Alabado Señor, elegiste a este tu siervo para ser quien anuncie tus designios a este mundo de maldad. Heme aquí, agradeciendo todas tus maravillas, mismas que entregas a través de tu siervo a quien quiera escuchar. Fielmente he cumplido el mandato que me diste de predicar tu palabra; hoy somos más de quinientos mil discípulos que seguimos extendiéndonos por todo el mundo, preparando tu llegada. Oh Señor, permítenos llegar a más y más personas salvándolas de la ira destructora y la maldad de este mundo.

Fui el primero al que te revelaste. Y decidiste ungirme como tu sumo sacerdote. Señor mi alma te agradece ese momento, cada día recuerdo el momento cuando escuche tu voz y me revelaste tu rostro en la pared, esa fue tu señal.