REFLEXIONES ESPACIALES XIV: Diario de abordo 25023048.

Continúa nuestro arriesgado viaje a través del espacio profundo, los medios de los que disponemos son muy limitados, y es que, nuestra especie también lo es. En muchas ocasiones nos creemos dioses, nos creemos por encima de cualquier otra especie y de cualquier otra cosa que habita el universo.

Pero esa no es la realidad, no somos dioses, no llegamos a serlo ni de lejos, de hecho, estamos supeditados al antojo de la naturaleza, de lo que ella decida y de lo quiera hacer con nosotros.

En todo caso, la naturaleza sería el único y verdadero dios. Moriremos cuando ella decida que lo hagamos y viviremos si ella también lo decide de esa manera.

Hemos conseguido escapar de la muerte en diversas ocasiones, pero no sabemos si nuestra suerte continuará, existen miles de peligros en este medio, el espacio. Un medio que no es el natural para nuestra especie, un medio hostil, cambiante, peligroso y altamente azaroso.

Fuente

Debemos tratar de asegurar la supervivencia de nuestra especie, Madre es nuestro último recurso, ésta es nuestra última esperanza, si fracasamos será el fin de nuestra raza, nuestra inminente extinción.

De repente salta la alarma, hemos recibido una extraña señal de un planeta cercano, no sabemos de qué se trata, si es un intento de comunicación con nosotros o es una señal de socorro desde su superficie.

Tenemos que decidir si ir a su encuentro u obviarla, establecer contacto con una especie alienígena puede significar nuestra salvación o nuestra destrucción, ya que no podemos saber la naturaleza de esos seres.

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