En pocas palabras Llewyn Davis (Oscar Isaac) es un cantante de música Folk a quien nada parece salirle bien. La historia se desarrolla en el ambiente de los clubes Folk de los años 60 en Nueva York. Llewyn toca ocasionalmente en uno u otro, pero no tiene nada más que su guitarra, así que tiene que dormir en el sofá de unos amigos un día y en la de otros la noche siguiente, viviendo prácticamente de la caridad. Hasta allí pensamos "Ok, esta película va a tratar de su lucha por tener éxito, grabar un disco, etc" y nos disponemos a ver una trama inspiradora y esperanzadora sobre la voluntad humana. Sigamos.

La cinta avanza y nos damos cuenta que Llewyn ya grabó un disco (que no se ha vendido) y que incluso había grabado otro anteriormente junto a su compañero inicial (Llewyn ahora es solista) que tampoco fue un gran éxito. Su representante no le paga regalías porque dice que no existen; el gato de unos amigos huye por su culpa y al devolverlo le dicen que ese no es el animal (ni siquiera es del mismo sexo); la novia de un amigo le confiesa que está embarazada y no sabe si el niño es de su novio o de Llewyn, lo que para ella sería una catástrofe porque lo desprecia: lo cree un fracasado, un perdedor, una basura humana. Así que acuerdan un aborto (Llewyn ya conoce a un médico para el trabajo porque utilizó sus servicios un par de años atrás). Entonces pensamos "Wow, tiene que superar muchos obstáculos" pero confiamos en que podrá lograrlo.

Cuando lo llaman para participar en la grabación de un sencillo de alguien más, decide cobrar un buen cheque y renunciar a las regalías de la canción (que luego tendrá algo de éxito) pero creemos que es el comienzo de la ascensión, sobretodo porque decide ir a Chicago para entrevistarse con un exitoso productor musical. Al mejor estilo de Kerouac, llega a Chicago y tras esperar al productor, le toca una canción y escucha el veredicto: no sirve. El consejo del productor: que se consiga un compañero. Una buena idea, excepto porque el ex compañero de Llewyn se suicidó tiempo atrás, lanzándose de un puente.

Al volver a Nueva York, decide dejar de lado la música y trabajar en un barco (estuvo antes en la marina), paga las cuotas atrasadas al sindicato para poder enrolarse, pero no tiene su licencia ni dinero para renovarla, así que se queda sin dinero y sin trabajo (otra vez). Aquí pensamos que es una señal de la vida, que el destino no le dejó renunciar al Folk porque es lo que tiene que hacer y lo va a conseguir. Por lo que, aunque falta poco para el final de la película, no perdemos la esperanza.

La amiga que lo desprecia le consigue la oportunidad de volver a tocar en el Gaslight Cafe (un club icónico en la historia del Folk) y lo vemos interpretar con fuerza un par de temas melancólicos. "Para esto ha nacido" pensamos. Pero Llewyn sale del club: alguien lo espera en el callejón para cobrarle una cuenta pendiente. Mientras lo vemos salir, un joven con cabellos rizados, guitarra en mano y la armónica cerca de los labios, se sube al escenario a tocar "Farewell". Es Bob Dylan.

En el callejón Llewyn recibe una paliza, mientras a través de las paredes escuchamos la voz de Dylan. Y este momento es el que define toda la película: la oposición entre Dylan, el exitoso dios del Folk cuya carrera apenas comienza; y Llewyn, un hombre común que nunca lo logrará, que no tendrá éxito en una carrera que jamás despegó. Bob Dylan es la estrella en ascenso que Llewyn jamás podrá llegar a ser. La paliza que recibió de un hombre cuyo rostro no vemos, es el símbolo para la vida que le insiste "no te levantes, no podrás vencer".

El antagonismo entre Dylan y Llewyn es acentuado por dos hechos. El primero es que Llewyn se pierde la interpretación de Bob. El Folk que tanto ama acaba de encontrar un representante digno y Llewyn no lo ve. El segundo es que al ver alejarse a su victimario en un taxi, Llewyn se tambalea y cae sentado al suelo pronunciando la última línea del guión: "Au revoir". No es adiós al taxi. Es adiós a los sueños, a la lucha, al Folk. Es la renuncia a todo lo que quiso hacer.

Cuando termina la película, nos sorprende una sonrisa de incredulidad. ¿Cómo es posible que estemos sonriendo y hayamos disfrutado de una vida tan miserable como la del pobre Llewyn? (y creánme que me ahorré muchos detalles) Y ahí está la genialidad de los hermanos Coen (directores también de Fargo y The Big Lebowski): equilibrar con todo este drama, un humor negro presente en el diálogo, en las actuaciones (como la de John Goodman), en las letras tan absurdamente deprimentes de las canciones de Llewyn, en lo gracioso que resulta que haya un tipo que tenga ¡tan mala suerte!

¿Te gustan los dramas ?¿Te gusta la música Folk? ¿Te gustó The Big Lebowski? ¿Disfrutas las películas de comedia negra? si respondes negativamente a las preguntas anteriores, entonces no te molestes en ver la película. Pero si, por el contrario, tu respuesta es afirmativa, a dos de ellas al menos, entonces esta película es para ti.

Por el tratamiento tragicómico de la historia, una actuación protagónica hecha a la medida de lo que la película necesitaba, una fotografía impecable, una excelente mezcla de géneros (drama, comedia, musical, road movie) y el genio de los hermanos Coen para conciliar todos estos recursos, le doy 7,5/10 a la balada de un hombre común en mi escala personal.