En esta oportunidad el #Reto12Votos de @Club12 nos invita a participar, entre risas y llanto, de la tragicomedia:

A partir de este título tienes varias opciones, una de ellas, crear una historia, cuento, poesía, entre otros, donde se combinen ambos elementos, tragedia y comedia. Otra opción puede ser, reseñar a un autor o autora que hayan destacado en el mismo género, ¿existe contenido musical donde también se exponga sobre tragicomedia? ¿En tu vida han habido situaciones que parezcan tragicomedia? No lo sabemos, pero ustedes pueden contarnos participando en el reto

Los términos de tragedia y comedia los asocio al teatro, a los griegos, a Sófocles, a Shakespeare, a Moliere y tengo entendido que en la tragedia, los protagonistas sufren, hay guerras, dolor, asesinatos y finales tristes, mientras que las comedias son más relajadas, aunque no menos incisivas (para muestra Don Juan o Tartufo), burlescas, buscan exponer al hombre sus propios absurdos y entre risas, conducen a un final feliz. De allí que una tragicomedia tenga que ser, por obviedad, una composición que mezcle elementos de ambos conceptos.

Pero esa composición no debe ser una simple alternancia. Es decir, una obra o pieza teatral que vaya de lo trágico a lo cómico como si fuese un vehículo cambiando de canal, no creo que represente en sí una tragicomedia. ¿Dónde está la clave? Como en muchas otras cosas: en el equilibrio y la simultaneidad. Para poder hablar de algo tragicómico tiene que ser algo trágico y cómico al mismo tiempo, porque si no, podemos encontrarnos con una chocante risa burlesca ante el dolor o con una aflicción exagerada en medio de una situación risible. Pensé colocar un ejemplo de la vida real, pues abundan en nuestra cotidianidad escenas tragicómicas; luego, pensé en hacer un escrito y recordé un poema de mi adolescencia en el que narraba las vicisitudes y periplos de un adolescente enamorado y sin dinero (el poema se llama Millonario), pero es muy largo para el formato de esta plataforma y cercenarlo me pareció quebrantar su esencia; así que finalmente me decanté por hacer caso, una vez más, a la pulsión primera de mi mente, a lo primero que pensé cuando leí el título del reto de esta semana, cuando inmediatamente esta imagen emergió de mi cerebro:

Fotograma de la película

A estas alturas son muy pocas las personas que no han visto la película La vita è bella, del italiano Roberto Benigni. Pero, por si acaso, un breve (muy breve) resumen: Guido, el extravagante protagonista, se enamora de Dora y tras cortejarla, se casa con ella y tienen un hijo. Pocos años después, estalla la segunda guerra mundial y los tres son internados en un campo de concentración, Dora con las mujeres y Guido, junto a su hijo Giorgio, con los hombres. Se supone que los niños deben estar aparte, pero el pequeño se mantiene escondido en las barracas de los hombres, porque su padre le hace creer que esas son las reglas del juego.

Cuando un oficial alemán llega a la barraca en donde están ellos y pregunta por alguien que sirva de traductor, Guido levanta la mano inmediatamente, ¿por qué si no sabe nada del idioma? Analicemos un momento la situación. Este hombre que hasta hace poco vivía una vida idílica junto a la mujer que ama y al fruto de su amor, de pronto se ve arrancado de ella en medio del mayor drama de la humanidad. Pocas cosas hay más trágicas que una guerra. Sin embargo, desea proteger a su pequeño, en la medida de lo posible y ya que no pueden escapar, entonces le hará la experiencia más llevadera, con la esperanza de que puedan aguantar hasta el final. Así que le dice que todo es parte de un juego y ante la posibilidad de que un paisano traduzca correctamente las palabras del alemán, Guido da un paso al frente y aprovecha la oportunidad para explicar las reglas. Es una escena memorable de la película: la sombra de la muerte y la guerra cubriendo a Guido, quien se inventa, sobre la marcha, reglas para intentar mantener a su hijo a salvo.

Cuando avanza la película, cuando Giorgio ve el premio largamente prometido por su padre al final del juego y se monta en ese tanque, una sonrisa se forma en nuestros rostros, pero es una sonrisa salada, pues las lágrimas caen, una tras otra, por nuestras mejillas. Es el amor, la ternura, el dolor, la guerra, la esperanza, la felicidad y la tristeza, mezcladas en una confusa emoción que, para mí, condensa la definición de lo que es una tragicomedia. Esa escena del tanque, la escena de la traducción de las reglas del juego, o muchas otras de la película, hacen de La vita è bella, la tragicomedia por antonomasia. Aquellos que aún no la han visto, se las recomiendo ampliamente. Y para quienes ya la vieron les recomiendo otras dos obras con mucha tragicomedia: La Tigre e la Neve, también de Roberto Benigni y el libro Olga de la italiana Chiara Zocchi, ambas historias los harán llorar entre risas y reír entre lágrimas.

El #Reto12Votos creado por @pavelnunez y perpetuado por @avellana está diseñado para que todas las personas ganen. Se trata de leer, comentar y votar por otros participantes del reto que harán lo mismo. De esa interacción nace, no sólo el beneficio del voto, sino el fortalecimiento de una comunidad que crece día a día, promoviendo el valor de la lectura y la escritura de contenido de calidad, sobre diversos temas de interés. Conoce las reglas del #Reto12Votos en este enlace y participa. No te quedes por fuera.