Relato: El segundo año de la purga

Todos miraban el reloj. La ansiedad se apoderaba de nosotros de una manera tan opresiva que no sabíamos si escondernos o pasar la noche en vela.

Medianoche. Año Nuevo. El inicio de todo, el nuevo principio, el nuevo amanecer, la nueva era. 

Hoy, que se supone un día de celebración, es un día aciago. Hoy nadie se atreve a salir a las calles; las luces de las casas se encuentran apagadas, las rejas reforzadas con cadenas, botellas rotas y púas de electricidad. Los animales domésticos permanecen adentro de las casas, con sus dueños abrazándolos con cierta fuerza mientras sus miradas quedaban fijas en el reloj o en la televisión. En los hoteles, los extranjeros no cenan; permanecen encerrados en sus habitaciones sin poder salir. Los dueños así lo decidieron para evitar situaciones lamentables que pudieran poner al país en situaciones incómodas; si no lo hicieran así, la muerte vendría por ellos. 

La muerte... La Descarnada dándose un festín digno de reyes con los gritos de horror y las súplicas de madres, padres, abuelos, hijos, nietos, maridos, esposas como caramelos y la sangre como el vino más exquisito.

Hoy, primero de enero, es el primer aniversario de la Ley Purga. Hoy las calles se llenarán de sangre y cadáveres de los delincuentes y sus familias suspendidos con unas estacas, colgados del puente o desmembrados. Los delincuentes, sus cónyuges y sus padres recibirán una muerte horrenda; las formas de morir son innombrables, repulsivos, vomitivos. En cambio, los niños menores de 12 años y mayores de 3 reciben una muerte más pacífica: Beberán un veneno indoloro, inodoro, asintomático y sin sabor revuelto con leche de la mejor calidad.  

Así lo determinó Marina "La Despiadada" Ponteverde el año pasado; su excusa fue el evitar el terrorismo y la venganza de aquellos vástagos cuyas familias cometieron el error de caminar el sendero del crimen. Lo que el pueblo piensa es que su sed de sangre apenas está empezando a manifestarse.

Hoy, lo que se supone el intercambio de abrazos, buenos deseos y festines alegres, la Muerte es la reina y la Despiadada su princesa.