Mitología Griega Vol. 9 - Belerofonte, el Orgulloso

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   ¡Saludos guerreros de Ares y cazadoras de Artemisa! 

   ¿Cómo se sentirían si sus historias y hazañas resonaran hasta llegar a los oídos del mismo Olimpo, si su fama fueran tan grande que a cualquier ciudad dónde fueran festejaran por días a su nombre, disfrutar de los mejores placeres y las más deliciosas comidas? 

   ¡Sé que yo estaría hinchado de orgullo, y deseoso porque los dioses vieran en el guerrero que me he convertido!  

   Hace tiempo existió un héroe así. ¡Así es! Hoy relataremos la primera historia de un héroe.  

   Fue valiente, astuto y de mucho coraje. Fue conocido como Belerofonte, sin embargo al nacer fue bautizado con el nombre de Hipónoo. Fue hijo del rey Glauco y la reina Eurínome, gobernantes de Corinto. Pero la reina ocultaba un secreto, hermanos y hermanas, el verdadero padre de Belerofonte fue el dios de mar, Poseidón, se aseguró de que nadie lo supiera.  

   Llevó una vida plena y bastante normal. Hasta que sucedió algo terrible. Él y su hermano, Belero, estaban haciendo una partida de caza. Y accidentalmente una de las flechas que Belerofonte disparó, le dio a su hermano, matándolo.  

   Tras del trágico accidente, abandonó el reino de Corinto y adquirió el nombre de: Belerofonte, que significaba “Asesino de Belero”. Se dirigió a Tirinto, donde se presentó al servicio del rey Preto, buscando purificarse. El rey lo recibió con amabilidad y ayudó al joven héroe con su suplica. La esposa de Preto, Estenebea, quedó fascinada con el nuevo invitado, algunos dirían que se enamoró de él. En una ocasión que lo encontró solo, intentó seducirlo, sin embargo, Belerofonte se negó. ¡La reina se sintió ofendida! Así que lo acusó con su marido, por haberla intentado violar.  

   Como era de esperarse, Preto enfureció, quiso dar muerte al joven héroe, pero él era un invitado y no podía faltar a las sagradas leyes de la hospitalidad, no podía matarlo. Por lo tanto, fue enviado a llevar una carta al rey de Licia, Yóbates, quien era el suegro de Preto. La carta decía específicamente que se le diera muerte a su portador por intentar violar a su hija, Belerofonte desconocía las maliciosas intenciones por lo que aceptó su tarea, confiado.  

   Al llegar a Licia, ¡fue recibido como un invitado de honor! Él y el rey comieron y festejaron juntos ¡por nueves días! Pero la felicidad no duro más, cuando llegó el momento de abrir la carta, Yóbates estalló de cólera, pero matar a quien intentó violar a su hija de forma tan rápida y humana sería ser piadoso. Por lo tanto, le encomendó una tarea digna de un héroe. Debía matar a la Quimera. ¡Era algo imposible para un mortal, esta se lo comería vivo! 

   Nuestro héroe aceptó la encomienda, pero buscó consejo en el adivino de la ciudad, Poliido. Este vio en Belerofonte su sangre divina, por lo que también vio que la bendición de los dioses lo acompañaría en su viaje. Le dijo al joven que la única manera de derrotar a la Quimera, sería montado en Pegaso, y que lo encontraría en el monte Helicón.  

   El semidiós emprendió entonces su viaje, pero al llegar a su destino Pegaso no estaba. Perdido y sin saber a dónde ir, recibió una visita en sus sueños. Atenea, diosa de la sabiduría, le dijo que debía ir a la fuente Pirene, ahí encontraría un regalo que su padre, Poseidón, le dejaría para tener éxito en su misión. Al despertar el joven Belerofonte tenía una brida de oro en su mano.  Su nuevo destino implicaba volver a Corinto, su antiguo hogar, ¡y lo hizo sin remordimientos! Al llegar a la fuente sus ojos no podían creer lo que habían encontrado. Bebiendo del agua ahí estaba, un gran caballo blanco alado, ¡Pegaso! Con la brida de oro que le fue otorgada, fue capaz de domar al salvaje animal, y así ¡regresó a Licia para dar muerte a la Quimera! 

