Esta es una de mis películas favoritas de todos los tiempos. Seguramente la mayoría de las personas ya la ha visto. Si la han visto y les encantó, probablemente coincidan con la opinión emitida en este post. Si la vieron pero no les gustó, quizás esta entrada les haga reconsiderar algunos aspectos. Y si no la han visto (¡¿en dónde han estado escondidos?!) espero que este artículo los empuje a ver esta gran obra.

Sí, es un musical.

He oído a muchas personas decir "es que no me gustan los musicales, con esa cantadera todo el tiempo". Para quienes piensan así, les digo: ¡Qué lástima! El cine es arte, la actuación es arte, el baile es arte y la música por supuesto que también lo es.

De esa combinación (cuando es realizada en buena forma) resulta un producto artístico de gran valor para aquellos que amamos las diferentes manifestaciones artísticas. Sin embargo, a quienes no les gusta tanta "cantadera", les diré que La La Land no es Les Miserables (otra gran película) en donde todo el diálogo, todo, es cantado. Todas las películas tienen una banda sonora, así que cualquier película que se vea, especialmente las comedias y las románticas, emplea canciones de fondo en al menos seis o siete secuencias de la cinta. Presten atención y se darán cuenta. Y eso ocurre en La La Land. La película emplea canciones dentro de su trama, pero tiene largas secuencias de diálogos normales, con la particularidad que tienen los musicales de que acá las canciones y los bailes son interpretadas, magistralmente, por los mismos actores; y ¿no demuestra eso un desafío actoral mayor para quienes además de aprender el guión deben aprender pasos de baile y letras de canciones? El hecho de que una película sea un musical, entonces, es un plus y no un pero.

Lo visual

Los detalles de escenografía, vestuario y fotografía son cuidados a la perfección en esta cinta. La secuencia inicial muestra un atasco de tráfico en una amplia avenida y allí todo está perfectamente elegido: el color de cada vehículo, los diferentes modelos, los colores de la vestimenta de cada personaje y hasta sus rasgos étnicos; todo pretende mostrar la diversidad humana que busca un sueño y que llega a Los Ángeles a perseguirlo. Son unas pocas decenas de carros, pero representan a los soñadores de todo el planeta. Igualmente, a lo largo de la cinta, ningún detalle visual es aleatorio, todo está perfectamente cuidado, cada vestuario de cada personaje en cada escena, cada color de cada lugar, cada rayo de sol, luz de luna, luces artificiales, incluso esos objetos que parecen estar regados de cualquier forma, todo, absolutamente todo elemento visual presente en la película ha sido concienzudamente escogido.

La historia

Luego está el guión, la historia. Mia (Emma Stone) y Sebastian (Ryan Gosling) son dos personas bastante diferentes que poseen un rasgo común: ambos tienen un sueño. Mia desea ser una gran actriz y Sebastian es un músico que quiere abrir un Club de Jazz. Son soñadores en la ciudad de las estrellas. No es un flechazo inmediato, pero se enamoran y proyectan una vida en la que ambos lograrán sus respectivos sueños y permanecerán juntos. Sin embargo, no todo sale bien. Cuando Sebastian decide unirse a una banda que toca una especie de Jazz moderno, Mia lo increpa por haber renunciado a su sueño. Él dice que eso se llama "madurar", que lo hizo porque ella quería que él tuviera un trabajo estable. No busca echarle la culpa, lo que pasa es que no dice lo que realmente quiere decir: lo hice por ti.

Sebastian aceptó ese trabajo para poder mejorar su calidad de vida, la suya y la de Mia; y aunque muchos lo debatan, poniéndola a ella, su bienestar, por encima de sí mismo. Sin embargo, Mia no quiere que él renuncie a lo que le apasiona, quiere que tome su dinero y abra su club. Quiere que él logre su sueño porque lo ama. Es ella quien no acepta la renuncia de él. Luego, cuando Mia renuncia a su deseo de ser actriz porque le duele mucho ser rechazada una y otra vez, es Sebastian el que no se lo permite. Va a buscarla, la reprende y la lleva a la siguiente audición. Y lo hace porque la ama, porque cree en ella y está convencido de que lo logrará. Y resulta sumamente romántico que dos personas se amen a tal punto que, aunque dejan de creer en sí mismos, nunca dejan de creer en el otro.

