Ira

in #spanish5 years ago (edited)

Un saludo a todos, el siguiente relato fue inspirado por el arte digital de @xpilar, los invito a que visiten su blog. La imagen que motivó este relato es la siguiente.



Fuente

Ira

Llegar a Prometeo, no fue tan simple ni tan rápido como supuso Oliver, primero debió pasar tres horas esperando a que el oficial de enlace del ejército, en la dirección de seguridad de Polaris, regresara de un viaje de reconocimiento que realizaba a unas instalaciones que se construían en la costa al oeste del continente y después de eso aguardar una hora más a que consiguiera la autorización para permitirle viajar en un transporte militar especial a la base.

Prometeo era una estación espacial ubicada en órbita alrededor de la misma estrella que Heracles, pero a mayor distancia de ella. Su órbita estaba sincronizada con la de Heracles, de forma tal, que siempre guardaba la misma distancia del planeta, el viaje le llevaría a Oliver doce horas durante las cuales, por alguna extraña razón, logró dormir apaciblemente, algo que no conseguía hacer desde que empezó toda esta situación.

A su llegada fue recibido por el oficial médico de la base, tal como lo había solicitado, después de dos horas de estar reunido con él, continuo con un oficial de inteligencia y otro de la oficina de veteranos. Después de poco más de veinticuatro horas en la base, estaba nuevamente a bordo de un transporte, de regreso a Heracles. Muchas ideas rondaban su mente, las cosas no pintaban tan bien como antes, algo no estaba encajando en todo esto, como lo sospechaba, había más cabos sueltos de los que había supuesto.

Bruno se sentó en el escritorio y observó, los árboles moverse rítmicamente, mecidos por la brisa de la tarde, sentía hervir su sangre, apretó los puños con tal fuerza, que, al abrir temblorosamente sus manos, le quedaron las marcas de las uñas en las palmas.

No podía seguir esperando, no lo podían detener por más tiempo. Golpeo fuertemente el escritorio con ambos puños y el porta lápices salto y cayó de lado, volcando su contenido, los lápices rodaron cayendo varios de ellos al piso.

Se puso de pie y siguió golpeando repetidamente el escritorio con sus puños, hasta que empezaron a dejar una marca de sangre sobre la superficie del mueble, se detuvo y observó sus nudillos ampollados por los golpes, empuño nuevamente su mano izquierda y golpeo la pared al lado de la ventana, una sanguinolenta marca roja quedó estampada en la blanca superficie del muro.

Aun sin emitir un solo sonido, caminó hacia la cocina, y enjuago sus manos en el fregadero, luego tocó la superficie de la mesada y ésta se deslizó, dejando ver el interior del refrigerador que estaba bajo ella, tomó de una de las canastas una pequeña caja que contenía ocho cápsulas de medicamento, para ser usadas con pistola hipodérmica, sacó una y la puso en el interior de su bolsillo, regreso la caja al refrigerador y la superficie de la mesada volvió nuevamente a su posición inicial.

Se aproximó a la puerta trasera de la habitación, y salió al patio del bloque de habitaciones y abrió la puerta de su depósito, ya casi se hacia de noche, la brisa soplaba fría arrastrando las hojas caídas de los árboles del bosque que iniciaba atrás del edificio.

En el interior del depósito, sujeta con precintos de alambre a un marco metálico que colgaba del techo, se encontraba una chica de unos veinticinco años, nadie sabía de su ausencia, era una de las tantas jóvenes sin recursos que venían a vivir a Polaris desde otros mundos, en busca de mayores oportunidades, la había levantado recién llagada al espaciopuerto, con la excusa de invitarla a un bocadillo.

El cuerpo desnudo de la chica tiritaba por el frio. La joven levanto levemente su cabeza, que colgaba viendo hacia el piso, la ladeó y entre abrió los parpados dejando ver sus vidriosos ojos. Bruno tomó de una de las mesas una pistola hipodérmica y la cargó con la cápsula que llevaba en su bolsillo, se aproximó a la chica y aferro su muslo casi a la altura de la ingle con la mano derecha y oprimió la punta de la pistola unos pocos centímetros arriba de donde tenía apoyado su pulgar y oprimió el gatillo, un leve sonido de succión fue la señal de que el medicamento había sido inyectado bajo la piel de la joven, que se empezó sacudir cansadamente y con dificultad.

Colocó nuevamente la pistola sobre la mesa y se sentó a ver por varios minutos a la chica moviéndose y tratando, sin éxito, de emitir algún sonido, al cabo de unos diez minutos, se había quedad completamente quieta. Se aproximó a ella y le levantó la cara tomándola gentilmente por la barbilla, todos los músculos de la joven estaban completamente distendidos como si se encontrará inconsciente.

―Subiré un poco la temperatura del calefactor para que no tengas frio ―le dijo gentilmente, viéndola a sus ojos, que permanecían abiertos y parecían verlo con atención ―. Ya pronto llegará el momento de que te conviertas en algo más hermoso aun de lo que eres, serás testigo de tu propia trascendencia, te prometo que serás grandiosa.

Texto de @amart29 y arte digital de @xpilar, Septiembre de 2019

Otros relatos de la serie La Era de Perseo

Sólo me queda agradecer a @xpilar por permitirme usar su arte digital en mi publicación y por motivarla. Muchas Gracias @xpilar

Gracias a todos por visitar mi publicación, espero sus comentario y agradezco su apoyo, hasta la próxima



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hola casi sin tiempo pero aqui estoy feliz viernes amigo

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