Historias de la puta cárcel. Capítulo nueve

torkot (65)in #spanish • 7 years ago

“Historias de la puta cárcel” pretende ser un relato de ficción con diferentes historias breves e interconectadas entre sí, que reflejan la vida de variopintos personajes en un Centro Penitenciario de España y las circunstancias delictivas que les ha llevado a su ingreso en prisión.

Gran parte de los personajes, lugares, situaciones y casos son reales, aunque maquillados con algunos elementos inventados y añadidos para dar mayor consistencia y uniformidad a los diferentes relatos, así como para mantener de la mejor manera posible la privacidad de las personas implicadas.

Capítulo nueve

Por aquel entonces se puso en marcha un plan de reforma integral del Centro que incluía obras en algunos de los módulos más deteriorados junto a la construcción de nuevos edificios que albergarían aulas de enseñanza en la que se impartirían cursos formativos de capacitación laboral. El exceso de trabajo supuso que los internos con destino en mantenimiento tuvieran que realizar numerosas horas extras que provocaron ciertas tensiones entre sus miembros.

La actitud caciquil de “el animal” propició algunos enfrentamientos con Matías, quien consideraba que se encontraba más capacitado y desempeñaba de manera más adecuada su cometido. Eran pequeños encontronazos que no fueron a mayores porque a Matías se le notaba contento y tenía su mente puesta en otros objetivos.

En el Centro existía un módulo de mujeres donde una cantidad moderada de presas cumplían su condena. Aunque no debía existir contacto entre hombres y mujeres, el desempeño de determinados trabajos, la asistencia a comunicaciones, diligencias judiciales y cursos formativos hacían necesaria la presencia de algunas de ellas en la zona de los hombres. Esto propiciaba cierto contacto entre unos y otros y los consecuentes coqueteos y flirteos. La facilidad de Matías para moverse casi con total libertad por el Centro hizo que se fijase en una de estas internas que trabajaba en el departamento de lavandería.

Los internos del Centro tienen la posibilidad de utilizar gratuitamente este servicio de lavandería mediante la entrega semanal de la ropa que quieren que se les lave. Un grupo de internas desempeñan esa labor de forma remunerada en un departamento habilitado para tal efecto que se encuentra provisto de la maquinaria industrial necesaria. Ese servicio de lavado se puede complementar con el lavado particular que cada uno puede hacer en sus celdas adquiriendo detergente en los economatos del módulo o también entregando sus pertenencias a sus familiares durante las comunicaciones vis a vis.

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Matías y Jenny decidieron intercambiarse nombres y números de celda con la intención de cartearse. En un mundo digitalizado donde ya casi nadie envía cartas escritas en papel, las prisiones son uno de los pocos reductos donde la correspondencia clásica sobrevive. Y en ese ámbito, el carteo interno entre presos y presas es muy habitual y supone el paso previo para que la pareja decida solicitar comunicar semanalmente por locutorios, iniciando así una relación sentimental, que en el caso de consolidarse, acaba en el disfrute de comunicaciones íntimas vis a vis.

Matías también seguía manteniendo muy buena relación con Freddy, quien se había adaptado perfectamente a su nueva vida y afrontaba con ilusión su relación con María; de hecho ambos planearon casarse y Freddy inició los trámites para que el Director autorizase la boda; en estos casos existía un procedimiento administrativo para que la misma pudiera realizarse en el propio Centro Penitenciario, el cual disponía de una capilla y un sacerdote adscrito a la misma.

Sin embargo Freddy tenía un problema importante; seguía manifestando un carácter bastante especial y quería las cosas demasiado deprisa. A pesar de que los miembros del Equipo Técnico le manifestaban que su actitud era positiva y que iba por el buen camino, Freddy consideraba que tenía que conseguirlo todo rápidamente; Freddy quería obtener de inmediato permisos de salida y que le solicitaran un tercer grado penitenciario; a menudo olvidaba su gravísimo historial pasado y que tenía que ganarse poco a poco y con paciencia cualquier beneficio próximo.

Por su parte a Manuel le ofrecieron la posibilidad de desempeñar un destino como ordenanza en el módulo de Enfermería. Su misión sería similar a la que tienen ordenanzas o auxiliares que puedan existir en cualquier ambulatorio o centro de salud exterior, colaborando con cualquier cometido que los médicos y personal sanitario le indiquen; desde hacer fotocopias, trasladar cajas de medicamentos, organizar las listas de las visitas… Su sueldo sería pequeño por ser un trabajo con escasa cualificación, pero le mantendría ocupado y alejado de malas influencias en el patio del módulo.

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Dentro de la pequeña ciudad que representa un Centro Penitenciario, la Enfermería representa un aspecto clave y básico para su buen funcionamiento. Consta de unas buenas instalaciones con suficiente personal médico para soportar la atención básica de los internos existentes en el Centro. Solo para casos de extremada urgencia o para atención de especialistas, se hace uso de los hospitales externos.

También es un punto conflictivo debido a que la situación sanitaria de un elevado números de presos no es en absoluto la más óptima; numerosos casos de toxicomanía, sida y enfermedades infecto contagiosas, entre otras muchas y diversas, deben ser tratadas de la mejor manera posible, teniendo en cuenta que la mayoría de las visitas son muy malos pacientes. El gasto monetario que supone para la Administración Central el mantenimiento de las prisiones es elevadísimo, y sobre todo el gasto médico, supone la mayor partida económica de todas.

En ese entorno delicado era donde Manuel, una persona predispuesta al trabajo pero con escasas habilidades sociales, debía desempeñar su trabajo.

Continuará.

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