Habían pasado cinco días desde el extraño acontecimiento, me encontraba languideciendo al tener que ahorrar mis suministros, por suerte esas extrañas criaturas que he estado consiguiendo tiradas en el suelo, me han sabido mejor de lo que esperaba.

Mi reloj marcaba las 4:57 y que estábamos en el 29 de Octubre del 2035, el crepúsculo se acentuaba en mi horizonte, no había muchos patrones reconocibles que me ayudasen a discernir cual era el sendero que debía seguir, seguía avanzando mientras dejaba pequeños huecos en el suelo para marcar el camino transitado, —de no ser por eso, regresar me sería imposible —pensé, lo que me motivó a seguir fueron aquellas construcciones derruidas que había estado avistando desde hace un día con los binoculares, cada vez estaba más cerca de lo que, al parecer era, el primer rastro de civilización que visualizaría desde esa noche.

Caminé incansablemente hasta que, al cabo de unas siete horas de recorrido, caí extenuado en el pavimento agrietado de una ciudad en ruinas, contemplé con asombro al ver cómo, en ocasiones, las edificaciones parecían haber sido desarmadas o arrancadas del suelo, mientras que otras se encontraban de una sola pieza.

Al dormitar unos minutos, me dispuse a investigar mis alrededores y, el sentimiento de desolación era inevitable. Las tiendas departamentales que en su día sirvieron para satisfacer las necesidades superfluas de los vanidosos de alcurnia, ya se encontraban completamente abandonadas y sin demanda alguna; los grandes emporios y bancos fueron despojados de toda la ostentosidad y parafernalia que adornaba a sus instalaciones; los puteros que frecuentaba en mi juventud estaban desposeídos de la algarabía sexual que tanto los caracterizaba. Quedé atónito al presenciar cómo, todo vestigio de lo que, creíamos elemental, ha sido, literalmente, nulificado de un día a otro. —Después de todo, queda comprobado que nuestro sistema no era infalible —pensé.

Recorrí las principales avenidas de lo que quedaba de Manhattan, mi hermano menor residía en el corazón de la gran manzana, guiado por mi temperamento maniático, era de esperarse que mi mente no dejase de maquinar en todas las posibles tragedias de las que pudo haber sido víctima.

Caminando en las desoladas calles, seguía sin encontrar rastro alguno de personas habitándolas, pero si he encontrado evidencia de huida en algunos de los hogares, me empecé a preguntar ¿a dónde se habrán ido? —si mi intuición no me falla, no deberían estar lejos —pensé. De repente escuché un estremecedor ruido, prontamente el cielo se oscureció, dejando toda la ciudad en tinieblas. La sensación de incertidumbre y desconcierto me embargó por completo, seguí caminando hasta que divisé a unos cuantos metros de distancia algo, sinceramente, desesperanzador.

En las nubes se podían ver atisbos de lo que parecía ser el epicentro del fenómeno. Rápidamente utilicé mis binoculares, con los que logré avistar a una colosal nave que se posaba más allá de las nubes, la cual emanaba una energía a su alrededor de proporciones tan absurdas, que podía hasta visualizarse, anonadado pensé — ¿Quién podría poseer tanta tecnología?

Vislumbré un conjunto de rascacielos que parecían estar siendo atraídos velozmente por alguna especie de fuerza proveniente de los cielos. Percibí como el pavimento empezaba a agrietarse, aceleré mis pasos y corrí con premura. Prontamente logré observar como las personas comenzaban a salir de sus refugios, todos corriendo al unísono, —me queda claro que debe estar pasando lo mismo que en Brooklyn —murmuré.

Mientras corría, al ver a mi izquierda, visioné una hórrida masacre: un grupo de personas que estaba siendo, literalmente, aplastado por esa extraña fuerza, en cuestión de segundos, la sangre ascendía junto a un conglomerado de pieles, huesos y vísceras, —el que me encuentre aún con vida solo significa que la intensidad es diferente en ciertos puntos —pensé. Dejé de ser un simple espectador cuando me percaté de que mi hermano se encontraba en uno de los grupos, corrí desesperadamente hacia él, —sé que hay solo un camino para poder salir de ésta —pensé.

En medio de la multitud, empujé a todas las personas que se atravesaban en el camino, tratando de llegar hasta donde estaba él. Al correr con todas mis fuerzas, ya me encontraba solo a un par de metros de Kevin y traté de alcanzarlo, pero un escenario dantesco arrebató todo mi jubilo, mi mente colapsó en un sinfín de sentimientos viscerales al ver como mi hermano y las personas que lo rodeaban comenzaron a ser desmembrados instantáneamente, la sangre sobrevolaba a mis alrededores y, los recuerdos de mi infancia me invadieron: el niño que siempre buscaba mi protección, el primer hijo que tuve y el que cuidé por tantos años desde que nuestros padres perecieron en aquel terrible accidente, todo eso se fue a la nada, fui testigo de cómo toda su existencia se extinguía frente a mis ojos y esta vez no podía hacer nada por él. Esa fuerza desconocida desmenuzaba mi brazo por completo y en cuestión de segundos, la extremidad sobrevoló en el firmamento, mientras seguía observando impactado como se despedazaba mi hermano, un chico delgado y de tez oscura me tomó con su mano izquierda y con mucha premura, me arrastró con una fuerza increíble, me percaté de que por alguna extraña razón, su piel, la cual en solo ese instante fue desgarrada, comenzó a regenerarse por completo, —¿Qué clase habilidad sobrehumana es esta? —pensé.

El enigmático sujeto me guió por un extraño sendero junto con un grupo de personas, nos dirigió a lo que parecían ser los guetos, nos encaminó hacia una alcantarilla a medio abrir y nos adentró en ella, mi curiosidad aumentó al acercarnos, pues logré escuchar un griterío que parecía provenir de las cloacas, —¿serán personas? —pensé. Nos adentramos en ellas y al establecernos, él pronunció:

—El momento cumbre de la humanidad ha llegado, si quieren salvaguardar la especie, deberán iniciar una revolución, solo juntos podrán liberarse del yugo de los tiranos que nos han oprimido, controlado, asesinado y abusado por siglos, ya la luz ha sido revelada, por lo que ellos no podrán seguir ocultándose en las sombras. Todo aquel que pueda cargar un arma es necesario, necesitarán incluso más que eso para poder sobrevivir y, aún con todo el esfuerzo, dudo que puedan resistirse a la extinción. En mi tiempo, nuestra raza se encuentra a punto de desaparecer de la faz de la tierra, de no ser por el virus aptare, no hubiésemos podido hacerle frente, lamentablemente para nosotros fue muy tarde, y en este tiempo las cosas parecen estar ocurriendo de forma muy diferente, pero siempre que sigas vivo Gill, habrá esperanza para nosotros —expresó con seriedad y carácter mientras nos miraba fijamente con sus ojos oscuros.