aumentar la capacidad. En vez de un pecado diría un don. Se puede ver como una nueva filosofía. Codiciar un futuro repleto de abundancia para todos, disfrutar del jardín del edén en soledad es aburrido, es mejor en comunidad, en manadas, en familia, ¡en amistad!

La soberbia es otro pecado mental, crearte un personaje y una escenografía, es como ir al teatro y creer que ese es el mundo real, es irónico. Tomarte en serio el papel de algo inventado por la imaginación, debatir la verdadera realidad o verdades absoluta es complejo, sin complicarnos una respuesta certera es comparar y experimentar. Comparar entre una obra de teatro y la vida real. Lo que consideramos real, la obra de teatro es limitativo en un mundo más pequeño. En la realidad retamos los limites, no nos hemos definido por completo, los defectos o fortalezas no están del todo dictaminados, a diferencia de la actuación hay un espacio que no puedes sobrepasar. Aquí en el tiempo presente puedes reconstruirte, con cosas fuera de la capacidad o muy lejos para ser modificados, entre otras características transformables. El teatro como los juegos de realidad virtual, de consola o máquina de escritorio: Crean realidades alternativas, pero con la que naciste, la que vives a diario, se puede considerar igual que un juego de relevancia entre las demás. Aquí tienes una vida…

“La muerte va tan segura de ganar, que de ventaja te da una vida”

Saber diferencia los puntos finales. Separar lo ficticio e identificar lo más real. Viene la parte de experimentar. Abraza a alguien que quieras, ríete de un chiste o llora con ganas, durante estas pruebas sabrás que a través de ellos sentirás más allá de lo habitual. Cálido, satisfecho, feliz en plenitud. Los estados de divinidad se escapan de los 5 sentidos. Al experimentarlo pondrás en duda ¿Qué es la realidad? La soberbia disfraza, engaña y limita. Sientes que eres infinito, no digo que perfecto como un Dios, pero un ser humano es un semidios que es capaz de hacer posible lo imposible a pesar de los defectos. Humano, un misterio todavía por descubrir.

La ira. Es un mal destructivo, de hecho, me ha costado mucho reponerme de su poder, en el día de hoy aún sigo pagando las consecuencias de haberme dejado dominar, derrumba, es una embestida imparable, resistirse es difícil, rendirse es tentador. Las energías negativas pueden utilizarse en situaciones a nuestro favor, aprovechar esa indómita fuerza en pro de tus objetivos, si la controlas, exacerba tu carácter, dominarte te hace dominante de la situación. A veces necesitamos un empujoncito, un ataque de rabia es un golpe de suerte al aprender el arte del poder. Hay momentos en que el sueño me apaga las energías, quedo descargado, mis ganas sofocadas, cuando algo inevitable del exterior me altera los nervios. Nace sin aviso una energía dominante ansiosa de expulsarse, por sed de verdad, de justicia, al no sentirme a gusto, por inconformidad de lo correcto e incorrecto. Un abuso, una amenaza, que me subestimen, inquietudes que demandan distancia y respeto, cualquier razón es detonante valido de la furia. Ser paciente, desahogarlo por otro medio, hay quienes dominan su personaje de tal forma que tales emociones son herramientas clave a sus victorias. Aprendí a las malas lamentablemente, cosa que ¿por qué arrepentirme? De hecho, el sufrimiento que me gane sirve para mi futuro. Repito todo es válido en la guerra, en el amor y el poder. Es cuestión de astucia, inteligencia, estrategia, pensar antes de actuar y hablar. Callar, hablar y actuar por la razón y no los impulsos caprichosos del corazón.

En mis momentos de vació, sin inspiración, cansancio. Aparece un furtivo desenlace que me afecta, renace un ave fénix de fuego en mi alma, de repente desaparece la ausencia de emotividad, aumentando sin filtro ni fin. Es tanto que se desborda, causando peleas, disgustos, forcejeos, autodestrucción. Sea mental, física, la salud se deteriora, el alma, el karma, el peso del descontrol, el caos que se libera, es un mal de 7 plagas con 7 cajas de pandoras. O existe otro camino de bendición y regocijo, no es fácil, pero así de fácil pierdes todo. Una vez ganado la dificultad de tu logro, según qué tan difícil es, es un aprendizaje difícil de olvidar. ¿Qué más poderoso que el conocimiento? Conquístate y conquistarás.

