BAJO EL PUENTE | PARTE I [relato]

in #spanish6 years ago (edited)


Esta es la primera parte (de tres) de un relato inspirado en el pueblecito de mi infancia.

Espero lo disfrutes :)




BAJO EL PUENTE

Relato original de: @elelobos
Ilustraciones por: @elelobos


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Avanzábamos por una carretera estrecha que atravesaba extensas fincas ganaderas, bosques frondosos y numerosos puentes deteriorados. Subíamos y bajábamos altas colinas, y de vez en cuando nos topábamos con curvas muy cerradas que hacían que Talita se tensara en el asiento del copiloto.

Yo estaba hastiado. El estado del asfalto empeoraba cuanto más nos alejábamos del pueblo. Tuve serias complicaciones para esquivar los profundos baches sin salirme de la vía. Aunado a ello, los frondosos arbustos amenazaban con invadir la carretera, provocando que sus ramas chocaran contra la carrocería.

Después de que las molestas ramas me azotaran el antebrazo unas cuantas veces, decidí dejar de hacer el tonto y subí el cristal de la ventanilla. De inmediato me arrepentí. Un sudor frío y pegajoso empezó a cubrirme la frente. El clima era húmedo y nublado, sin rastro del sol.

Extrañamente, no nos habíamos cruzado con ningún otro automóvil durante el trayecto. Aunque era algo que agradecía. De haber ocurrido, dudaba mucho de que ambos hubiésemos podido atravesar la angosta carretera al mismo tiempo. Alguno hubiera tenido que retroceder.

Talita estaba recostada sobre el asiento, tenía los ojos cerrados y una sonrisa en los labios. El cristal de la ventanilla subido hasta la mitad. Parecía disfrutar de la caricia del húmedo viento. Este era su hogar. Había regresado después de diez largos años y había insistido en que la acompañara.

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Zipayare, era el nombre del lugar donde había crecido y el cual lentamente dejábamos atrás. Un pueblecito localizado en la cima de una montaña, conformado por siete calles, todas nombradas en honor a algún prócer venezolano. Tenía una escuela, una antigua casa comunal, un parque cubierto de maleza, un estadio donde los muchachos jugaban al béisbol y dos pequeñas iglesias: una cristiana evangélica y una católica, bien alejadas la una de la otra.

Talita decía que allí casi todos eran evangélicos. Cuando era niña, un cura solía auspiciar misas cada domingo, e incluso se había creado una especie de club llamado «Infancia Misionera», integrado por algunos niños y adolescentes locales; ella incluida. Pero con el tiempo, el cura dejó de asistir, los niños abandonaron la infancia y la gente del pueblo comenzó a inclinarse hacia la iglesia evangélica Monte Horeb; atraídos por los mucho más frecuentes y animados cultos que ofrecía el pastor.

Así fue como el catolicismo murió en Zipayare. Aunque continuaron organizando una vez al año la feria en honor a la virgen local: Nuestra Señora de los Amores. Una semana de fiestas con música estridente que siempre terminaban con una pelea de borrachos.

También solían elegir a una reina de entre las jóvenes del pueblo; a la cual paseaban por las calles en una colorida camioneta rodeada por hombres a caballo que eventualmente fueron sustituidos por hombres en moto, mucho más bulliciosos y numerosos que los jinetes. Eso también había muerto con el paso del tiempo.

Aquel era el pueblo donde Talita, mi prometida, se había criado, educado, enamorado y, en ocasiones, incluso escapado hasta alguno de los numerosos ríos que discurrían bajo los viejos puentes que cruzábamos de vez en cuando. Yo llevaba casi una hora conduciendo, pero Talita insistía en que ella y sus amigos solían hacer el recorrido a pie —ida y vuelta—, bañarse en el río y regresar a casa antes de que el sol empezara a ponerse.

