La señora toma entre sus brazos al muñeco.
-Es raro Jaime, no está relleno de aserrín, ni se parece a los del señor Ramón.
-Te lo dije mami que era diferente.
-¿Dónde lo conseguiste?
-Tirado en el bosque.
Su mamá lo mira con el ceño fruncido.
-¿Y qué hacías en el bosque?
-Lo vi tirado cerca de un árbol
-El bosque es peligroso.
-Lo sé mamá.-dice con la cabeza baja.
Ella cambia la conversación.
-Pero está muy mal vestido, tiene la ropa rota y no tiene zapatos, le haré unos pantalones y una camisa con la tela roja que está allí guardada y le pondremos unos zapatos que eran tuyos.
-¿Puedo quedarme con él? ¿No vas a preguntar en la aldea nada?
-No hijo, puedes quedarte con él, no creo que sea de nadie en la aldea, no acostumbran tirar nada en el bosque las personas de allí.
-¡Gracias mami!
-Tráelo para hacerle la ropita y espero sea la última vez que me desobedezcas yendo al bosque, no quiero que vayas más. ¡Entendiste!
-Si.

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Durante el resto de lo que queda de día la mamá de Jaime está haciéndole la ropa a Pepe.
Al otro día el niño muy sonriente se lo lleva al colegio.
Todos los chicos se agrupan en torno del niño.
-¿Quién te regaló ese muñeco tan bonito?
-Mamá.
-¿Cómo se llama?
-Pepe.
-Préstamelo.
El amiguito de un tirón se lo quita del brazo.
-Dámelo.
Pero los otros chicos no hacen caso.
-Vamos a jugar con él, agárralo Samuel.
Lo tira por el aire y es atajado por el otro.
Así de esa forma va de mano en mano.
-Dénmelo.
Uno de ellos no lo puede tomar y lo deja caer.
-¡Ay! - dice Pepe.
Todos quedan asombrados.
Se alejan de él.
-¡Ese muñeco habló!
-¿Lo oíste verdad Samuel?
-Sí.
Jaime toma a su amiguito y se lo lleva al interior de la escuela.
Los niños asustados le dicen a la maestra.
-¡Maestra! Jaime tiene un muñeco que habla.
-Sí. Nosotros lo oímos.
-Déjense de decir mentiras y entren a clase.

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