Mi mundo a media noche.

Es de noche, las agujas del reloj se detienen, las ansias de atacar las teclas aumentan en mis dedos, me dejo llevar y ¡Comienza el juego! Ocurre la magia, empiezas a teclear sin parar, te llenas de ideas, las plasmas y haces una creación de la nada. Aprecio muchísimo la noche, la encuentro tan callada, pero sé que alberga muchísimas emociones, me las transmite con su frío viento que les habla a mis oídos.

Un poco de música, la pantalla de la laptop es la única iluminación en esta nave, ya no estamos pisando tierra, estamos surcando los cielos de nuestra mente, en una nube muy cómoda de ideas que nos pasea por toda esa inmensidad. Como escritor, quiero atraerlos, invitarlos a mi mundo, viajen conmigo, total... Para eso leemos, para viajar hacia la perspectiva del escritor que leemos. Disfruto escribir, en un principio no leía porque me fascinaba la forma en que podía crear ideas de mi propio pensar.

Ignorante lee —Me decía mi subconsciente—. Lo sabía, siempre lo supe, leer me nutre. Pero dejé que mi genialidad fluya, exploré todo lo que podía hacer mi mente y en un punto empecé a leer, nutrir mi mente, viajar, tener conocimiento de mucha más información en varios de temas. Mi mente se transforma, se vuelve mucho más genial, mi visión ahora me permite enfocar imágenes que antes no veía, la nave evolucionó.