Nueve Inconclusas Historias de Amor | Novena Evocación | Entre la virtud y el pecado

mjcarvajalp (54)in #spanish • 7 years ago (edited)

Respetados compañeros de viaje en la comunidad de Steemit:

Con este relato, concluyo la serie que denominé “Nueve Inconclusas Historias de Amor”, en la que, a través de evocaciones, escritas en primera persona, rescaté, en el tiempo, mis vivencias, las de personas muy cercanas a mí y otras historias que presencié o me fueron contadas, con el propósito de formular y defender mi tesis que las verdaderas historias de amor, nunca mueren, aún en el caso que no se desarrollen linealmente, como cabría esperar, en el mundo real.

Entre la Virtud y el Pecado

Despierto y estás a mi lado.

Cada instante que ha transcurrido desde nuestro primer encuentro hasta anoche cuando la luna creciente nos iluminaba acompañando esta brisa fresca de invierno, lo he saboreado desde el comienzo hasta el fin, aspirando tus aromas, hilvanando rimas con acordes y disonancias escritas sobre el lienzo de tu armonioso cuerpo, que me han permitido trascender de mi vano espacio individual al templo sagrado que se edifica cuando me recibes en el tuyo, profunda y acompasadamente guiados por la sabia batuta de nuestro deseo renovado y del amor afinado con el diapasón de casi 180 mil horas de encuentros, desencuentros, victorias y derrotas, alegrías y tristezas.

Aún duermes y quiero imaginar que estás soñando conmigo o que ese gesto espontáneo de tus hermosos labios, semejante a una sonrisa, es un alivio momentáneo ante las distorsiones que nuestro sueño compartido pueda mostrar tras revelar la fotografía de lo que ha sido el camino recorrido juntos hasta ahora.

Pero al recordar y reconocer que he sido en extremo egoísta al continuar persiguiendo el sueño de un mundo mejor, sin consultarte, invitarte y hacer mayor esfuerzo en convencerte y, especialmente sin esparcir y regar suficiente y continuamente semillas de solidaridad, humildad, bondad, dedicación, respeto en nuestro hogar comprendo que, sencillamente duermes, plácidamente, por primera vez en mucho tiempo.

Y de nuevo, mi soberbia me lleva a imaginar que tantos días de pasión contenida nos han brindado esta noche, esta madrugada, este amanecer tan anhelados por nuestros cuerpo y que te he complacido tanto como siempre ha sido mi expectativa y como tú lo mereces y has necesitado.

Me levanto, con el pie izquierdo, pues como siempre me ufané, mi fortuna es inherente y tú eres la prueba viva de ello y aprovechando una pequeña franja de la cama, te rodeo con cuidado para abrigarte tiernamente con el calor de mi amor pero la expresión más básica de mi pasión intensa, elevada y rebosante de sangre, sudor y lagrimas translúcidas se interpone entre mi alma y la tuya, pues quiere irrumpir dentro de ti y, de la manera más lujuriosa posible, al sentirse retada por la incomparable imagen que regala tu delicioso tu cuerpo de hembra perfecta mientras continúas tu placido sueño de diciembre, tras girar un poco hasta posar tu mejilla derecha sobre la almohada.

Algo dentro de mí, domina al animal que se abalanza sobre su presa, y me hace recordar, que mi primera imagen de ti, que me lleno de amor sublime, divino si fuera permitido decirlo, se parece mucho a ésta e intento ganar tiempo recordando lo que la diferencia y por segundos logro evitar despertarte, y además, encontrar la respuesta:

Más allá de lo políticamente correcto, aquel día de octubre de 1990, fueron tus hermosos ojos, espacios que contienen mi pasado, presente y futuro y mi puente perfecto entre esta realidad espacial y el infinito multidimensional, los que contuvieron mis bajos instintos para permitir que el amor más puro e intenso se alojara en alguna dimensión de mi ser.

Y decido darle una oportunidad de ganar a ese, mi amor esencial, mayor y mejor que la ración que este cuerpo ya cincuentenario y embriagado de la necesidad primitiva más placentera, grita con cada latido de corazón te quiere proveer, sin consentimiento, despertándote.

Pero cometo un error de ejecución y otro de proyección.

Goloso muerdo ese jugoso manjar que aquel primer día estaba cubierto por una tenue tela y hoy se ofrece al natural en todo su esplendor y tú abres los ojos y notas en mí la magnitud de mi ya dolorosa tensión y con esa parte de ti excelentemente ilustrada en todos los horóscopos, pareces ronronear con todo tu esplendor felino, mientras sonríes y me atrapas definitivamente.

Ven a mí mi otra vez, aprovechemos…los niños aún duermen.

Y el banquete comienza de nuevo auspicioso y abundante, rebosando el espacio, que fuera perfecto si estuviera aislado acústicamente y hubiéramos tenido, finalmente, el acierto de tener siempre disponibles en la despensa, esas benditas cerezas en almíbar y las recordadas roscas de nuestra infancia.

Tengo que reconocer que más allá de estas delicias que últimamente parecen depender de la confluencia de nuestros biorritmos, envidio lo que fuimos cuando éramos novios y encontrábamos el deleite en cada descubrimiento de sensaciones y emociones y lo disfrutábamos enfocándonos exclusivamente en nosotros y en el amor que estábamos alimentando.

Y en ese compartir nos aislamos del mundo pensando que siempre podría ser así, un permanente oasis en el que podíamos ser, hacer y tener lo que quisiéramos siempre en perfecta sintonía con nuestros sueños y aspiraciones.

Nuestra vida, unidos en matrimonio, sufrió muy pronto los embates de decisiones erradas y omisiones la mayoría de mi parte, para mejorar nuestras capacidades para enfrentar nuestro entorno, lo que han incorporando unas pocas, afortunadamente, pero amargas gotas de decepción, impotencia y desasosiego que han liberado nuestra ira generando, igualmente, unos pocos desencuentros, que la llegada de los niños, con su maravillosa energía y belleza física y espiritual que les caracteriza, gracias a tu aporte, esencialmente y al mío, y los cuidados que juntos les dispensamos, han permitido solventar y atenuar.

También he sido avaro al querer guardar tus dones, talentos y atributos exclusivamente para mí, limitando y limitándote a experimentar en otros espacios que te permitan crecer y ver que pueden existir más y mejores posibilidades que yo, que nosotros.

¿Ha sido miedo, egoísmo o sencillamente, comodidad?

No lo sé, lo cierto es que el castillo del cuento de hadas que inauguró nuestra vida juntos, ya necesita muchos remiendos y en general, nuestra vida requiere una calidad mayor en lo material…el dinero no dará la felicidad, pero como ayuda, dirían los teóricos del consumismo y el pragmatismo.

En nuestro noviazgo tener, era tan fácil, últimamente ha sido tan difícil como creo debe ser subir el Everest y esto aunque me duela ha atentado contra el ser, nuestro ser como pareja.

Así ha sido y deseo con cada fibra de mi humanidad y con cada quantum de energía divina contenido en mi ser de hoy, ser merecedor de todo lo que me has dado, de todo lo que hemos vivido y especialmente de todo lo que viviremos hasta que el tiempo nos recuerde nuestra parcial finitud, antes de caer vencido, finalmente, ante ti, mi eterna y amada esperanza con la pequeña ayuda que mi oferta de valor, te pueda dispensar.