Salvador, el lechero del pueblo (Cuento)

in #spanish6 years ago

Salvador, el lechero del pueblo

Salvador siempre quiso ser lechero.

Sin embargo, con el pasar de los años, tal profesión fue menospreciada. Era mejor ser ingeniero o abogado. Por ello, sólo recibió burla de parte de sus compañeros, quienes supieron inculcarles a sus hijos valores como allanamiento de casas y el mear en las botellas de leche.

En cualquier caso, Salvador nunca se rindió. Y estudiando la dinámica de fluidos intramolecular descubrió el modo de hacer su aportación al mundo. Crearía un ser perfecto, cuya leche satisficiera la demanda del público con un nuevo sabor.

—¿Me vas a ordeñar ahora, tesoro?

—No, púdrete.

Salvador le cierra la puerta al dragón, cuestionándose porque creó a un ser tan afeminado.

—Loco —le dice la señora Marta.

—Llamadme con respeto, soy Salvador.

—Bueno, Salvador, el señor Pedro ha venido a cobrar el seguro.

Pisando el suelo, deja en claro que eso lo enoja.

—Malditas leyes… ahora hasta los dragones pueden tener seguros, ¡ni que se fueran a morir los bastardos!

Levantándose, se pregunta como hizo para hacer que un dragón lactara sin ser mamífero. De verdad es un genio. Y aún así no consigue salvarse de los impuestos.

—Se me ha ocurrido una idea… —dice luego de pagarle al hombre de los seguros.

Corriendo hacia los libros, comienza una ardua jornada de lectura. Leyendo página tras página, repasando y anotando los conceptos que aprendió en sus años de estudiante de lechero, Salvador va comprendiendo poco a poco el arte de la mamiferación láctea poliformica rectal.

—Diablos —dice con una mueca—, no puedo creer que vaya a hacer esto… otra vez.

Tomando instrumentos puntiagudos, corre hacia la habitación del dragón.

—Lindo, ¿viniste a tocarme los pechos? —pregunta el dragón, tocándose la teta.

—No, bruto.

Salvador sufrió para clavarle a la bestia el tubo antromorfico polifacético experimental. A la final, tuvo que metérselo por el recto, y aunque lo hizo para desquitarse, Salvador quedó convencido de que el reptil lo disfrutó.

Pasó la noche aplicando metalurgia láctea postmoderna marxista, y tras terminar, siente que ha logrado algo. Una innovación que cambiará todo con lo que alguna vez ha soñado. Ahora, en lugar de ordeñar a una bestia, las bestias vendrán por sí solas a ser ordeñadas. Será una revolución.

—Señor Salvador, debería…

Marta grita, dejando inacabada la frase. Una granada golpea el piso tras haber roto la ventana, emitiendo un sonido atronador. Salvador apenas consigue extender su mano antes de que su ama de casa explote.

—¡No, Marta!

El asegurador llega a la casa, pero al negarse a entrar, le da a Salvador un mal presentimiento.

—¡Como que el seguro no cubre que la exploten! —exclama, enojado—. ¡Creí que tenía cobertura total!

—No, no la tenía. Sólo el dragón la tiene.

A punto estuvo de bajarse los pantalones y orinarle encima al señor Pedro.

Destrozado Salvador se sienta, harto de todo. El cuerpo de su bucama sigue en el suelo, inconscientemente muerta. Le toca el pelo antes de compartirle sus penas.

—Pobre señora Marta, lamento lo que te ha pasado. Maldigo al asegurador… Pero no te preocupes, todo es reparable, excepto el nacimiento. Así que agradece que no estés embarazada.

Pensando en su dragón, se da cuenta de algo. Hay un modo de deshacerse de todos sus problemas; sólo debe apuntar más alto.

—Nadie acabará con mi sueño de ser el mejor lechero del mundo.

Una serie de chicos presentaron un horrible malestar. Fue una hinchazón que relacionaron con la pubertad, pero que a los pocos días, terminó por quedar en claro que si algo tenía que ver con aquél fenómeno era en el crecimiento de una zona particular y vergonzosa del cuerpo. Y muy vergonzosa: ningún hombre gusta de presumirle a una mujer que ahora tiene gordos y flácidos pechos capaces de dar leche.

Avergonzados, fueron en ayuda de sus padres. Estos llamaron a Pedro, el hombre de los seguros, quien les mostró la solución.

—Hay que matarlos —dice sonriente—. Y que el seguro de resucitación les salve de ese maleficio.

—Es muy caro…

Sin dinero, tuvieron que aceptar que sus hijos trabajaran para el único que les ofreció trabajo.

Marta aún no puede creer que ha resucitado. Tomándose un café con su amo, le pregunta al respecto.

—Sabes, no hay diferencias entre la leche de un hombre y la leche de un dragón. Pero los primeros, te aseguro, se ordeñan prácticamente solos.

Fin

Separador de escritor dos, con pluma y rojo..png

Aquí las fuentes utilizadas:
Vendedor de leche
Los link de los separadores

Espero que hayan disfrutado de este post, hecho para participar en el concurso de @Fuerza-hispana . Fue duro, pero al fin logré terminar este cuento que por razones obvias no forma parte del mi multiverso. No hay sistema en mis novelas, de momento, capaz de hacer algo tan raro como lo que aquí cuento.

O no, miento, sí que lo hay. Pero no creo que vaya a poner esto en uno de mis cuentos del Zverso.

Aquí más de mi personaTipo
¿Cómo pasa el halloween un escritor?Blog
Yo mismo, pero sin ser yoCuento
¡Un cuento para niños con superhéroes!Cuento
¡Una fantástica entrada sobre los sistemas de magia!Blog

image.gif

Sort:  

Congratulations! This post has been upvoted from the communal account, @minnowsupport, by arteaga-juan from the Minnow Support Project. It's a witness project run by aggroed, ausbitbank, teamsteem, someguy123, neoxian, followbtcnews, and netuoso. The goal is to help Steemit grow by supporting Minnows. Please find us at the Peace, Abundance, and Liberty Network (PALnet) Discord Channel. It's a completely public and open space to all members of the Steemit community who voluntarily choose to be there.

If you would like to delegate to the Minnow Support Project you can do so by clicking on the following links: 50SP, 100SP, 250SP, 500SP, 1000SP, 5000SP.
Be sure to leave at least 50SP undelegated on your account.

Gracias por tu participación en el concurso de escritura de @Fuerza-Hispana.

ILV-clean.png

Coin Marketplace

STEEM 0.19
TRX 0.13
JST 0.029
BTC 66149.79
ETH 3275.66
USDT 1.00
SBD 2.71