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Uno de esos ríos era nuestro destino. Uno pequeño y recóndito que ella solía frecuentar cuando era niña junto con su hermana mayor, quien había fallecido dos años atrás. Yo asumía que era debido a ello que había insistido tanto en regresar y visitar aquel río, aunque prefería no preguntárselo. Hay heridas que aunque parezcan haber cicatrizado, vuelven a abrirse con el menor roce.

—¿Cuánto falta? —pregunté secándome la frente.

—Un par de puentes. Luego giramos a la derecha y... Y después desacelera porque no recuerdo el lugar exacto y tengo que ir prestando atención. —Hablaba muy rápido. Siempre hablaba de esa forma cuando se emocionaba—. Está bajo un puentecito; pero recuerdo que aunque siempre estaba pendiente, nunca lo veía hasta que papi frenaba junto a él. —Una sonrisa nostálgica le iluminó el rostro.

Dios, cómo amaba verla sonreír. No había parado de hacerlo desde que bajamos del aeropuerto. Jamás la había visto tan animada, tan emocionada. Esto era importante para ella. No muchas cosas lo eran a sus ojos, pero esto definitivamente sí. Me animé y el clima de pronto ya no me pareció tan agobiante.

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Talita sacó su móvil.

—Robert, ¿recuerdas lo que te dije sobre la virgen del pueblo? —me preguntó de repente—. ¿Nuestra Señora de los Amores? —Hizo una mueca de desagrado—. Qué nombre tan horrible... Siempre me pareció estúpido.

—Lo recuerdo —contesté—. Solían organizar una feria en su honor cada año. Aunque, ya hacia el final, incluso dejaron de hacer la misa con la que...

—Ni misa ni procesión —interrumpió Talita—. Honestamente, ni siquiera recuerdo que alguna vez se haya hecho la misa. —Se echó a reír, sin dejar de deslizar el dedo por la pantalla.

Su prima nos había contado que en los dos últimos años de vida de la feria, ni siquiera habían hecho la tradicional procesión encabezada por la estatua de la virgen; la cual era llevada en brazos por miembros de la familia más católica del pueblo, los Cáceres. ¿O eran los Cabrera? No lo recordaba.

La pequeña estatua recorría las calles cubierta por las flores que dejaban los fieles —principalmente flores de cayena—, y también por cartas escritas por mujeres que deseaban que la virgen bendijera su relación amorosa o, en ausencia de esta, que les concediera una.

—Tani era devota —dijo Talita de pronto. Había dejado de sonreír—. Siempre fue muy religiosa. Cuando éramos niñas, solía contarme la historia de la aparición mariana cada vez que nos íbamos a la cama. Ocurrió en uno de estos ríos, o eso dice la leyenda... Es un cuento infantil, muy estúpido —se excusó, mirándome—. No se lo leería a mis hijos jamás. Pero... ¿puedo leértelo? —Su expresión era seria, casi anhelante. Luego esbozó una débil sonrisa—. ¿Quieres?

—Claro —respondí al instante, sabiendo que aquello era algo que ella necesitaba hacer.

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Mientras cruzábamos un pequeño puente de barandas rotas y desconchada pintura roja, empezó a leer.

—Durante un día caluroso, una joven pareja jugaba en un río cristalino y pedregoso, bajo la sombra de un árbol frondoso. Mientras los enamorados reían y chapoteaban, el deslumbrante sol se desplazaba; de forma rápida y ligera, como una imponente esfera. Porque es bien sabido que el tiempo transcurre veloz cuando lo pasas junto a tu amor.

»Las aguas resplandecían, los árboles murmuraban y los pájaros cantaban... mientras los jóvenes jugaban. Y, sin que nadie lo notara, el sol de los venados alcanzó el verde horizonte y descansó rozando el monte. —Talita interrumpió la lectura—. El sol de los venados es el nombre que le damos al sol del ocaso —explicó rápidamente—. Se vuelve un círculo perfecto, enorme y anaranjado que tiñe el cielo; es hermoso. Los venados salen de sus escondites para alimentarse bajo su luz; de ahí el nombre. —Se aclaró la garganta. Volvió a leer—. La pareja yacía abrazada sobre las rocas cuando la fauna empezó a cantar. Los bichos coreaban, las ranas croaban... Sabían lo que iba a pasar.

