FUENTE

Esta es mi primera participación en el concurso convocado por @bananafish:

Benjamin empujo la puerta de hierro, su oxidada cerradura emitió un sonido discordante que le produjo un escalofrío. Introdujo la mano derecha en el bolsillo de su pantalón y apretó con fuerza la cruz que llevaba en él, implorando protección a Dios por el encuentro que tendría y perdón por lo que haría.

Sus pasos resonaron secos sobre la grava de entrada, mientras avanzaba hacia la oscuridad impenetrable. Pasó junto a la tumba de sus padres, muchas veces había jugado a recorrer el camposanto con los ojos cerrados, así que la oscuridad no era impedimento para desplazarse, sin embargo vio una luminosidad relativamente cerca y se dirigió hacia allí.

Tal como lo había sospechado: Melinda le esperaba con su horripilante traje negro y no sola sino con su tribu de magos oscuros. Sobre una piedra las velas de color negro también ardían. un parabán protegía las llamas de la brisa para que esta no las apagara.

Un fuerte olor a azufre se sentía en el ambiente, pero Benjamín lo adjudicó a su imaginación.

Se acercó aún más, Belinda, con su fiera mirada le preguntó:

• ¿Traes el oro?
• Por supuesto, haría cualquier cosa con tal que el nombre de mi familia permanezca limpio, lejos de todo el barro que quieres lanzar en él.
• Bien… ¿Sabes lo que es un sacrificio?
• Claro que sí – Su voz tembló un poco-.
• No tengas miedo…es sólo un salto adelantado del que todo tenemos qué dar al otro lado. Ten, toma el líquido de esta copa y nada te causará dolor. Ja, ja, ja, ja.

Entonces Benjamín entendió que Melinda no solo quería su oro, sino que además le arrebataría la vida como ofrenda para cumplir con su amo.

• Entiendo, pero a los condenados a muerte se les permite un último deseo. Déjame fumar una pipa sentado allá, sobre esa roca.
• Está bien.

Benjamín se acercó a la roca. Se sentó en ella. La luna trataba de salir, pugnando contra las grandes nubes que la rodeaban y tapaban. Lejos escuchó el ulular de un buho, como presagiando muerte.
Introdujo lentamente su mano en el bolsillo, sacó la pia y la bolsita en la cual guardaba la picadura de tabaco.

Todos sus movimientos eran vigilados por la mirada incisiva de Melinda, como si temiera que él pudiera huir. Sacó las cerillas, encendió la pipa. No podía evitar el temblor en sus manos.
Pensó de nuevo que era el momento de conocer a la familia. De encontrarse con sus antepasados. Su sacrificio lavaría sus errores, acabaría con ese amor maldito que le había llevado a ser una piltrafa en manos de Melinda, además impediría que su apellido fuera vilipendiado.
Con cautela y un movimiento que pasó desapercibido a Melinda que en ese momento prestaba atención al chisporroteo de una vela, acercó la humeante pipa a la mecha que se extendía tras la roca que le servía de asiento.

Esa mañana temprano se había tomado el trabajo de colocar los cartuchos de dinamita alrededor de ese lugar, espacio que era el más idóneo para esta reunión. Una sola chispa bastó para encender la mecha. Antes de cinco minutos habían volado todos: La tribu adoradora del demonio, juntamente con Melinda, y él.
Durante un mes en los periódicos no se leyó noticia de otra cosa. Luego otras informaciones reemplazaron a estas.

Benjamín logró su cometido: El apellido Leitner siguió siendo símbolo de honestidad, respeto y decoro.

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*This is my first participation in the contest called by @bananafish:

Benjamin pushed open the iron door, its rusty lock made a jarring sound that made him shiver. He put his right hand into his trouser pocket and squeezed the cross on it, imploring God for protection and forgiveness for what he would do.

His footsteps echoed dry on the entrance gravel, as he moved toward the impenetrable darkness. He passed by the grave of his parents, many times when be child he had played to cross the cemetery with his eyes closed, so the darkness was not an impediment to move, however he saw a relatively close luminosity and went there.

As he had suspected: Melinda was waiting for him in her gruesome black suit and not alone but with her tribe of dark wizards. On a stone the black candles also burned. a parabán protected the flames of the breeze so that it did not extinguish them.

A strong smell of sulfur felt in the air, but Benjamin attributed it to his imagination.

He came closer, Belinda, with his fierce look asked:

• You bring the gold?

• Of course, I would do anything as long as my family's name remains clean, away from all the mud you want to throw into it.

• Well ... Do you know what a sacrifice is?

• Of course. - His voice trembled a little.

• Do not be afraid ... it's just a leap forward that we all have to give to the other side. Have, take the liquid from this cup and nothing will cause you pain, ha, ha, ha.

Then Benjamin understood that Melinda not only wanted his gold, but also that she would snatch his life as an offering to fulfill her master.

• I understand, but those condemned to death are allowed one last wish. Let me smoke a pipe sitting there, on that rock.
• It's okay.

Benjamin approached the rock. He sat on it. The moon tried to leave, struggling against the great clouds that surrounded and covered. Far away he heard the hooting of an owl, as presaging death.
He slowly put his hand in his pocket, took out the pipe and the little bag in which he kept the tobacco sting.

All his movements were guarded by Melinda's incisive gaze, as if he feared he might flee. He took out the matches, lit the pipe.He could not avoid the tremor in his hands.
He thought again that it was time to meet the family. To meet with his ancestors. His sacrifice would wash away his mistakes, end the cursed love that had led him to be a wreck in the hands of Melinda, also prevent his surname was vilified.
With caution and a movement that went unnoticed to Melinda who at that moment paid attention to the crackling of a candle, brought the smoky pipe to the wick that stretched behind the rock that served as seat.

That early morning he had taken the trouble to place the dynamite cartridges around that place, the space that was most suitable for this meeting. A single spark was enough to light the wick. Within five minutes they had all flown: The demon worshiper, along with Melinda, and him.

During a month in the newspapers, news of something else was not read. Then other information replaced these.

Benjamin achieved his mission: The surname Leitner remained a symbol of honesty, respect and decorum.

If you want to participate in this contest, read its rules here