El café más caliente | El tan deseados encuentro sexual.

andreacastaneda (58)in #spanish • 6 years ago (edited)

Me tomó en sus manos y me acostó en el mesón de la cocina, y fue hacia la nevera se metió algo en su boca que no podía detallar bien, se acercó a mí y recorrió mi cuerpo con un objeto frío desde mi cuello hasta mi vientre, era un hielo.

Sentía escalofríos por todo mi cuerpo, pero se sentía muy bien y no podía dejar de disfrutar todo lo que estaba sucediendo, él lo notaba y parecía encantarle que me sintiera así.

Bajó un poco la parte de arriba del conjunto y recorrió con el hielo mi pezón, ese efecto me estaba volviendo loca de placer, jamás pensé que un simple cubo de hielo pudiera crearme tantas sensaciones. Pasó al otro pezón y luego de un rato botó el cubo en el lavaplatos.

Me levantó del mesón y me besó, yo me aferré a él con mis piernas mientras nos besábamos y acariciábamos mutuamente. En un instante él me sostuvo por mis glúteos y me llevó poco a poco hasta su cuarto, mientras nos besamanos, sentí algo de nervios pues subiríamos una escaleras.

Ya acostada en su cama, no quería perder tiempo, de verdad lo deseaba demasiado, pero él me calmo y me dijo:

-Tranquila, tenemos toda la noche para nosotros, yo no quiero que este momento acabe tan rápido.

Su corbata vino tinto la había dejado en la silla de la computadora, se cercioró que se encontrara seca y me la colocó en los ojos mientras me susurraba al oído:

-Quiero que te despegues de todas aquellas cosas que puedan preocuparte, que disfrutes de este momento.

Sentí claramente como besaba mi cachete, bajando lentamente a mí barbilla, para luego ir por mi cuello hasta mis pezones, mientras una de sus manos bajaba lentamente desde mi pecho hasta mi pelvis. Pensé que se quedaría ahí, pero no su mano bajo hacia mis piernas y me provocaba cierto desespero, que a su vez me excitaba más.

Subió nuevamente la mano hacia mis caderas, mientras sus labios y su lengua, bajaban hasta mi ombligo y fue bajando más y más, no pude evitar recordar el sueño que tuve el día que lo vi, era muy parecido a lo que estaba viviendo.

Bajaron sus labios hasta mi pelvis, y con ellos quitó la parte de abajo de mi conjunto, sabia claramente lo que se avecinaba y estaba desesperada por que lo hiciera.

Acto seguido comenzó a besar mi pelvis y bajando hasta mi vagina ¡Dios! sentía tanto desespero por que lo hiciera, que cada segundo mi placer aumentaba más, usó su lengua para estimular mi clítoris mientras introducía sus dedos, el placer que me causaba era inimaginable ¿Qué se podía esperar para alguien que tenía tantos años sin tener una relación, mucho menos intimidad?

Luego bajó su lengua y sustituyó sus dedos por un rato, mientras llevó sus manos a mis glúteos y comenzó a juguetear con mi ano, sensación que era muy extraña para mí, pues nunca en mi vida lo había sentido. Ya pasado un tiempo no podía relacionar que estaba haciendo solo sabía que me gustaba. Sentí como múltiples áreas de mi cuerpo se contraían rítmicamente, una sensación de presión en la cabeza, no podía controlar mi cuerpo ni los ruidos que emitía. Él al notar mis movimientos incrementó la rapidez del suceso, dándome el mejor orgasmo de mi vida.

Luego terminó de retirar el conjunto y colocó su cuerpo encima del mío, me besó con mucha pasión. Cuando estaba a punto de volver a perder el sentido por sus besos y sus caricias, se introdujo en mi ¡Dios! sus movimientos, sus caricias y sus besos, eran el conjunto perfecto de sensaciones que un ser jamás pudiera sentir, no podía dejar de gemir y clavar mis uñas en su espalda, sin importar cuando lo intentara.

Pasado unos cuantos minutos y su cuerpo comenzó a contraerse, sabía muy bien lo que pasaba, así que me dio la vuelta en la cama, se introdujo dentro de mí y colocó mi cara en la cama, con la intención de tener mis glúteos, aumentó la velocidad del movimiento y acto seguido agarró mi cabello con una mano, mientras me dio un par de nalgadas con la otra.

Sabía que él estaba muy cerca del orgasmo, pero no podía concentrarme en eso, pues mi cuerpo ya lo estaba sintiendo y mis gemidos se lo hacía saber.

Cuando terminamos, quedamos casi que sin fuerzas, tirados en la cama, no sabía realmente donde estaba él, pues había hecho un buen trabajo con la corbata, intente quitármela pero estaba enredada en mi cabello y aún tenía espasmos, él se acercó a mí y me la quitó diciéndome:

-Perdona, no medí las consecuencias.

-No te preocupes.

Cuando me iba a levantar me agarró por la mano, me besó en los labios, me acercó a su cuerpo y me dijo:

-Quédate aquí conmigo, por favor.

Yo me acomodé en sus brazos, él apago la luz con un interruptor y nos arropó con las sabanas, me dio un beso en la frente y pasado un rato nos quedamos dormidos.