El Diario de un Plebeyo (Día 9)

in #spanish7 years ago (edited)

Día décimo sexto del tercer mes del año bajo el reinado del rey Elfo en el gran Árbol del bosque NOR.

El diario de un PLEBEYO.

Casi muero este día

No logramos conciliar el sueño en toda la noche, nos mantuvimos alerta, logré ver a las criaturas oscuras, que se camuflajeaban con la noche, en varios momentos escuchamos gritos agonizantes, fue la peor experiencia de mi vida.
Al amanecer, bajamos del árbol y nos adentramos al bosque, según el hada si no encontramos a los sureños antes del anochecer de este día, seguramente nos tocará defendernos, ya que dentro del bosque existen muchas criaturas agresivas.
Apresuré mi paso lo más que pude, sin hacer tanto ruido, los árboles eran inmensos, casi ni lograba ver el cielo y la luz del sol se reflejaba por algunas zonas, enormes raíces cubrían el suelo y diferentes tipos de arbustos. Todo era muy silenciosos, como si el hada y yo estuviésemos solos en el bosque. El hada me preguntó si sabía usar algún arma, si sabía defenderme, a lo cual le contesté:

Padre es experto en el arte de la espada, me enseñó desde que era muy pequeño, no soy el mejor espadachín, pero si podré herir a alguien si me lo propongo.

El hada sonrió y siguió adelante, para mí era igual, si sabía o no dominar la espada, no llevaba conmigo ningún tipo de arma, solo el libro de los sureños, algo de agua y mi diario, seguramente no podría defenderme con esto.

Descansamos a las orillas de un riachuelo rodeado de rocas y arbustos rojizos, donde por fin logré ver una bestia, algo exótica para mi gusto. Llené mi cantimplora de agua, sobé mis pies, y seguimos nuestro camino. El hada ubicó rastros de las carrozas sureñas, estábamos cerca de ellos. Sentí una felicidad enorme, el rastro era reciente, comencé a correr pero para mi sorpresa, unos metros más adelante me encontré con un desastre, las carrozas destruidas, árboles caídos y sangre por doquier.

!NO!, ¿Por qué?

Grité de desesperación, no podía creer lo que estaba viendo, sentí un vacío enorme en mi pecho, comencé a temblar, todo por lo que había luchado estaba destruido y lo estaba palpando con mis manos, no podía ser cierto.

¡Dime algo!, ¡dime que no es cierto!


Fuente

El hada quedó completamente muda, yo estaba de rodillas en el bosque. Rabia, dolor, impotencia, ira, todo al mismo tiempo lo sentía, maldije una y otra vez a esos demonios. Comenzaron a llegar diferentes criaturas a nuestro alrededor, sin más se llevaban los restos que quedaban y cubrían la sangre del lugar, no sabía por qué hacían tal cosa.

Ellos llevaran todo esto al gran Árbol, allí deben estar los sobrevivientes te lo puedo asegurar.

El hada insistía que me levantara y siguiera el paso, pero mis piernas no respondían, todo mi cuerpo temblaba, ni una sola palabra salía de mi boca.

Joven Sureño, llegó el momento de defenderte.

Las criaturas huyeron rápidamente despavoridas, todo había quedado nuevamente en silencio, el hada tiraba de mi abrigo para que reaccionara, ya no estábamos a salvo. Unas criaturas del inframundo se acercaban a nosotros, la sed de sangre se podía sentir, sus ojos nos miraban fijamente, preparados para devorarnos. Era mi fin.

!REACCIONA¡

Como un impulso, me levanté, y recordé lo que los trolls me habían entregado, justo antes de que las bestias infernales saltaran a nosotros, lancé el amuleto.

!Invocus Protectur¡

Un destello de energía nos impulsó. Una enorme bestia cornuda surgió de la escultura de madera, era como un lobo, pero de enorme tamaño, blanco con franjas negras en su pelaje, su gruñido fue tan fuerte que las criaturas malignas retrocedieron el paso.

Luchó contra las bestias, el hada lo rodeaba curando sus heridas, la batalla duró muy poco, el protector los mató rápidamente. Podía escuchar el sonido de los huesos romperse, fue muy salvaje y sangriento todo aquello. Una de las bestias huyó aullando, de alguna forma esto atraería más problemas.

¿Viste que si podíamos defendernos? ¡Eres un Sureño!