El final

Tras la audición de Mia, la película salta cinco años hacia adelante. Se ha convertido en una actriz de renombre y tiene una familia...pero no con Sebastian. ¿Por qué? ¿porque estaban lejos, ella filmando en París y él en LA abriendo su club? ¿por qué no se fue él a París con ella, al menos un tiempo? ¿por qué no la esperó? ¿intentaron, al menos, estar juntos un tiempo? nada de esto podemos saberlo. Lo que sabemos es lo que más importa: no están juntos. Quizás durante esos años dedicaron todas sus energías a perseguir y alcanzar sus respectivos sueños y cuando se dieron cuenta, ya era demasiado tarde. Sin embargo, ¿No fue Mia la que increpó a Sebastian para que no renunciara a su sueño y hasta diseñó el logo del Club de Jazz que él abrió? ¿y no fue Sebastian quien buscó a Mia y la convenció de asistir a la audición que cambió su vida cuando ella había claudicado? Entonces, ¿haber alcanzado sus sueños no es de alguna manera haberse impulsado en el amor del otro? "Siempre voy a amarte" se dicen. Y eso hacen, aunque al final no estén juntos.

La nostalgia y el tributo

Sebastian ama el Jazz y no quiere dejarlo morir. La sociedad intenta relegarlo como un género musical de una época que ya pasó y él dice "no en mi guardia". Ama esa música y quiere rescatarla para conservar su grandeza, en medio de una ciudad en la que "se venera todo, pero no se valora nada". Mia sueña con ser actriz gracias a su tía quien, en su infancia, le hizo descubrir el mundo del cine. La secuencia final de la cinta muestra al público lo que ambos piensan al verse tras cinco años, eso que pudo haber sido pero que no fue; es la nostalgia de esa vida que pudieron haber tenido juntos, ese dramático "qué hubiera pasado si" que queda sencillamente en una fantasía. Además, la película misma es un tributo al Hollywood clásico y épocas pasadas, con fundidos a negro, letreros en fuentes antiguas, evidentes guiños a Singin' in the rain, a Funny Face, con menciones de Rebel without a cause, de Casablanca; el póster sobre la cama de Mia es la gran actriz Ingrid Bergman. En esta película no sólo se quiere honrar a los soñadores que llegan persiguiendo su sueño, también se rinde tributo a esa ciudad de las estrellas que los hace posibles.

¿Verla o no verla?

¿Te gusta el cine?¿te gusta la música?¿te gusta el Jazz?¿te gustan las películas románticas?¿has disfrutado con los clásicos del cine de los años 40 y 50?¿tienes un sueño que desees alcanzar? si tu respuesta es afirmativa para al menos una de esas preguntas, esta película es para ti. Sólo aquellos que respondan negativamente a todas las preguntas anteriores (¿puede existir alguien así?) quedan exonerados de ver una de las mejores piezas cinematográficas de los últimos años.
Por el excelente trabajo de Damien Chazelle, escritor y director de la película, los detalles visuales perfectamente cuidados, una hermosa fotografía, las actuaciones memorables de la pareja protagonista, las coreografías exquisitas de las escenas de baile, la renovación de lo mejor de las historias del cine clásico de Hollywood, el tributo al arte, a los sueños y a los soñadores, para mí La La Land es un 10/10, la considero desde ya un clásico del cine y creo que debió arrasar en las principales categorías de los Premios de la Academia donde, en mi opinión, no le dieron el reconocimiento que merecía. ¿Aún no la has visto? corre a verla. ¿Ya la viste?, entonces dime ¿Qué esperas para verla de nuevo?