Ilustraciones de @maelichb, editados por mí en App collage.

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Ilustraciones de @maelichb, editados por mí en App collage.Visita el capítulo; No son buenos los secretos en la familia.

Ahora.

¿Salimos?

Sofía está tirada en su habitación viendo la foto donde aparecen su madre, ella y sus hermanos, pues su hermano menor está dentro de la barriga. Es la unica foto que hay de ellos en toda la casa, y la conserva como un gran tesoro.

Recuerda lo que le dijo su papá, se revuelve en la cama y agarra el celular para realizar una llamada.

Ilustración de @maelichb

—Hola, ¿cómo estás? ¿Nos podemos ver?— dice Sofía algo nerviosa.

—Hola nena, no creo que eso sea conveniente— responde su interlocutor, con una voz varonil

—Es que quiero distraerme un rato y hablar— dice Sofía, pero al terminar esa frase, cuelga sin esperar respuesta o decir más nada.

Y se vuelca boca arriba suspirando, agarra la fotografía y la abraza, su cel empieza a sonar y dice, ella lo ignora y aún mientras abraza la fotografía dice en voz suave —Ay, Mami, te amo, pero papá..— interrumpe al reconocer el nro, el cual no está registrado.

—Hola— es la única frase que dice Sofi.

—¿Te puedo pasar buscando a una cuadra de tu casa?— dice el interlocutor.

—Sí, claro, ¿En cuanto tiempo?— pregunta Sofi.

—Ya voy en camino nena, nos vemos allí—

—Sii, esta bien — responde Sofía con tono de niña y más entusiasmada.

Fin de la llamada.

Salida a hurtadillas

Pasan aproximadamente 15 minutos, es bastante tarde, supone que todos en su casa duermen, menos su hermano Miguel, que no está, así que ella se dispone a salir en hurtadillas.

—Sofi, mi amor, sí te quitas los tacones harías menos ruido— dice Alicia, quien está sentada en una silla viendo a la distancia el jardín de afuera y la luna que dibuja una linda sonrisa.

—Abu, yo... Voy a salir a dar una vuelta por aquí mismo— dice Sofi con una sonrisa y sorprendida, la habían descubierto.

—Vaya mi niña, relájese y mucho cuidado con las mordidas de lobo, son marcas muy feas— dice Alicia y abraza a Sofía, tras levantarse y acercarse a ella, le da un beso. —Le voy a decir a el chófer que te acompañe a dónde siempre.—

—Gracias abu— responde Sofi aún abrazada ella, cuando se sueltan Sofi sale a esperar afuera y Alicia va en dirección a la habitación al intercomunicador del personal de seguridad.

Sofía sale de la casa, con el chófer, caminando a una cuadra de su casa, ya estaba allí un auto negro con vidrios ahumados oscuros, esperando a Sofía, ella se despide del chófer, agradece y se monta en el auto.

Barajas, distracción y diversión.

Llegan a un restaurant, está cerrado al público, abierto exclusivamente para ellos.

Él le abre la puerta de carro de su lado, luego del lado de ella, y entran.

Es un restaurante chino, tiene bambúes decorando desde la entrada y toda la sala

Se sientan en el piso con la mesa redonda al frente, él se pone al frente de ella y empiezan a hablar. Durante el camino al restaurant, en el auto, no se habían dicho ni una sola palabra, más qué, «hola, y estoy bien»

—Toma, te gustará— él le entrega una cajita de color rojo, a Sofí.

Ella lo agarra, sonríe —gracias, estoy segura que sí— mientras abre la cajita, y ve dentro un lindo brazalete con pequeñas piedras de diamante. —¿Me ayudas a ponermelo?— pregunta Sofi.

Ilustración de @maelichb

—¿De verdad te gusta? O ¿es solo porque te lo he dado yo?— pregunta él sonriendo, y con un ojos entrecerrado, como con la sospecha de que en realidad solo lo acepta por ser él.

