Yo maestro

Cada maestro debe sentirse bien ya que él y los padres están llamados a formar la personalidad del niño, cada maestro debe dedicar su vida a la formación de un gran hombre, sembrar en la mente y el alma los principios, ideas, aspiraciones nobles con aquellos que van a dirigir sus vidas. El maestro es grande y responsable, por lo tanto, la responsabilidad que los maestros tienen sobre sus hombros y la conciencia es inmensa, el maestro debe reflejar un comportamiento ejemplar.
El propósito del maestro es enseñar, educar y entrenar, esto es para que los niños puedan distinguir entre lo bueno y lo malo, deben cultivar las mentes y los corazones de los niños. El maestro participa en las mismas características de un padre, el maestro tiene un contacto directo con el niño cuando se ríen y aprenden, el maestro siempre se sentirá joven porque está participando de cierta manera en los sueños y las ilusiones que un niño tiene . Esta profesión es satisfactoria porque vive con ellos sus pasos a medida que crecen y se forman. El verdadero maestro recibe la gratificación interna de su conciencia por el deber cumplido que es moldear y entrenar a los hombres del futuro.
El maestro sacrifica parte de su vida personal porque cuando llega al aula tiene que olvidar todos sus problemas y sonreír a sus hijos, tiene la necesidad de no sentir sus incomodidades. También sucede que el maestro ya no enseña con la misma dedicación y esfuerzo que antes. El profesor tiene muchas características, pero hay tres que se destacan como son la mentalidad, el comportamiento externo y el ejemplo; sería maravilloso que cada maestro tratara de convertirse en un paradigma que invite a sus alumnos a la imitación.
El maestro, como cualquier profesional, tiene defectos o deficiencias, pero debe comenzar buscándolos e intentar corregirlos. El docente debe prepararse para que cada clase no improvise o deje de lado las posibles dudas que puedan tener los alumnos, ya que existe el riesgo de que su imagen intelectual disminuya y no dejen de lado la conducta moral y sean siempre intachables y así puedan transmitir a los valores de los niños y una buena formación. Sin olvidar que el maestro no puede ser autoritario, sabemos que por su preparación se siente superior, pero no debemos olvidar los derechos que tienen los alumnos y, entre ellos, el buen trato de su maestro hacia ellos. El maestro debe usar un máximo de cautela, prudencia y buena voluntad envuelto en afecto y tratar con especial cariño al estudiante más débil y nunca humillarlo.

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