Nueve Inconclusas Historias de Amor | Séptima Evocación: ¿Y si nos atrevemos...?
¿Y si nos atrevemos...?
Respetados compañeros de viaje en la comunidad de Steemit:
Con este relato, doy continuidad a la serie que he denominado “Nueve Inconclusas Historias de Amor”, en la que, a través de evocaciones, escritas en primera persona, rescato, en el tiempo, mis vivencias, las de personas muy cercanas a mí y otras historias que presencié o me fueron contadas, con el propósito de formular y defender mi tesis que las verdaderas historias de amor, nunca mueren, aún en el caso que no se desarrollen linealmente, como cabría esperar, en el mundo real.
Fuente: Pixabay
¿Cuántas veces he compartido tu espacio? ¿Cuántas veces me has permitido que te aconseje?
¿Cuántas veces te has atrevido, desde tu fragilidad e inexperiencia aparentes, a aleccionarme?
¿Cuántas veces me ha llevado tu infinita femineidad a pensarte de una manera distinta?
Escribir para responder a esta última pregunta... ¿me condenará?
¿Quedaré expuesto a una situación embarazosa cuándo te vuelva a ver? ¿Se develará, ante todos, este supuesto lado oscuro nuestro?
O, sencillamente, fortaleceremos, y así lo espero, nuestra relación, cuando evidencies lo mucho que observarte, pensarte y desear, permanentemente, tu presencia y cercanía física, me ha ayudado a ser una mejor persona y a conocer, y valorar, mis emociones y necesidades sin avergonzarme, cada vez que me atrapas detallando cada línea de tu hermoso cuerpo o cuando me invitas, con tu mirada cómplice y tus armoniosos movimientos, a seguir jugando un juego tan natural, divino y eterno como la vida misma.
La primera vez que te vi, apareciste casi al mismo tiempo que el ángel aquel con el que hilvané estrellas.
Hilvanando Estrellas
Tu hermoso cabello rizado me llamo tanto la atención como la forma de tu trasero en forma de corazón, pero de manera tan intempestiva como apareciste, y al igual que el ángel aquel, te desvaneciste muy rápido entre tantas personas conocidas y desconocidas hasta aquel 18 de febrero, en el que pensaste que me encontraba más perdido de lo que realmente estaba y te ofreciste como mi lazarillo.
Pasó el tiempo y nos seguimos acercando y a diferencia de lo que canta Yordano en "Días de Junio", tu novio sí era mi amigo, lo es todavía, aunque hoy ya no sea tu novio, ni tu esposo, y yo sí me eché para atrás cuando ingenuamente o con toda tu majestuosa consciencia de tu poder femenino me mostraste por casi un minuto cada ángulo del espacio en el que cualquier hombre, pecador como yo, desearía adentrarse y morar.
Días de Junio, canción letra y música de Yordano
Fuente: YouTube - YordanoVevo
Nos separamos poco después con excusas inexplicables cuando ambos nos dimos cuenta que era más la oscuridad, que la luz que llenaba el espacio entre nosotros, al yo ceder ante el deseo inflamable de reconciliarme con la tesis de Yordano, volviendo sobre mis pasos para apartar a quien fuera, ya no solamente para morar y adentrarme en ti, sino para adherirme a ti para saborear y repasar con mis dedos cada línea de tu cuerpo crisol de razas, mientras aspiraba el aroma de tus rizos.
Un día inesperadamente te volví a encontrar, ahora en otro cuerpo quizás más turgente, en una situación aún más pecaminosa, compartiendo los cuatro elementos y reaparecieron mi necesidad de tropezarme con tu perfil enhiesto y rotundo, y la tuya de rozar y aspirar mi esencia desbordada en excitación plena.
Sabemos lo que sabemos, complementamos deseos con amores y amores con deseos, y seguimos como seguimos, con diálogos encriptados con códigos secretos en los que el mensaje siempre es el mismo:
¿Y si nos atrevemos...?