La pereza. Mmm, diría que un espantoso pecado, es preferible pecar por actuar, que quedarse sin hacer nada. El mundo no hace nada ante las injusticias volviéndolos cómplices. Atrapados por la muerte en vida, otorgan su poder al azar del destino. Qué triste es alguien sin vitalidad, como un zombie, encarcelado por su aburrimiento, abatido en su pensamiento que sin duda alguna también carece de fuerza. ¿Quién es peor? ¿Quién actúa deliberadamente por su egoísmo con su actuar activo? O ¿Quién se adormece, ignorando su rol de vida permitiendo que el mundo arda? Ambos. El primero es un fomentador y destructor de las energías negativas, el segundo un parasito en potencia. Pereza por ser una herramienta útil, prefieres ser un succionador de energías. Seguro exagero, a veces permitimos que se aprovechen de nosotros. Es el pecado menos mortífero, pero lentamente si lo alimentamos es tan destructivo como los otros 6. No es sencillo salir del hábito de la pereza. Los hábitos no se quitan, se cambian. Ser proactivo, productivo, un ser activo contrario al susodicho pecado, se gana practicando a diario. Por lo tanto, el peor enemigo somos nosotros mismos, la competencia mayor somos nosotros. Vencer la calamidad que nos atemoriza, es trabajo personal de cada quien. No hay excusas, ni justificación valida.

Evitar ser un parasito y extirpar quienes intenten serlo en tu círculo social, en tu alrededor, cerca de ti, evítalos. Rodéate de personas emprendedoras, optimistas y alegres como lo eres tú. Si no queda de otra que caminar solo, atrévete a ser un león y no una oveja parasitaria.

El pecado de la lujuria. ¿deje lo mejor para lo último? Es el más dominante, porque su poder es tan grande que la capacidad de devastación es admirable, en poco tiempo nos empobrece, enloquece, nos socava al fondo, dejando francos abiertos y vulnerables, cegándote como las drogas más potentes, te induce a doblegarte, esclavizarte como con el tema del dinero. Consentir tus emociones primitivas te animalizan más. Perdiendo el sentido ético, moral, poético al enfermar tus sentidos en relacionar todo con el morbo, no puedes pensar más allá del deseo sexual, enlazar las cosas con el placer, deformas la realidad con tu fantasía, el amor muere, lo emocional, lo sentimental, lo incorpóreo, por esa hambre de sexo, no. He escrito sobre el tema del sexo, ahí reside una de las energías más poderosas del mundo, he leído que incluso más poderosa que el resto. O sea que, si ahorramos, invertimos y entrenamos la energía sexual, se conquista el éxito, dominarte, el autocontrol, el afrodisiaco ser. Aquí entre nosotros, he puesto en práctica este experimento, entre en abstinencia, sin masturbación, he cumplido un record de dos meses. Junto a dominar los otros 6 pecados, enfocar todo en mis proyectos. Ha estado funcionando, más la lectura y el ejercicio diario. Me siento una nueva persona, que si vale la pena, que si piensa en su futuro, trabaja por ello.

A la hora de fornicar, debo escoger una mujer adecuada, una pareja que entrene conmigo por ejemplo el sexo tántrico. No solo ser animales por un lapso de tiempo corto, eso es insulso, sin sabor, insípido. Es mejor saborear el fruto del pecado, que sume mi vitalidad y no me succionen como un simple pedazo de carne. Es aún más poderoso uniéndolo con otras energías, el amor, por ejemplo. Hacer el amor debe ser la gloria. Grandes hombres exitosos de la historia gracias a la energía femenina han logrado dominar sus objetivos, a su vez desperdiciado, perdido y destruido todo por el mísero placer carnal. Tanto como beneficia es nocivo, por ello delimitar fronteras de hasta qué punto llegar, el libertinaje desploma. Ejerce con libertad, autoridad e inteligencia. Es mejor una que miles. Es mejor una que le puedas hacer miles de cosas. A que saltar de flor en flor, aunque no soy muy diestro en el tema sexual, tal vez a algunos hombres le funcione, el éxito lo consigan a través de relaciones efímeras basadas solo en placer. ¿Quién sabe? El ser humano es tan complejo su forma de funcionar.

En cambio, yo, he decido ser fiel conmigo mismo y quien logre establecerse en mi corazoncillo.

El amor es un acto de rebeldía que seduce a la razón, se inteligente enamorándote de la mentalidad y no de las emociones caprichosas infantiles, un amor maduro es el que perdura, déjale el drama exagerado a lo infantil sin dejar de amar como un joven repleto de apasionada locura.