La bestia se acercó y se inclinó frente de mí, me miró fijamente y me lograba reflejar en sus ojos, al verme en sus ojos me di cuenta que a pesar de ser una bestia gigante que acababa de matar a 2 bestias feroces, cambio a ser una criatura sumisa, de alguna manera sentí una extraña conexión entre el titán y yo, extendí mi mano y acaricie su suave y abundante pelaje. No era un caballo, pero de alguna forma me subí en su lomo y seguimos en dirección al gran Árbol. Mi corazón no paraba de palpitar fuertemente, casi no sentía mis piernas, ni mis manos, pero de alguna forma me sujeté fuertemente a esta bestia. De repente escuchamos aullidos por diferentes lugares, eran más bestias, una manada completa nos perseguía. Seguimos adelante para lograr perderlos de vista, uno de ellos nos alcanzó y se nos vino encima listo para derribarnos, pero el titán le desgarró de un solo mordisco, dimos vueltas en el aire, todo fue muy rápido. La persecución seguía, la ventaja no era mucha y cada vez se acercaban más y más a nosotros. Hasta que llegamos a un acantilado, el titán siguió adelante y saltó hacia el otro lado, vi mi vida pasar por mis ojos en un segundo. Las bestias cayeron al vacío y las otras nos miraban desde el otro lado, seguimos en marcha sin parar. El hada nos guiaba por los caminos seguros, para no volvernos a topar con bestias como esas.

Escribí anteriormente que el hada me parecía como una niña, pero con todo esto que nos ha pasado, no la he visto dudar ni por un segundo, de alguna forma su tamaño no le es impedimento para ser valiente. Mientras seguíamos adelante el hada me contaba sobre los titanes y sus lazos con los elfos, que por ser descendiente de los elfos, este titán me sería leal por siempre. Esto ya lo había leído en el libro, pero me imaginaba que los titanes eran diferentes.

La Diosa Jaseline creó a los titanes, criaturas cambiantes, leales y con una fuerza sorprendente, se alimentan de la energía de la naturaleza y de la energía del que los invocare, solo los elfos podrían despertarlos, éstos le serian leales y lucharían a su lado. Fueron creados como obsequios al rey elfo, solo existen diez titanes.

Pasamos por varios lugares, por colonias de elfos abandonadas, por habitas de diferentes criaturas, todo abandonado, en ocasiones nos encontrábamos con algunas bestias, pero desaparecían al instante. A pesar de que el titán corriera, el día está por terminar, la oscuridad de la noche nos alcazaba.


Fuente

Debemos refugiarnos lo antes posible.

El hada nos guió por el bosque hasta que llegamos a una cascada, había una pequeña caverna detrás de ella, donde nos ocultamos. La noche nos arropó y la niebla cubrió todo el bosque. El titán estaba siempre alerta a cualquier ataque, me sentía inútil, pero seguramente algo más podría hacer, tomé el libro de los sureños y comencé a buscar alguna forma para hacer algo en una situación como la anterior. Si los Sureños son mágicos, yo debía serlo igual, pero no encontraba la forma de usar la magia, ya que no tenía una sola espada para defenderme, no podría solo ocultarme detrás del titán, esta vez tuvimos suerte que eran solo 3 bestias. Pero ya era de noche, criaturas espeluznantes nos podrían atacar.

No te preocupes joven Sureño, el titán nos protegerá nuevamente, y yo me encargaré de sanar sus heridas, tu solo concéntrate.

En realidad el hada tenía razón, no podía hacer mucho por ahora, solo debía estar sereno. De igual forma seguí leyendo y encontré lo que buscaba.

Los Sureños invocaban hechizos utilizando una conjugación de palabras de la lengua antigua de los dioses.

Seguramente debía practicar mucho para lograr un hechizo perfecto, pero anoté algunas conjugaciones que estaban de ejemplo en el libro para practicar, hechizos fáciles, para principiantes. La próxima vez no me quedaré solo observando, padre siempre me enseñó que debía luchar, que es de cobardes quedarse mirando teniendo la oportunidad de ayudar.

Jamás había deseado tanto que amaneciera como lo hago ahora mismo.


Fuente

Aquí os dejo los anteriores relatos.
El Diario de un Plebeyo (Día 1)
El Diario de un Plebeyo (Día 2)
El Diario de un Plebeyo (Día 3)
El Diario de un Plebeyo (Día 4)
El Diario de un Plebeyo (Día 5)
El Diario de un Plebeyo (Día 6)
El Diario de un Plebeyo (Día 7)
El Diario de un Plebeyo (Día 8)

Gracias Por leerme

@adamsmats


Fuente de los separadores

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Por fin pude conocer al titan, es hermoso, fiel protector. Espero esta historia mejore, porque me angustia creer que hayan terminado con todos los sureños. :O

Gracias por tu apoyo. Seguire publicando, y esa es la idea. Ir mejorando cada día.

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