REFLEXIONES ESPACIALES XI: Diario de abordo 22023048.
La nave Infinity X descansa de nuevo en el vientre de Madre, ha llegado el momento de volver a la hibernación y continuar vagando por el espacio hasta encontrar lo que llevamos tiempo buscando, nuestra última esperanza, nuestra salvación…
El tiempo continúa, implacable, todo lo marchita y nos llevará hasta nuestra irremediable muerte, somos insignificantes seres en busca de grandeza, en busca de ser más de lo que jamás podremos llegar a ser, pero nunca nos detendremos y nada nos parará los pies.
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Ahora nos vemos envueltos en una misión suicida, en una misión de imposible retorno que nos ha llevado más allá de lo que jamás antes ningún humano ha llegado, buscamos la salvación propia, lo que conlleva la salvación de nuestra especie.
Una vez más, todo es silencio, todo lo vivo duerme dentro de Madre, el tiempo se ha detenido, el envejecimiento permanece inmutable, inalterable…
El espacio continúa gélido, vacío… parece no haber nada ahí fuera, somos seres solitarios en esta enorme galaxia, un total sinsentido, pero la realidad es que hasta la fecha no hemos conseguido encontrar a nadie, ni siquiera un planeta que pueda albergar vida tal y como la conocemos.
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