Sánchez y Narváez III - Policial - Literatura negra

in #spanish6 years ago (edited)

Hola, amigos.

Cumplo con la edición de este post, para incluir los detalles del original y además para realizar las nominaciones correspondientes.

EL reto:

Se trata de un reto relámpago en el que debes responder a la nominación de un steemiano para continuar o terminar una historia de este mismo o de otro usuario. Todo fue producto de una confusión divertida entre @alevil, @jcalero y @marlyncabrera.

Si quieres husmear en los detalles, sigue leyendo.


"Sánchez y Narváez - Policial - Literatura Negra":

La parte III que leerán (ojalá lo hagan) a continuación correpsonde a una serie original de @jcalero. En esta serie policial, verán una combinación de thriller, obscenidades y mala actitud con un toque cómico.

Pueden seguir la serie desde el inicio haciendo click en estos links:
Y pueden revisar la parte III paralela a la mía, escrita por @alevil, contra quien perdí este reto, haciendo click aquí:

*"Sánchez y Narvaez III - Policial - Literatura Negra"

Por cierto que este reto me recuerda a #MundosPosibles de @steemitficcion (4 Cuentos) en el cual participé y que pueden revisar aquí y aquí. (No me enteré a tiempo de que estaban publicando las historias completas porque escribieron mi nombre mal; donde vean @marilyn..., esa soy yo).

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Sánchez y Narváez: Parte III - Policial - Literatura negra



Fuente

Me subo. En el asiento hay un whiskey de mini bar. Lo agarro. Sánchez me lo arranca de la mano y lo lanza en el asiento de atrás. Hago como que no me importa y trato de averiguar qué pasa (no me gustó la cara que puso Sánchez cuando habló con el comisario).

— ¿Adónde vamos?

Sánchez suda. Extraño. Nunca suda; a lo mucho, resopla y se pone rojo. Parece que no me escucha. Le pregunto de nuevo.

— ¿Adónde vamos? ¿Qué te dijo el comisario?

Me ignora. Arranca picando cauchos. Se pone el cinturón y me dice que me ponga el mío.

Dos calles abajo, de reojo, sin girar la cabeza ni medio grado, Sánchez advierte una Jeep a la izquierda y acelera. El semáforo está en rojo. Trato de advertirle, pero no me da chance. La Jeep, que venía a toda velocidad, impacta contra el Aveo plateado detrás de nosotros (que también se ha pasado la luz). Acto seguido, el pie de Sánchez en el acelerador afloja. Las manos, sin embargo, aprietan con más fuerza; la izquierda en el volante, la derecha en la palanca de cambio.

— ¿Qué fue eso?

Sánchez sigue mudo. Sé lo que vi. Estaba oscuro, pero ese era el comisario en la Jeep; y de copiloto iba Mono. La mujer que iba atrás parecía Belkys, la mujer de Sánchez. Disimulé mi asombro bajo la impresión por el choque. Me lo reservo por los momentos; la cosa está rara. Sánchez frena y me ve de frente. Primero pienso que es sudor, pero tiene los ojos hinchados y húmedos. Está llorando.

Trato de disimular lo que he venido notando. Me hago el que no sé.

— ¿Y qué fue, tú por qué lloras como un maricón?

Las calles están solas. El accidente no causa alboroto. Sánchez quita la mano de la palanca de cambio y me agarra por la nuca.

Hacía un par de años llevábamos a Deborah al hospital. Sería como esta misma hora, 10 o 10:30 p.m. El paseo grupal fue producto de un evento desafortunado, un truquito nuevo que se le ocurrió intentar con La Negra.
Se puso bruta a mitad de camino; iba a hacer que nos matáramos en la autopista; Sánchez le estrelló la cara contra el tablero. Yo observaba desde el asiento de atrás, donde llevaba a La Negra desnuda de la cintura para arriba, con un torniquete en el brazo y tratando de mantenerla despierta. Es una historia larga y seguro califica en algún Top Ten de las diez peores formas de enterarte que la negra puta que trabaja contigo es lesbiana y evangélica; lo cierto es que Sánchez mandó a poner una plancha de acero y fibra de vidrio en la parte que Deborah rediseñó con la frente y contra esa mierda me parte la nariz de un solo golpe. El dolor es intenso (aunque sé que ha podido hacerlo mucho mejor).

Ya dije que siempre ha sido mucho más rápido que yo (aunque mucho menos listo).