—Solo porque me lo has dado tú— detesto los diamantes, dice Sofía con desdén, pero al recordar quien lo estaba regalando, sonríe y acaricia el brazalete, como si de un perrito tratase.

—Muy contrario a tu madre...— dice él. Después de cortar una carcajada al ver la reacción de Sofía.

La cara de Sofía cambia al escuchar su madre, pero trata de disimular—Mejor no hablemos ni de mi madre, ni padre— dice Sofi sonríendo.

—Sí traje algo que se que te va gustar— dice él con una voz relajada, y cambiando el tema rápidamente, sin embargo no dejo de pensar que nuevamente ella era la causante de la tristeza de su inocente hija.

—A ver, ¿qué?— dice Sofi con curiosidad y un poco más animada, de verdad quería olvidar lo que le había dicho su padre.

—Barajas, ¡vamos a jugar!— coloca las barajas en la mesa.

Sofi suelta un carcajada

—Me dijiste que querías distraerte, y yo le agregué el divertirte, ¿lo estoy haciendo bien?— pregunta acercando su cara hacia ella

—Si, muy bien— Responde Sofía acercándose a él moviendo sus labios de forma sensual.

—No cambias— él sonríe y se echa hacía atrás, evitando cualquier contacto del cual pudiera arrepentirse luego. ¿Arrepentirse?. O más al cual obligaría a arrepentirse.

—Puede que haya cambiado un poco, ahora soy más segura y afortunada— dice Sofi con cara de victoria.

—Ah sí, entonces dejemos de hablar, iniciemos las apuestas, y veamos quién es más afortunado— dice él mientras barajea y las reparte.

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—Sin trampas— dice ella señalado con el dedo, que casi toca su cara. Y el juega a morder su dedo, pero sin tocarla —Sin mordidas, abu, siempre me dice que me cuide de las mordidas de lobos, cuando ando contigo— dice Sofi sonríendo.

—Tu abubruja, debes hacerle caso, pero basta de cháchara, y empieza a jugar— dice con cara de sobrado.

Se la pasan toda la noche jugando, entre bromas, comiendo la comida que le sirven, sonríendo y a las doce, se levantan para llevarla a su casa, ella ya lo conoce muy bien así que se levanta tras y él, sin poner objeción a quedarse un rato más.

¡Un beso!

—Déjame aquí, no pasará nada— dice Sofi, cuando llegan a la esquina cerca de su casa

—No, esta vez te dejaré en la puerta de tu casa— dice él, acariciándole la mejilla, mientras sonríe.

—Tal vez el chófer este esperándome, abu le dirá que vaya por mí— dice Sofi, entre segura y nerviosa de que alguien mas los viera al dejarla justo en su casa.

—Conociendo a la bruja de tu abuela, bruja de cariño, primero debe saber que te llevaré directo a casa, y segundo, seguro te esperará ella misma— dice con cara de resignación y seguridad, asintiendo con la cabeza al finalizar la frase.

Al llegar a la casa, Sofía agarra la manilla del carro, para salir.

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—Por favor espera— él se acerca a ella y le da un beso en la boca.

Sofía se queda sorprendida, y a la vez se derrite con ese beso, y le responde, luego se separan al escuchar que una persona desde afuera toca el vidrio.

—Vez, tu abubruja, te vino a rescatar de mis mordiscos, aún no se porque te dejo venir a mí— responde el mientras se separa lentamente de Sofía, saluda con la mano y sonríe. Recibe una mirada fría de respuesta y sería.

Sofía sonríe apenada, voltea y se baja del auto.

Él vuelve a saludar con la puerta del auto abierta.

—Buenas noches abubruja, gracias por los concejos para Sofí— dice él en voz alta.

Ella no responde y solo saluda con la mano.

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Sofi está detrás de ella abrazándola, luego las dos van dentro de la casa. El portón se cierra a las espaldas de ellas y el enciende su carro y se va.

Sofía va directo a su habitación, se asea y se tira a la cama y se queda dormida, recordando la noche, el juego y sobre todo el beso.