Se trata de una de las comedias románticas más recordadas de los últimos tiempos. En su momento (año 2009) la había visto y tenía un buen recuerdo de ella, pero no quise analizarla en base a una memoria que podía estar condicionada de alguna manera, así que volví a verla hace unos días y ratifiqué aquella primera impresión.

Como la película dice al inicio "Es una historia de un chico que conoce a una chica [...] no es una historia de amor". Tom (Josehp Gordon-Levitt) es un joven romántico, educado por las películas y la música de los años 80, que cree en el amor como una manifestación del destino: todos tenemos una persona especial en el mundo con quien seremos felices por siempre. Por su parte, Summer (Zooey Deschanel) no sólo no cree en esas cosas sino que le dice al propio Tom en una de sus primeras conversaciones:

"No me siento cómoda siendo nada de nadie [...] el amor no existe, es una fantasía".

No podría haber mejor señal para que dos personas decidan no estar juntos. Sin embargo, se presentan dos problemas: el primero es que aunque opine de esa forma en ese punto, Summer es la receta perfecta de esa mujer especial que Tom ha esperado siempre: es linda, dulce, tierna, le gusta la misma música que a él, tiene una apariencia frágil e inocente, pero también tiene carácter. Y el segundo problema es que Tom es divertido, atento, creativo; ambos se atraen mutuamente. Uno dejándose arrastrar voluntariamente y la otra, casi sin querer.

Algo notable es que la cinta, en lugar de contarnos el ascenso del amor y luego su caída de manera cronológica, decide hacerlo en forma desordenada. Comenzamos a ver la película por lo que ocurre en el día 488 y de allí vamos al día 1 y luego al 290 y así sucesivamente. Pero a pesar de ese aparente desorden, vamos comprendiendo cómo se fue fraguando la relación . Hay cosas que Summer hace sólo porque las quiere hacer, sin pensar mucho en ellas; y esas mismas cosas, Tom las interpreta como una señal de que ha logrado derribar las paredes de su alma, de que aunque ella haya decidido tener una relación sin etiquetas, ya está enamorada de él. Este afán de Tom y su predisposición a creer en el amor como destino, es lo que acaba causándole mayor dolor ante la actitud, a veces desidiosa, a veces distante, de Summer.
La película combina combina muy bien los momentos de felicidad y de tristeza y emplea equilibradamente la melancolía y el humor. La dedicatoria de la película, la escena musical que interpreta Tom después de acostarse por primera vez con Summer, o las pláticas en las que Tom pide consejo a su hermanita Rachel (una brillante y joven Chloë Grace Moretz), son escenas bastante divertidas.

Una de las escenas que más disfruté fue la secuencia en que Tom acude a una fiesta a la que Summer lo invita, ya estando separados. La pantalla se divide en Expectativa y Realidad y se evidencia cómo las personas ilusionadas, enamoradas, siguen esperando más de lo que pueden obtener y chocan constantemente por esa razón. Esa escena me recordó al dialogo que tienen en la terraza Woody Allen y Diane Keaton en Annie Hall en el cual mientras ellos conversan de cosas triviales, los subtitulos nos van mostrando lo que verdaderamente están pensando.
Hay dos hechos curiosos en la cinta que me hicieron recordar otra película protagonizada por Zoey Deschanel. En (500) Days of summer Tom conoce, después de Summer, a una mujer llamada Allison, el cual curiosamente es el mismo nombre del personaje de Zoey Deschanel en Yes man. Y el otro hecho es que los dos personajes de Deschanel son fanáticas de Ringo Starr y de los Beatles.
Para muchos, Tom se estrelló porque quiso. Mejor dicho, porque no pudo evitarlo. Al contarle sobre su ex novio, a petición del mismo Tom, Summer dice el por qué la relación terminó: "Lo que sucede siempre: la vida". Es una mujer que ve como algo natural, inevitable, que cualquier relación termine. Y aún más claramente lo expresó cuando le contó a Tom un sueño que tuvo: soñó que corría, hasta flotar, hasta sentirse libre, a salvo y la sensación le pareció asombrosa. Pero se dio cuenta de que estaba sola.

Sin embargo, el triunfo final es para Tom. Sí, Summer, la muchacha que no cree en el amor o los cuentos de hadas se va, se enamora y se casa. Pero no con él. ¿Por qué hablo del triunfo de Tom, entonces? Por lo que la misma Summer le admite en su último encuentro: él tenía razón. El amor existe. Sólo que él lo sintió con ella y ella lo sintió con alguien más. Y he aquí la valiosa lección de la película: somos libres de amar a una persona, pero hay que recordar que esa persona también es libre de amar. Y es posible que, como en la película, esa relación no sea mutua.
Por el buen balance entre comedia, romance y diversión; los detalles de dirección que se salen de lo común; las actuaciones de la pareja protagonista y de la pequeña Rachel; y por contar una historia sobre el amor y no una historia de amor como tantas otras, creo que 7/10 es una puntuación válida para una película que, dentro de su género, es una de las mejores que he visto.