Me abrió la puerta de su apartamento, nos sentamos en su modular de color beige, nos quedamos mirándonos fijamente, la atracción era muy intensa y no nos pudimos resistir, rápidamente nos dimos un beso desenfrenado, mi piel se erizó al sentir el roce de su frondosa barba negra, nuestras lenguas se entrelazaron en besos lúbricos, me senté a horcajadas en su entrepierna y él comenzó a desabrochar la cremallera de mi chaqueta roja, se dispuso a desprenderme de todas mis prendas con súbito esmero hasta despojarme de la más mínima alhaja, al terminar su objetivo, él se quedó contemplando cada centímetro de mi cuerpo desnudo, –con tanto deseo que incluso me daba para pensar –, estaba embelesado, con su mirada lasciva fijada en mis senos.

Decidí saciar su deseo y por ello coloqué mis tetas en su rostro, él no perdió tiempo alguno, succionó mis pezones con viciosas ganas mientras que con sus manos apretaba mis nalgas, luego introdujo sus dedos ensalivados en mi vagina, metiéndolos y sacándolos repetidamente. Al lubricar con éxito todo mi sexo, se dispuso a frotar mi clítoris con su dedo índice y fue ahí cuando empecé a emitir suaves gemidos, luego pude sentir que su miembro ya estaba lo suficientemente erecto, –ya está listo –pensé.

–Quiero sentirte dentro de mí –vociferé agitada.

El asintió y me introdujo su pene, estaba tan excitada que lo cabalgué con furia, su polla entraba y salía de mi coño múltiples veces, al cabo de unos pocos segundos, no pude contenerme y me corrí encima de él.

–Uhmm… ¡Pero qué poco aguantas! Si quieres que termine, necesitaré mucha más acción, más dominación, tú me entiendes… –aventuró entre risas pícaras.

–Supongo que no podré rechazar tan tentadora oferta –repliqué mientras lo miraba lascivamente.

Él me puso en cuatro y volvió a metérmelo, –ésta vez lo sentía muy adentro –, me lo metía fuertemente sin consideración alguna, me halaba el pelo y me daba sonoras nalgadas mientras me cogía con furia, –ésta vez él era el que dominaba y no pretendía ser suave –, él comenzó a emitir sonidos guturales de placer y yo comencé a sentir intensas contracciones alrededor de toda mi pubis, fue cuestión de segundos para que sus fluidos llenasen mis cavidades.

Luego de terminar el acto sexual, nos abrazamos en el sofá, nuestras piernas se entrelazaron propiciando un momento de lo más íntimo, él acariciaba mis bucles con sutileza mientras me recostaba en su pecho.

–Hacía tiempo que no tenía tan buen sexo, creo que ya lo necesitaba –expresé gustosa.

–Bueno, eso lo pude notar desde que entraste por esa puerta, ¡pero nunca me habías sorprendido tan gratamente! Bien sabes que siempre eres bienvenida, pero sería bueno que me avises para la próxima –respondió Jacob mientras arqueaba una ceja.

–He tenido muchos problemas, últimamente me han ocurrido cosas muy extrañas, sinceramente no sé que pensar, creo que me estoy volviendo loca… Y perdona por llegar de improvisto, pero es que no sabía a dónde acudir y, bueno, al verte tan cerca, me dio por recordar viejos tiempos.

–Ahora que lo mencionas, la última vez que te vi parecías estar muy abrumada y hoy pude notar ese mismo semblante en tu rostro, ¿qué es lo que te ha pasado Lucy? Sabes que puedes contar conmigo en todo aspecto. No solo soy sexo, ¡eh!

–Lo sé Jacob, eres la única persona en la que confío, pero es que me han pasado cosas insólitas y la historia es tan larga que no sabría ni por dónde empezar…

–A ver Lucy, empieza por dónde gustes, yo estoy aquí para escucharte.

–Bueno, hoy en la tarde fui testigo de un suceso inexplicable. Conduje hacia una remota cabaña como por mera inercia y me encontré con una mujer idéntica a mí, solo que ésta parecía mucho más vieja y lucía muy enferma, al parecer ella ni siquiera podía verme, era tan extraño, me sentía como un fantasma vagando por esa extraña cabaña. La situación me aterrorizó tanto que decidí correr lo más rápido posible, tomé a mi auto y me largué de ese inquietante lugar.