Estoy apenas consciente, pero me quedo muerto (mejor así, hasta que entienda que está pasando). Me saca del carro y me carga ligero. Siento que la presión de la sangre me saca los ojos; trato de no llorar. Me aguanto; no es la primera vez que me parten la nariz, aunque sí comenzaba a temer que fuera la última.

Colgando cabeza abajo, la sangre me ahoga y no me deja ver bien. Pero reconozco el sitio. Allí habíamos llevado a Luciano Carvajal cuando violó a la Deborah (un chiste de ella). No importa lo que digan de nosotros, ese fue realmente el único que de verdad matamos y sólo porque a Sánchez se le fue la mano (era el primer año de servicio). No queríamos matarlo, solo lo íbamos a circuncidar desde las bolas; nos faltó pericia.


Fuente

Es una orilla de playa abandonada. Hace un par de años, cuando los temporadistas empezaron a quejase del servicio de los restaurantes y de la falta de mantenimiento del complejo, el gobierno resolvió el problema. Expropiaron todas las instalaciones. Ese fue el fin. Por lo menos ahora está limpio y tranquilo y nadie se entera cuando te deshaces de un maldito.

Me llega el tufo de Sánchez. Mi olfato vuelve. Hará cuánto que no se baña. Anoche seguro volvió a dormir en la comisaría. Ahora entiendo por qué Belkys me llamaba tanto esta mañana (aunque ahora que lo pienso, nunca insiste tanto).

Me suelta en la arena y va al carro. Abre la maleta. Siento que paró la hemorragia. Cuando estoy comenzando a imaginarme que va a sacar la Kaláshnikov (la que le quitamos a Mono y con la que nos evitábamos figurar en los reportes forenses de maneras inconvenientes), aparece Manuel, nuestro amigo bar ténder y novio del dueño de “La Casa” (el burdel). El mal parido tiene el mal hábito de salir de repente de entre las sombras (siempre con su trapito mugroso hediondo a desinfectante con cerveza rancia). Salió de la penumbra el hijo de la gran puta. Chequeo; viene desarmado. No se escuchó llegar ningún vehículo. Ya estaba ahí. Nos esperaba, oculto. Sánchez se acerca y lo registra con los ojos, exaltado.

Estoy en el piso. Manuel está a cuatro o cinco metros de mí con un rollo de cabuya en la mano, desarmado; en el ángulo restante del triángulo que formábamos está el subnormal de Manuel; trae una bolsa.

Sánchez pone cara de esto se jodió y al fin, rompe el silencio. Camina hacia mí y cuando está a penas a unos pasos, me dice:

— Mira, Narváez. El maricón de anoche resultó ser ahijado del comisario. Cuando iba corriendo desnudo, lo agarró la banda de Mono; lo tienen. Piden tu cabeza para soltarlo. Anoche se llevaron a Belkys, Narváez. ¿Entiendes? Negocié.

Inmediatamente, me da la espalda y se va seguir hurgando en el baúl del carro. Comprendo que Manuel se encargará de aquí en adelante.

La loca del trapito viene por mi derecha. Viene desplegando un plástico que sacó de la bolsa. Llega a dos metros de distancia de mí y pregunta:

—Como que no te has tomado el whiskey.

Entonces recuerdo la botella de mini bar en el carro cuando salimos de La Casa, después que llamó el comisario. Obviamente yo no tenía nada de sueño.

Fuente

Pongo mi mejor poker face, pero Manuel es astuto; se percata en el acto que no supe de qué me hablaba; voltea a ver a Sánchez, quien todavía tiene medio cuerpo metido en el baúl del carro. Suelta el plástico y se arremanga con torpeza el ruedo del pantalón. En seguida me doy cuenta que va sacar el arma que lleva en la media, pero antes de sacar la glock, Sánchez lo vuela de un batazo.

Ahora recuerdo la expresión de alivio que pusieron la Deborah y La Negra cuando por fin nos fuimos (luego que recibimos la llamada del comisario). Sabían que Sánchez se encargaría. Tiene la mala costumbre de contarle todo a las que se acuestan con él (y justo ahora me pregunto si no habrá sido un error que tocará pagar caro; me pregunto cómo Manuel sabía que Sánchez me llevaría al muelle).

¿Me había salvado? Bate en mano, se aproxima y me tiende la mano.

