Un saludo a todos, el siguiente relato fue inspirado por el arte digital de @xpilar, los invito a que visiten su blog. La imagen que motivó este relato es la siguiente.

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Fuente

Vilma

Vilma, sentía la intensa necesidad de entrar al agua, como nativa de Triton, era su medio natural. Después de estar casi por seis meses en una estación espacial, donde lo más parecido al océano de su mundo natal, era el lago artificial del sector de bosque, donde ni siquiera se podía nadar, supuestamente para prevenir accidentes; aunque le explicó varias veces a los guarda parques que ella no se podía ahogar, menos en un charco como ese, los muy obstinados no le permitieron sólo que mojarse los pies en la orilla.

Al descender la nave en el espacio puerto en medio del océano, sintió un deseo casi irrefrenable de saltar al agua, pero no podía, aun tenia que recorrer casi tres mil kilómetros para llegar a Pandora, su ciudad; debía tomar un transbordador que la llevaría por aire.

El aparato voló por casi seis horas, sobre la monótona superficie del océano, y cuando estuvieron a punto de llegar a la ubicación de Pandora, el vehículo, con su forma de hoja y su casco ahusado, como si se tratara de un ave marina, que se abalanzaba a atrapar a un pez, se clavó en el agua, levantando una gran ola, que se propagó en anillos, por la superficie.

Bajo el agua a unos cincuenta metros de profundidad se encontraban los edificios de la ciudad, pero ya había sido demasiado aire para Vilma, dejó dicho a la sobre cargo que le guardarán su equipaje en el puerto, que ella tendría que salir, muy a pesar de los deseos de las asistentes, no podía aguardar a llegar a puerto, entró en la escotilla de salida, y el compartimento de forma cilíndrica se llenó rápidamente de agua, Vilma se sacó la ropa y su cuerpo desnudo, salió disparado apenas se abrió la compuerta del compartimento.

Su cuerpo delgado y esbelto era como una proyectil que surcaba el agua dejando tras de sí una leve turbulencia, su piel más gruesa y aceitosa que la de los humanos de los otros mundos y su capa extra de grasa subcutánea, la hacia inmune a las temperaturas de poco más de 277 Kelvin, las branquias por debajo de la altura de los omóplatos filtraban el oxigeno disuelto en el agua, mientras que las membranas entre los dedos de sus manos y sus pies, la hacían impulsarse como si de un extraño pez de torneada figura femenina se trata.

En lugar de dirigirse a la zona profunda donde se encontraba Pandora, prefirió nadar por los alrededores y recordar los paseos que daba de niña con sus compañeros de academia, cuando se escapaban de las nodrizas e instructores y se iban a vagar por los alrededores de la ciudad, sin nada más que hacer, que perder el tiempo.

Desde lejos pudo ver el Jardín de Epiolo, una obra de arte, una suerte monumento entre sumergido y emergido que marcaba la llegada a terrenos de la ciudad, había sido construido por un artista llamado Epiolo, o al menos así se hacía llamar, en realidad en el medio artístico nadie supo nunca su nombre real, tras dar una vuelta, se encontró con un delfín gigante, se sorprendió por momentos al ver moverse a la gran criatura blanca que desde lejos parecía una roca más de las que forma el Jardín, una que ella no recordaba, pero al acercarse en delfín se sacudió dándole un buen susto.

Al parecer su aleta se había quedado atrapada entre unas de las rocas de la obra que se había desprendido. Vilma se introdujo entre las rocas, y se deslizó por detrás hasta donde estaba, tomo un pedazo de barra de acero que casualmente también había caído de la estructura y haciendo palanca con otras rocas, logró liberar la aleta del delfín, que salió nadado despedido de ahí, para luego regresar a donde ella estaba y rodearla varias veces mientras ella se mantenía quieta viéndolo dar vueltas a su alrededor.

El gigantesco animal parecía estarla invitado a acompañarlo, pues luego de rodearla cuatro veces, se acerco a ella y la empujo con su prominente nariz, Vilma, siempre dispuesta a asumir riesgos innecesarios, se subió en cuclillas sobre la espalda del delfín y se aferró a su aleta dorsal.

Cuando estuvo aferrada, el delfín salió disparado arrastrándola como si se tratase de una bandera ondeando sujeta a la aleta dorsal, sus largos cabellos rojizos serpenteaban como un velo que cubría su espada hasta el inicio de sus glúteos, de haber sido vista por algún antiguo marino terrestre sería confundida con una sirena que montaba una descomunal criatura marina. No sabia donde la llevaría el delfín, pero estaba teniendo el mejor viaje de su vida, así que el destino no tenía la menor importancia.

Texto de @amart29 y arte digital de @xpilar, Octubre de 2019

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Sólo me queda agradecer a @xpilar por permitirme usar su arte digital en mi publicación y por motivarla. Muchas Gracias @xpilar

Gracias a todos por visitar mi publicación, espero sus comentario y agradezco su apoyo, hasta la próxima

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