Hace mucho que quería hacer una entrada personal; hablar de mi faceta de escritor y mis experiencias, pero sin la presión de que estas tuvieran que ver algo con el tema del post. Justo ahora (y antes de lo previsto) en parte por los ánimos que genera la tag “life”, y por la propuesta de minotaurototal de ponernos a manifestar en una entrada nuestra forma particular de pasar el halloween, hoy redacto esta entrada personal al respecto de una particular fecha que rompe mi día a día.

En lo personal creí que sería bueno mencionar mis halloweens pasados. Como os imaginaréis, ya me considero muy grande para la gracia. En mi niñez sólo me vestía para las fiestas que había en clase, e incluso a veces me daba pena (¿era el único al que le daba inquietud saber si iban a usar los demás disfraz?). Recuerdo que una vez me disfracé de faraón (creo que eso fue en carnaval), de power ranger (furia animal), y de “Los Increíbles”, pero viendo que no tengo la musculatura de Mr. Increíble, digamos que era Dash (con su disfraz…).

También recuerdo que un amigo usó el traje del power ranger blanco de Furia Animal y yo quedé fascinado; ni siquiera había salido el personaje aún en la serie, pero yo ya quería uno así.

Halloween en Venezuela

Como pueden ver, el halloween en Venezuela no se pasa como en el resto del mundo. No tenemos nuestra propia festividad que lo reemplace, y tampoco mostramos mucho empeño en celebrarlo. Es más, dejando de lado las fiestas, creo que nos da un poco igual (excepto a los niños, a los que les atrae comer dulces y jugar a los superhéroes). Esto en parte por la situación del país; el venezolano promedio vive en la lucha en contra del capitalismo yanqui y los planes de los medios gringos para colonizar con su cultura al mundo.

Ah, y de paso, salen caros los disfraces y todo lo asociado a la festividad. Hay inseguridad como para salir a pedir dulces, y habrá grupos que te vean raro por celebrarlo, así que la única festividad por estas fechas pasa a ser el día de la resistencia indígena; aparentemente eso sí es disfrutable.

Es por eso que hablar del halloween venezolano no tiene, en mi experiencia poco fiestera, mucha gracia. Capaz que luego oyen que algún otro venezolano la celebra con una idiosincrasia tan fuertemente arraigada que lleva dulces al momento en que lo están robando los malandros, pero de resto, yo no soy así.

Es por eso que en esta oportunidad les hablaré de que haré yo en este halloween. Y créanme, no os va a defraudar lo que tengo planeado.

Terminaré mi novela

Llevo un par de meses (no sé la exactitud de tiempo, la verdad) redactando una novela titulada “Reflejos en el agua”, parte de una trilogía que planeo publicar algún día. Aunque esta es una versión preliminar, y va a estar sujeta a muchos cambios (este borrador aún no ha llegado ni a las cincuenta mil palabras), es una obra que llevo años queriendo hacer, y que ha pasado por muchas versiones en mi mente.

Al fin la estoy terminando, bajo un sistema que ha consistido en un capítulo diario (aproximadamente). Planeo estar escribiendo los capítulos finales para el treinta de octubre, tras lo cual, puede que escriba el final de la historia, un momento en el que espero encontrarme muy emocionado por el modo en que termina.