  

Belerofonte monta a Pegaso  

   La bestia aterrorizaba los campos de Licia, devorando rebaños enteros de ganado y matando a todo aquel que se atreviera a retarla. Al aproximarse a toda velocidad con su alado corcel, el semidiós visualizó al monstruo ¡Quedó estupefacto al ver a la criatura! Hija del Padre de los Monstruos, Tifón y la monstruosa ninfa, Equidna. La Quimera era un ser con cabeza y cuerpo de león, de su lomo brotaba una cabeza de cabra, y su cola… ¡su cola era una escamosa serpiente, y de sus enormes colmillos escurría veneno! 

  

La Quimera   

   ¿Algo más? ¡Oh sí! De sus fauces exhalaba abrazadoras llamas.  

   El monstruo captó el olor de Belerofonte, la cabeza de león lo miró con sus brillantes ojos y le mostró sus enormes colmillos. Cada vez que nuestro héroe intentaba acercarse esta lo alejaba escupiendo fuego, ¡y la cola de serpiente casi lo mordió más de una vez! El semidiós debía guardar distancia, por lo que desde lo alto, disparó flechas a la Quimera. Cuando estás se le acabaron, tuvo que optar por la decisión más estúpida…, atacar directamente.  ¡Sobrevoló a la Quimera y saltó! 

  

Batalla contra la Quimera   

   Tuvo que esquivar mordiscos, zarpazos y llamaradas. De no ser porque poseía sangre divina no hubiera sido rival para la bestia. Decenas de flechas incrustadas en su cuerpo la hacían sangrar pero eso no parecía pararla. Pegaso lo ayudaba dando algunas patadas desde el aire. En un momento, la hija de Tifón se preparó para lanzar fuego, fue entonces cuando Belerofonte vio su oportunidad e ¡incrustó su lanza dentro de la boca de la bestia! Desesperada y herida intentó quemar al semidiós, pero el calor de las llamas sólo provocó que la punta de la lanza se derritiera dentro de su boca, obstruyendo sus vías respiratorias, asfixiándose.  

   ¡La Quimera murió! ¡Belerofonte triunfó! 

   Sin embargo, Yóbates se negó a creerle y darle reconocimiento, aún lo quería muerto. Por lo tanto lo envió a pelear contra las Amazonas, quienes se preparaban para invadir su reino. ¡Sin duda el héroe hallaría la muerte a manos de las mujeres guerreras! pero también salió victorioso, ¡las amazonas se retiraron! 

   Luego de esto ya las grandes hazañas del héroe eran evidentes para todo el mundo. Por toda Grecia sus historias se contaron. Fue enviado contra un pirata, se enfrentó él sólo a sus hombres en su palacio, los venció invocando a Poseidón e inundando el lugar.  

   ¿Acaso habría algo que pudiera pararlo? Puede que sí.

   Su orgullo creció tanto, que se sintió digno de estar entre los inmortales. Por lo que a lomos de Pegaso, voló hacia el Monte Olimpo.  Este acto enfureció a Zeus, y castigaría esta osadía. Envió a un insecto para que picara al caballo alado. El caballo se descontroló y comenzó a agitarse, ocasionando la caída de Belerofonte… al pasar esto Pegaso ya no respondía por él, por lo que no lo ayudó.   

   Hay dos versiones para lo que pasó después, una dice que murió a consecuencia de la caía. La segunda, y más cruel, cuenta que quedó lisiado, en un páramo desolado. Y vago por el mundo recordando sus días de gloria, hasta el día de su muerte.  

   Las historias no siempre tienen finales felices para los héroes. Menos si desafían la voluntad de los dioses. Es otro ejemplo de lo cruel que fue esta mitología.  

   ¡Ya saben! Siéntanse orgullosos de sus victorias, celébrenlas. ¡Pero no dejen que estas nublen su visión! Manténganse humildes.  

   ¡Los veré la próxima vez que vean a Pegaso en las estrellas!

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Fuentes:

Belerofonte

El Mito de Belerofonte

El Héroe Orgulloso

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Volúmenes anteriores:

Vol. 1 - El Cielo y la Tierra

Vol. 2 - La Edad Dorada

Vol. 3 - ¡La Titanomaquia!

Vol. 4 - El Amigo de los Mortales

Vol. 5. - La Nueva Generación

Vol. 6 - El Padre de los Monstruos

Vol. 7 - Narciso y Eco

Vol. 8 - ¡Las Amazonas!