Mitología Griega Vol. 7 - Narciso y Eco
¡Saludos guerreros de Ares y cazadoras de Artemisa!
Espero estén disfrutando de la excursión que hoy han organizado. Nada como pasar un día en la naturaleza para poder respirar algo de aire puro, y sentirte en contacto con la hermosa vida que la madre Gea trajo a nosotros.
Recuerden, si ven alguna ninfa, y esto va para mis hermanos, no se dejen engañar por su actitud coqueta. ¡No querrán quedar en ridículo frente a un grupo de ninfas! ¡Son peores que unas adolescentes espartanas!
Pero es no es la razón por la que los he reunido aquí en este estanque. Este en particular tiene una historia…, una de amor ¡Así es! No todo puede ser guerras y disputas familiares, el amor también formó parte de la Mitología Griega. Y todo comienza… con una joven y hermosa ninfa.
¡Repartan el pan!
El nombre que esta ninfa fue Eco, y era una oréade, es decir, una ninfa de montaña. Criada por otras ninfas y por las Musas.
Eco estaba en encantada con su propia voz, después de todo era hermosa, la envidia de sus hermanas ninfas. Agreguen eso al hecho de que poseía una elocuencia y un manejo de las palabras tan espectacular, que podía competir contra Hermes… Pero la hermosa ninfa decidió usar este don de forma incorrecta, y con la diosa equivocada.
Ya les he contado sobre las numerosas amantes que Zeus tuvo en su matrimonio con Hera. Pues, resulta que Eco era quien hacía el favor al rey de los dioses de distraer a su esposa con conversaciones amenas.
¡La diosa estalló en cólera cuando se enteró del escándalo!
Y fue la pobre Eco pagó el precio. Hera le arrebató lo que más ella amaba, su esencia, su hermosa voz. Lo peor del castigo es que no la dejó muda, sino que estaría obligada a solamente repetir la última palabra que le fuera dicha. ¿Pueden imaginarse tal destino? ¡Otro ejemplo de lo que pasa cuando intentas burlas a los dioses! Fue un cruel destino, la ninfa rompió todo contacto con los mortales y la sociedad, sólo estaba en compañía de la naturaleza y los animales.
Sin embargo…esto no le impidió enamorarse.
Narciso fue un joven pastor, hijo de una ninfa y un dios de río, de cabello rubio y ojos verdes. Se cuenta que el muchacho era sumamente hermoso, ¡las doncellas enloquecían por é! Y el joven menudo arrogante las rechazaba a todas, le rompía sus corazones sin ninguna muestra de sentimientos. La pobre Eco fue una víctima de su belleza.
Todos los días seguía a Narciso por el bosque, sin que este se diera cuenta, aunque era cuestión de tiempo para que la ninfa cometiera un error. Pisó una rama y el pastor se sobresaltó, varias veces preguntó quién estaba entre los arbustos, ¡le exigía mostrarse! Pero la única respuesta que tenía era de una voz que repetía lo que decía.
Finalmente Eco se dejó ver, con una expresión tímida y el rostro rojo de vergüenza. Les dijo a los animales que le dijeran lo que sentía por él… El muy arrogante respondió con carcajadas ¡rechazó a la bella ninfa! Eco huyó del lugar llorando.
Fueron tantos los corazones rotos a consecuencia de Narciso, pero Eco fue el acto más cruel y desconsiderado del joven…así que una diosa decidió tomar la situación en sus manos.
¡Némesis, hermanos y hermanas! Diosa de la venganza, la justicia y el equilibrio. Según cuentan era hija de Nix, diosa de la noche y Érebo, dios de la oscuridad. Némesis se encargaba de mantener el equilibro, evitando el exceso de fortuna, y manteniendo a raya la desobediencia, además de encargar de aquellos cuya insolencia molestaba a los dioses.
El castigo que esta dio a Narciso, fue el de enamorarse de sí mismo. Lo único que debía hacer, era mirarse. Y así fue, hermanos y hermanas. Un día, el joven pastor camino junto a este mismo estanque en el que estamos reunidos, y miró detalladamente su reflejo.
¡Quedó fascinado! No podía creer que, hasta ese momento, no se hubiera dado cuenta de cuan hermoso era. El castigo se cumplió, Narciso se enamoró… ¡no! ¡Se obsesionó con su reflejo! No había nada que pudiera alejarlo de este estanque, e incluso se iba a atrever a matar a cualquiera que intentara arrebatarlo de ese lugar. Entonces, ahí se quedó el pastor… Cuentan que murió ahogado al caer en el estanque, otros dicen que, al no poder tenerse a sí mismo, Narciso se suicidó.
Hoy en día su alma sigue en el inframundo, mirando su reflejo en el río Estigia por toda la eternidad.
¿Y qué fue lo que pasó con la bella Eco?
Devastada por el rechazo de su amado, Eco abrazó la total soledad. Se escondió en una oscura cueva, donde permaneció aislada, sin comer ni beber, hasta finalmente desvanecerse…quedando solamente su voz, aún condenada a repetir lo que le fuera dicho.
¿Qué había dicho que esta era una historia de amor? ¡Lo es! Pero esto es Mitología Griega, mis hermosas cazadoras, pocas veces el amor tuvo finales felices.
¡Miren la hora! La noche no debe caer sobre nosotros en este bosque, los centauros cazan cuando Morfeo extiende su manto sobre Urano. Ya nos reuniremos para otra historia.
¡Que la fuerza de Heracles los acompañe!
Fuentes:
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Otro magnífico relato, interesante y lleno de un estilo tan jovial que uno se engancha a la lectura, un gran saludo @niklaus22!!!
Y un gran agradecimiento, @humoalex. Sé que eres de quien más disfruta estas historias, tus comentarios siempre me llenan de motivación para continuar con muchas más.