Nueve Inconclusas Historias de Amor | Sexta Evocación: Cinco estaciones para un solo viaje
Cinco estaciones para un solo viaje.
Respetados compañeros de viaje en la comunidad de Steemit:
Con este relato, doy continuidad a la serie que he denominado “Nueve Inconclusas Historias de Amor”, en la que, a través de evocaciones, escritas en primera persona, rescato, en el tiempo, mis vivencias, las de personas muy cercanas a mí y otras historias que presencié o me fueron contadas, con el propósito de formular y defender mi tesis que las verdaderas historias de amor, nunca mueren, aún en el caso que no se desarrollen linealmente, como cabría esperar, en el mundo real.
Fuente: Pixabay
Aunque no lo creas, no recuerdo cuando fue la primera vez que te vi, estimo que fue un martes de abril, cerca de las 9 de la mañana, pero sí recuerdo la última vez que lo hice: hoy, mientras escribo...
... Y me sorprende verte tan bella, como siempre, tan prudente y a la vez tan enérgica y segura de ti misma, tan convencida de tu propósito vital y de cómo lograrlo cada día y tan orgullosa de lo que eres y especialmente cómo lograste ser lo que eres.
Y, quizás por ello, recuerdo, del tiempo que compartimos, las veces que te vi vulnerable, las veces que te vi sorprendida y, especialmente, la vez que ya cubiertas las distancias que teníamos que cubrir, me hiciste sentir que el sentimiento que nos une, fue, es y siempre será real.
Primera estación. Un día de junio.
En aquel tiempo, a mis poco más de 20 años de edad, debo reconocer que era más pretencioso de lo soy hoy y envalentonando por esa jactancia, decidí que te acompañaría al menos hasta la antesala de lo que sería la primera muestra de lo más adelante sería tu profesión.
Elaboré un modelo empírico de algo que después supe que se llamaba proceso estocástico y estimé la hora en que despertabas, te bañabas, vestías, desayunabas y salías de tu casa para abordar el transporte público que te llevaría a tu primer destino anhelado y confiando en mis cálculos, dejé pasar dos autobuses para abordar el tercero que pasó veintisiete minutos después de mi llegada a la estación para encontrarte de frente.
Mi júbilo contrastó con tu enfado al verme allí, perturbando tu concentración, incómoda por saber que lo único que yo tenía que hacer, esa mañana ante ti, era, acompañarte.
En mi egoísmo no pude ver que mi proeza estadística y matemática no te había sumado nada, pero que bien me sentí, como tocando las puertas del cielo mientras tarareaba "Un hombre busca a una mujer" de Luis Miguel.
Un hombre busca una mujer
Segunda estación. Al final del regreso
Ya era demasiado evidente que quería ser tuyo, como tantos otros, y con tu maravillosa luz que además acompaña tu nombre, sencillamente me escuchaste cuando todos partieron y tendrían que pasar tantos años para ver de nuevo esa ternura escondida tan tuya mientras en mi soliloquio yo formulaba y respondía preguntas que mucho tiempo después, creo que al menos dos de ellas, te hubiera gustado responder.
¿Qué hubiera sucedido? No lo sé, pero ese día me enamoré más de ti y, supe de que alguna manera, lo había echado a perder.
E insistí, sin orden y sin propósito claro, confundiendo temas, lugares y motivos, alejándote de mí mientras creía que me acercaba viéndote llorar al no encontrar las explicaciones oportunas y pertinentes esa noche de octubre, mientras escuchábamos "Te amo" de Franco de Vita.
Te amo
Tercera estación. Un largo receso.
Es muy común en nosotros, los autodenominados seres humanos, señalar a alguien como culpable o responsable de situaciones y eventos que son estrictamente nuestros.
Y así me recuerdo cantando a viva voz entre la gente que te rodeaba “Cuánto más” de 20/20 irónicamente evidenciando mi progresiva miopía que, no solamente hizo que te perdiera por un tiempo sino también que mi soberbia y excentricidad que pertubaron tu camino de alguna manera, durante un tiempo.
Lo positivo de aquella separación de 6 años fue que cada uno encontró su destino, a su ritmo y con su propia paleta de colores.
Cuánto más
Cuarto estación. El reencuentro
Lennon decía en" Imagina":
Podrás decir que soy un soñador... pero no soy el único.
Hay una conexión cósmica que hace que los que estamos unidos por un sentimiento se puedan hallar entre miles de personas haciendo languidecer al pajar frente a la aguja y así pasó aquel día de marzo.
Nos vimos y triunfamos en la justa que enfrentamos y yo lo único que atiné fue mostrarte la imagen de mi amada y sonreíste, con aquella ternura, aunque no supe si era una reacción divertida ante mi falta de enfoque para decirte que me perdonaras y que tras tanto tiempo, yo estaba bien, a pesar de tantas dudas de tanta gente.
Imagine
Quinto estación. La noche de las pizzas.
Yo flotando orgulloso al lado del más intenso de mis nuevos amores y tú entre dos generaciones, el tiempo pasó tan rápido y me vi en un continuo con 20 años menos como aquel día que me escondí entre libros porque no sabía cómo felicitarte, como el día en que te dije que te amaba mirando el cielo y como el día en que tu luz, me bendijo y me libero por siempre de la culpa de no haber sido el hombre de tu vida.
Solo Dios sabe, parafraseando a Brian Wilson, cómo hubiera sido.
God Only Knows
Y hoy, habiendo transitando en este viaje de cuatro décadas, te doy las gracias por ser y me doy las gracias por haberte amado sin orden, sin propósito, sin convicción, con ilusión, con ingenuidad y con una heroicidad tragicómica.