El asunto es así. Mi cabeza por Belkys. En su cabeza, Sánchez había resuelto la parte de mi cabeza. Iba a dejarme desmayado (o medio muerto), escondido en el muelle hasta que resolviera todo. Manuel vino a ayudar, enviado por el comisario (aún es un misterio cómo supo adónde enviarlo; ¿habrán aflojado las muchachas?). Lo cierto es que el comisario hubo de tener dudas de la eficacia de Sánchez para este caso en particular (el gordo mal parido es protector directo de La Casa; cobra vacuna a Rodríguez, novio de Manuel y dueño del burdel; antes de convertirse en la loca del trapito mugroso, Manuel estuvo preso por posesión y por implicación en diferentes homicidios; el comisario lo ayudó a salir). Manuel está muerto ahora. Sánchez está más encabronado que nunca. Evito la mano. Me levanto solo; me sacudo, la cara me duele y la tengo llena de costras y arena; voy al carro por la botella de agua. En unas horas estaré óptimo.

Sánchez me sigue con el bate (no deja de ponerme nervioso); lo enrolla en un trapo y lo esconde en el muelle.

Por los momentos hay que deshacernos de Manuel. Pero el problema real es el comisario. Sánchez se limpia la cara y se recompone; está a punto de decirme su plan, pero ya yo sé cuál es.

—Hay que matar a Mono y a ese gordo coño de madre. No sé hasta dónde las muchachas se metieron en esto.

Voy hasta el cuerpo de Manuel y le saco el celular. Lo he visto marcar la clave; desbloqueo y busco el número de Rodríguez. Veo a Sánchez con mi cara de observa y aprende y antes de darle a llamar, le digo resuelto:

— Hay que negociar.

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Gracias por leer.

Por haber perdido el reto, me dispongo a que @alevil o @jcalero, quien se manifieste primero en los comentarios, me nomine para las siguientes 48 horas.

Mientras tanto, mis nominados son @flamendialis y @bertrayo, a quienes considero excelentes escritores, para que continúen "La esfera", de @alevil.

Tienen 48 horas para culminar el reto.

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Hola @marlyncabrera... aprovecho que estoy despierto para ganarle la carrera a @jcalero y retarte yo. Hoy leí La casa de doña Elena de @devinalivaudais y me encantó. Y cuando vi tu mensaje quise saber cómo continuarías tu este cuento. Sé que te va bien con el suspenso. Tienes hasta la medianoche del domingo para cumplir :)
Y espero que alguien rete a @devinalivaudais ya que la incluí en este asunto sin su aprobación.

¡Ajá! Veo que tienes buen gusto. RETO ACEPTADO. Vengo de "La casa de doña Elena". Una maravilla♥

En buen peo nos metiste, ahora me pregunto, ¿debería seguir las historia donde la dejé, continuar con los podridos o seguir desde acá?
Valió la pena esperar, ha sido una gran continuación, ¡pero eso no es ninguna sorpresa saliendo de tu pluma!

Que tal si @isauris hace un nuevo episodio de estos policías, ya que está muy atenta al reto. Hagamos que se salpique. Así que está retada... Arranca el reloj... quedan 48 horas...

¡Sí! Gracias por ensuciarte las manos en nombre de todos, por la causa, @alevil XD

😱😱😱😱 Sr. @alevil, usted a visitado mi blog? Yo lo que sé es de recetas y he intentado escribir uno que otro poema... Mi cuento más largo tenia 30 palabras... Qué hago con esto????? Quién me manda andar metiendo la nariz por acá? Jajajajaja @marlyncabrera siento que esto es culpa tuya jajajajaja quién me ayuda????? 😭😭

jajajaja... puedes no aceptar el reto y no pasa nada. Tampoco la idea es hacerte sufrir

Sr. @alevil, no se dirá que me acobarde ante el reto. He seguido desde donde lo dejó @marlyncabrera, acá les dejo el link https://steemit.com/spanish/@isauris/sanchez-y-narvaez-iv-policial-literatura-negra-respondiendo-al-reto-de-alevil

¡Bella. Hay gente bella!

Enredo enredoso este que se traen, empiezo a leer desde el principio para desenmarañar la cuestión. Volveré por aquí lueguito. Abrazos.

@isauris, te metiste en problemas con @alevil. Dios te ampare XD

Por un momento pensé que @marlyncabrera mataría a Narvaez, como venganza por la asesinato que @jcalero hizo de Laura.... Se salvó de verguita

¡Jamás! Yo, incapaz de matar a ese señor. Se nota que @jcalero planificó larga amistad con él. Así es la morrocoy-people, entrañables.

Respondido el reto, un poco bastante tarde me parece. Acá se los dejo: La esfera - Continuación al cuento de @alevil.
Gracias por considerarme. Un abrazo @marlyncabrera.

Te sale penitencia. Por allá la dejaré. ¡Atento, @flamendialis!

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