»—Yo mataría por ti —estaba diciendo Yare—. Eres mía —sentenciaba.

»—Yo moriría por ti —le respondía Zipa—. Soy tuya —acordaba.

»Fue entonces cuando la Madre afloró en el lugar.

»—Ella no es tuya. Tú no eres de él. Solo al Señor pertenecéis —los sermoneó con dulzura—. Porque fuerte como la muerte es Su amor; duros como el Infierno son Sus celos, mis criaturas.

»Los jóvenes rieron y lloraron; la Madre les había hablado. Y justo cuando el sol se ocultó, la Madre les bendijo y desapareció. No sin dejar en el lugar... una hermosa y rojiza flor.

Talita me miró con ojos húmedos; había terminado de leer.

—Era una flor de cayena —dije.

Ella soltó una risa cantarina y suspiró. Parecía que acabara de desprenderse de un peso enorme y doloroso.

—Sí —me dijo, dejando el móvil a un lado. Volvió a apoyar la cabeza sobre el respaldo del asiento. Luego cerró los ojos.


Continuará...

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¡GRACIAS POR LEER!



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El #Reto12Votos está diseñado para que todas las personas ganen. Se trata de leer, comentar y votar por otros participantes del reto que harán lo mismo a cambio. Conoce las reglas del #Reto12Votos en este link y participa.

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Excelente historia, mejores ilustraciones originales..! ¡Votado por Engranaje..!

Great story, Elena! I liked it a lot. It made me want to visit that little town. Zipayare!

I've found your post after @viking-ventures included it in her entry for the Pay Ir Forward Contest

Thanks a lot, Trincowski! I'm glad you enjoyed it :D

Excelente historia amiga, tu manera de redactar es hemosa ¡Espero la continuación con ansias!

Te dejo por acá mi participación: https://steemit.com/reto12votos/@gabri.laportu/reto12votos-semana-4-venezuela-literatura

¡Saludos!

Gracias, Gabriela! Ya me voy para allá :)

Me paseaste por muchos sentimientos, creo que mis sentimientos iban al ritmo del auto, mis ojos se humedecieron en la misma línea que nombrabas los ojos, y sabes? reí , sonreí, mi cara se puso seria y bueno recordé un viaje que la carretera era parecida a la que describes, pero en cada curva había una cruz, yo decía seguro los que se han matado en este lugar... me llenaba de miedo pensar que regresamos por ese mismo lugar, si así era subiendo como sería de bajada. En espera de tus próximas publicaciones. Aprendiendo a quererte, que bello este mundo de tantos escritores y yo aquí en medio de este mar de sentimientos, @elelobos.

Qué maravilloso es despertarse y leer este comentario, Lisbett :) Tenía dudas sobre si publicar algo tan largo, pero tus palabras las disipó. Abrazo inmenso.

Mi bella Ele: este es el texto más largo que he leído de tu pluma. Me ha encantado. Tienes un sello de escritora.

Gracias, mi Sei! Si es largo XD De hecho, tuve que cortarlo y luego dividirlo en tres. Espero que tenga buena acogida; hasta ahora va bien.
Un besote :)

@elelobos. Excelente relato y me gustan mucho tus pinturas. Felicidades.

Mi reto: https://steemit.com/spanish/@naborch/que-decir-de-venezuela

Gracias, naborch :) Eso me alegra.

Muy buena tu historia @elelobos, espero la continuación ansioso, aquí te dejare mi humilde participación, espero te guste: https://steemit.com/venezuela/@hernan27/reto12votos-semana-4-venezuela-belleza-natural

Gracias, Hernan! Ya me doy una vuelta.

Me gusta, estaré atenta al desarrollo de esta historia, saludos @elelobos, gracias por tu apoyo!

Gracias a ti, @nelvis. Un abrazo :)

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