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Capítulo II

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Gracias a la intervención de los guardias, Liam no tuvo que responder aquellas preguntas a la niña, sin embargo, tenía muchas ganas de matar al enfermo de Steven, sabía que él estaba detrás de todo eso, él era el que tenía un negocio aparte con secuestros de niños inmigrantes con el fin de su prostitución y de su filmación para venderlo como película en la DeepWeb, dirigidas hacia personas más degeneradas que él.

El día sábado había llegado y ya el ojigris estaba esperando la hora del show, como siempre estaba sentado en su cama con las manos cubriéndole la cara aislándose de todos. Desde aquella habitación no podía escuchar nada de la multitud de gente que ya estaban esperándolo para el espectáculo.

Antes de la pelea del Depredador, había varias peleas más, la mayoría eran novatos que estaban siendo entrenados por otras organizaciones clandestinas, pero la atracción principal era sin duda el ojigris.

Tocaron tres veces la puerta dando la señal que en poco le tocaría a él, se levantó para mirar al techo, tenía aquella manía de mirar hacia arriba sin recordar la razón. La puerta se abrió de par en par dando la vista de dos mujeres totalmente iguales, las gemelas Montgomery.

—Mi salvaje depredador, en diez minutos es tu turno — Annie se acercó hacia él para ponerle los brazos alrededor de su cuello, Liam no la miró, sólo miró a la pared, al vacío.

—Ya lo sabes, deja que te toque un poco, hay que hacer que la gente se vuelva un poco loca— Hannah lo abrazó por la espalda y Liam soltó un suspiro cansado, pero como siempre no dijo ninguna palabra.

Annie atacó sus labios con fuerzas y luego se alejó con una sonrisa perversa.

—Que no te toquen la boca, que tu boca y tu.. — Miró hacia el bulto escondido tras el pantalón corto deportivo de boxeo. Se relamió los labios y volvió su mirada hacia los ojos grises del depredador —miembro, son... nuestro. — Le dio un pequeño pico, se volteó y se fue.

Hannah sacó de su bolso un brazalete de metal para colocárselo como pulsera al hombre.

—Esto va a sustituir la de las piernas, te advierto que es un poco más potente y que si tratas de violarlo se va a activar automáticamente y te dejará inconsciente—

Liam miró al objeto y luego miró hacia el frente, de nuevo a la nada.

Hannah bufó negando con la cabeza para salir de allí, no sin antes hacerle una ceña a Liam para que la siguiera.

Comenzaron a descender poco a poco por el ascensor, estaban a bajo tierra para evitar curiosos y por supuesto, la policía y el FBI.

Cuando el ascensor se abrió se escuchó la algarabía de la gente por las peleas anteriores, pero de pronto comenzaron a proclamar el nombre del Depredador.

—¡DEPREDADOR!

—¡DEPREDADOR!

—¡DEPREDADOR!

—¡DEPREDADOR! ¡Uhhhhh Ahhhhh!

La figura de un hombre con aire importante se apareció frente a él, el semblante de dicho hombre era totalmente serio pero sus ojos delataban lo emocionado que estaba por el show de hoy. Liam no tenía que verlo directamente para detallarlo, sabía que tenía el cabello corto color castaño oscuro, los ojos de él eran marrones, casi negros y su estatura no era muy alta. Su barba estaba perfectamente cuidada y sus cejas eran totalmente pobladas. Tenía un porte bastante juvenil pero siempre cuidando su semblante de empresario.

—Señor Liam, mi nombre es Alexander Baggio y es un placer conocerlo— Liam generalmente no sentía emociones por otras personas, incluyendo el odio después de todo él no conocía ningún tipo de emoción o eso pensaba, después de todo si sentía afecto por dos personas. Dos afectos que son polos opuesto, primero Aubrey que ella generaba en él algo que no podía evitar, podía morir por ella y sólo quería verla feliz y crecer fuera de ese lugar tan tóxico, que encontrara a alguien más adelante que la tratara como lo merecía y tuviese un futuro brillante. Por otro lado, estaba Steven que él simplemente lo detestaba desde la cabeza hasta la punta de los pies, le provocaba rechazo y ganas de matarlo sanguinariamente y luego estaba Alexander.