–¿No será qué tienes alguna hermana gemela, una que ni siquiera conoces?

–No Jacob, si fuera así, ella debería tener mi edad, además estoy casi segura de que esa mujer era yo.

–¿Cómo estás tan segura? ¿Y cómo es eso posible? Sabes lo ilógico que suena todo esto, ¿no?

–Estoy al tanto de que esto parece una locura, pero esa mujer tenía mis cosas, mis investigaciones e incluso compartía mis actitudes, no solo éramos parecidas en apariencia, sino en todo; y éste es solo uno de muchos sucesos inexplicables que me han ocurrido en los últimos meses…

–A ver sí te estoy entendiendo… ¿Entonces ella es algo así cómo tu doble? ¿No te suena todo esto a una broma pesada de alguna lunática? –preguntó Jacob mientras fruncía el ceño.

–Sinceramente no lo sé, pero tengo la ligera sensación que todos estos sucesos han sido cómo visiones que no he podido comprender del todo, cosas que van más allá de mi comprensión. Desde hace unos días he empezado a cuestionar mi cordura, y Henry sigue en esa camilla, incluso creo que mi hijo va a morir, ese pensamiento inunda mi mente desde esta mañana, esa sensación tan gélida en mi cabeza se ha vuelto recurrente, ni siquiera sé por qué digo estas cosas… ¡Estoy tan afectada por toda esta mierda que he visto y de la que no he pedido ser parte! –repliqué entre sollozos.

Jacob al ver que rompí en llanto, me abrazó, me sentí tan protegida en sus brazos, él me dio un tierno beso en la frente mientras me acurrucaba.

–No tienes nada de qué preocuparte, estoy aquí para protegerte y créeme que voy a investigar quién es esa mujer –respondió con una cálida sonrisa que me llenó de sosiego.

–Lo sé, por eso vine hasta aquí y creo que llegué al lugar correcto, gracias por ayudarme a sobrellevar este terrible día –musité con una voz apaciguada y luego le di un beso apasionado.

–Con tanto amor, ya casi comienzo a pensar que somos novios –replicó entre risas.

–Jacob, te quiero y lo sabes, pero ya te lo he dicho antes, esto que tenemos es bastante placentero, pero eso es todo, no tengo tiempo para relaciones monogámicas ni mucho menos quiero atarme a una; en otra vida tal vez, en esta vida mi mundo gira en torno a la investigación, incluso he descuidado mi hogar por esto –respondí tajante.

El timbre de mi Smartphone resonó en toda la sala, me llamaba mi madre y parecía tener mucha urgencia, así que contesté.

–¿Mamá qué quieres? –pregunté.

–¿Dónde te has metido Lucille? El Dr. Thompson chequeó a Henry hace poco y al parecer está mostrando mejoría, el niño respondió bien al nuevo tratamiento, solo te llamaba para ver si todavía te importa la vida de tu hijo –respondió en tono cortante.

–Madre, discúlpame por dejar todo en tus manos, estaba haciendo unas diligencias, pero ya me dirijo hacia el hospital.

Colgué el teléfono y me dispuse a despedirme de Jacob.

–Me tengo que ir, al parecer mi hijo ha mejorado notablemente. Gracias por la noche tan especial y la charla tan amena, si que supiste como reconfortarme.

–De nada Lucy, siempre contarás conmigo, somos amigos, ¿no? Si quieres te acompaño al hospital, tengo la mañana libre.

–La verdad no quisiera incomodarte…

–Lucy, tú nunca me incomodas, de verdad estoy libre a estas horas.

–Ok, acepto que me has convencido. ¿Quién conduce? ¿Tú o yo?

–Me gustaría ser el que conduce esta vez –respondió mientras se colocaba sus vaqueros azules y su chaleco negro, se veía tan apuesto como la primera vez que lo vi esa noche llena de auroras boreales en la que caminábamos por las tranquilas calles de Oslo.