Ella cuenta sus historias de encuentros con fantasmas de forma tan natural, que te hace pensar que está bromeando. Esta anécdota tiene a su vecina como testigo, quien efectivamente la acompañó al cementerio, sin saber exactamente a qué. Mi mamá no le había dicho a su vecina lo de las apariciones para que no se asustara. Mi mama dice que ella no lo estaba pero ya no tienen la misma fuerza física para andar sola, mucho menos en el cementerio. En el cementerio, como no había podido dar con la tumba de la misteriosa mujer, hicieron el Rosario en la Crus del Perdón, un lugar en teoría dedicado para rezar por almas en pena cuyas tumbas han desaparecido o quienes no recibieron cristiana sepultura. La vecina de mi mama reportó luego que ella había visto una mujer misteriosa inclinándose sobre una tumba a cierta distancia de donde ellas estaban; sostenía una cala seca. La vecina aguantó el susto y no contó nada hasta que regresaron a casa. No quería asustar a la anciana. Le preguntó, “¿Usted vio la muerta?” Mi mamá le respondió que efectivamente ella se había percatado de la presencia desde el principio, que había notado que no había pies tocando el piso. Su vecina, como pueden imaginarse ya no está a la orden para más visitas al cementerio.