No sabía que tenía aquel hombre que le provocaba ira, cerró los ojos fuertemente y se concentró en ver el cuadrilátero.

Alexander lejos de ofenderse por la falta de comunicación con el hombre, sonrió. Él ya estaba al tanto de las actitudes de aquel ojigris por lo que se hizo a un lado para dejar pasar al Depredador.

Como siempre pasaba cada vez que entraba, él desconectaba cualquier tipo de emoción, incluyendo la mirada tierna de Aubrey, él no recordaba ni siquiera su nombre Liam porque él dejaba de existir y sólo era el depredador.

Para un psicólogo podía asociarlo con un Trastorno de Identidad Disociativo (TID) o también llamado como Trastorno de Personalidad Múltiple, después de todo él se sentía como otra persona ajena a su personalidad. Aunque él no sintiera otros tipos de emociones porque simplemente no lo conocía, “Liam” sabía que matar era malo, que torturar era horrible y muchas veces sentía culpa de no tener otra opción. “Liam” sentía afecto por Aubrey y odio por Steven y ahora “Liam” sentía rechazo por Alexander ¿El motivo? Aún no sabía. No obstante, cuando Liam pisaba el cuadrilátero “Liam” no existía, sólo estaba el Depredador donde Matar era satisfactorio, donde Torturar era su mejor arma y donde no existía un centímetro de culpabilidad.

—REZARÉ A DIOS PARA QUE NO TE TOQUEN DEPREDADOR— por lo alto se escuchó a una mujer gritando a todo pulmón.

El depredador subió la mirada el techo y para sorpresa de todos sonrió, aunque fue una mueca.

—¿Dios?— preguntó con soberbia —Yo soy Dios. Yo soy quien quita y pone en la Jaula. — Egocéntricamente estiró los brazos juntando las piernas haciendo la CRUZ.

El gesto enloqueció a la gente llamándolo “DIOS DEPREDADOR”

—¡DIOS DEPREDADOR!

—¡DIOS DEPREDADOR!

—¡DIOS DEPREDADOR!

—¡DIOS DEPREDADOR! ¡Uhhhhh Ahhhhh!

El oponente que hasta el momento no se había manifestado sonrió con arrogancia, él estaba al tanto que sólo uno quedaba vivo y se tenía bastante fe.

—QUE COMIENCE LA PELEA—

Aquel hombre que parecía uno de los de Lucha Libre se acercó con pasos rápidos para tratar de noquearlo a la primera, pero no pudo, sólo lo golpeó. Él se estaba dejando golpear, así como le habían dado las instrucciones, después de todo las hermanas Montgomery habían apostado que el primer golpe se lo llevaría el depredador, a todo pronóstico ganó nada más y nada menos que 3 Bitcoins por aquella hazaña.

Después que sintió como su sien estaba sangrando, él se paró para quitarse los guantes, sonarse el cuello y mirar fijamente a su contrincante, por primera vez el hombre que hacía unos segundos estaba confiado que ganaría la pelea, sintió miedo.

—Eres un maldito— El hombre trató de provocarle miedo con sus estúpidas y vacías palabras a lo cual el depredador sonrió un poco.

—No puedes maldecirme porque ya yo estoy maldito.—

El depredador hizo un par de movimientos rápidos, el primero fue partirle el brazo, mientras el hombre se quejaba del dolor, el depredador aprovechó para quitarse los zapatos deportivos y arrancar los cordones; seguidamente los ató dejando un hueco para así pasar el cordón por su garganta y comenzar a asfixiarlo. Cuando calculaba que podía desmayarse por falta de oxígeno, lo soltaba un poco, lastimaba su brazo para hacerlo gritar y revivir del dolor y luego volvió con la tortura de asfixia.

Pasaron unos tres minutos en esa situación, el depredador ya estaba aburrido por lo que en un movimiento rápido lo desnucó dejándolo tirado en el piso. El depredador cerró los ojos para volver hacer aquel gesto de crucificación.

El ojigris salió lentamente de la jaula para volver a su rutina. Para volver a su infierno.

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Sources: 1, 2