Uróboros: El hilo de Ariadna.
Hola, amigos steamians. Hoy les traigo una historia inspirada en el arte digital hecho por @xpilar que se encuentra abajo. Es un capítulo más de mi relato Uróboros.
Le agradezco a @xpilar por la iniciativa del concurso y a la Comunidad WORLD OF XPILAR por hacernos más creativos cada día.
A los que leen la historia por primera vez, les sugiero que pasen primero por aquí:
- Capítulo 1. Uróboros: El principio y el fin
- Capítulo 2. Uróboros: El fin de los sueños
- Capítulo 3. Uróboros: La chica del agua
- Capítulo 4. Uróboros: Atrapado en mi sueño
- Capítulo 5. Uróboros: La Caja de Pandora.
Uróboros: El hilo de Ariadna
Ahora mismo estoy naufragando en el mar. Hace pocos instantes perdí a mi familia. Un portal espaciotemporal partió nuestro barco en dos. Yo me quedé en el Océano Pacífico en la Tierra y ellos en el planeta Dafne2. Luché con todas mis fuerza mi vida entera por evitar este evento, pero al igual que Sísifo3, mi afán fue en vano. No puedo dejar de pensar en mis pequeños: Izanami4, con su lindo Kimono5 de mariposas y Kagutsochi6, con sus travesuras.
«Mis niños. Mis pequeños.»
«Me ahogo»
Mi nombre es Demetra, pero no siempre me llamé así. Ese nombre me lo puso el hombre que se hacía llamar el Uróboros7 y que me prometió que encontraríamos la manera de evitar que ocurriera el Apocalipsis. Ya no estoy segura de que esa sea mi prioridad. Aquí en esta pequeña tabla, varada en el medio del océano, solo puedo pensar en cómo recuperarlos.
«Ojalá pueda recuperarlos»
«Me ahogo»
Le dije a mis discípulos que sacara las cestas de fruta que teníamos en exceso para dársela a los niños indigente que se acercaban a nosotros. Sus rostros agradecidos me sacaron una sonrisa de satisfacción.
«Yo también he sido mendigo—recordé.»
—Gracias—dijo uno de ellos y sonrió.
«El Uróboros los salvará»
La gente me abucheaba mientras yo pasaba a través de la multitud montado en un robot con apariencia de becerro de oro guiando a mi caravana. Un hombre incluso me llegó a escupir en la cara «El Uróboros no tiene miedo —me dije, me quité su asquerosa saliva con la mano y seguí adelante.»
Pese a que habíamos pregonado la profecía para evitar el Apocalipsis después de la caída del meteorito «Atlas»8 en el Occidente, acontecimiento que se conoció como «La Primera Gran Conmoción», y predijimos el conflicto bélico que le siguió, estos incrédulos aún seguían aferrándose a sus creencias paganas. Esta ciudad era seca y desierta como los corazones de su gente.
«Yo soy el Uróboros.»
Entre el gentío, una mujer harapienta y sucia intentaba salir a mi encuentro, pero tan solo unas manos escapaban de la prisión de carne que tenía en frente. Así que gritó:
—¡POR FAVOR, SEÑOR! ¡ESPERE!
Una persona la empujó y cayó al suelo. Le hice un ademan a mi siervo Noé para que detuviese a la caravana que me seguía, y éste dio la orden. Me bajé de mi animal y la levanté del suelo tomándola de la mano.
—Dime, hija mía, ¿qué es tan urgente contarle al Uróboros?
«El Uróboros está aquí para rescatarte»
—Mi… mi familia. Necesito saber qué le pasó a… Necesito que me diga si de verdad usted es el Uróboros. Por favor —me suplicó.
«¡¿Cómo se atreve a dudar?!»
—Parece que has venido desde muy lejos para verme —le dije, al notar sus rasgos asiáticos—. Sube al ternero. Cuándo estemos en un lugar más tranquilo podrás contarme qué te tiene tan angustiada —Y ella accedió—. Todo estará bien, recuerda que el Uróboros está aquí para eliminar el sufrimiento. Y sí, yo soy el Uróboros.
Seguimos cruzando la seca ciudad hacía una montaña que los lugareños conocían como «Sísifo». El camino estaba repleto de un follaje frondoso y verde, lo que hacía contraste con la ciudad. Al llegar, todos desempacamos y armamos nuestro campamento. Sísifo estaba cubierta de estructuras de piedra con cristales y espejos incrustados hace cientos de años por los mayas9, una civilización antigua que vivió antes aquí, en México, y que predijo nuestra caída.
Mis discípulos montaron una gran fogata y empezaron a bailar la danza de la «serpiente sin cabeza». También vi cómo le ofrecieron sopa a la harapienta mujer. Sin embargo, ella se negó a probar bocado hasta que hubiese hablado conmigo. Pero no tenía tiempo para ella, tenía que ocuparme del Apocalipsis. Más tarde Noé la trajo a mi carpa, tomada del brazo, interrumpiendo la conexión que teníamos Morfeo10, mi mascota serpiente y yo.
—Disculpe que le moleste, mi señor—se inclinó y le hizo señas a ella para que le imitara—. Esta mujer ha pedido insistentemente hablar con usted.
—De acuerdo, hija —Le acaricié el cabello—, ¿qué es lo que deseas?
—Usted predijo que la mitad del alimento se escasearía después de que el cometa sangrante cayera y que comenzaría la «Segunda Gran Conmoción», cuando comenzara la guerra.
«Y mi muerte…»
—Así es. Continua.
—También predijo que podríamos viajar hasta el planeta que denominó «Dafne», si navegábamos el día 10 de enero del año pasado.
—Si…
—Yo vi ese portal, mi familia… mi familia atravesó el portal.
Noé me hizo una seña y supe que decía la verdad, así que esquivé la conversación.
—Aun no tienes nombre.
—Por supuesto que tengo, yo…
—No, no lo tienes. Aquí todos son rebautizados. Por ejemplo, el hombre que te escoltó volvió a nacer y ahora se llama Noé.
—Entonces, ¿cuál es mi nombre? —me preguntó, visiblemente confundida.
—Demetra. Ese es el nombre con el cual responderás ante mí. Ahora te toca la iniciación.
<div class="text-justify—¿Disculpa…?
Demetra
Demetra:1
Diosa griega de la agricultura, madre de Perséfone, quien se entristeció cuando ésta última fue raptada por Hades y llevada al inframundo. El tiempo que no estuvo con su hija, la Tierra era estéril, y cuando estaban juntas florecía.
Sísifo: 3
Rey de Corinto condenado a empujar una piedra a la cima de una montaña, pero que al terminar, ésta caía y él tenía que volver a subir hasta el infinito.
Kimono: 5
Vestimenta tradicional japonesa con mangas largas, abierta al frente y sujeta por un cinturón de tela.
Kagutsuchi: 6
Dios del fuego en la mitología japonesa.
Uróboros:7
Serpiente mitológica que se muerde su propia cola.
Atlas:8
Titán condenado a cargar sobre sus hombros el cielo.
Mayas:9
civilización mesoamericana precolombina.
—Lo siento, yo no estoy buscando unirme a su hermandad. Soy una mujer de ciencias.
—Noé también lo era. De hecho, se dedicaba a la cristalografía de rayos X11 antes de unírsenos. Pero ninguna ciencia podrá negar lo que nos depara el futuro. Tu ciencia intenta interpretar la realidad, pero ¿acaso eso es posible? Tú misma dices que fuiste testigo de un acontecimiento milagroso. Seguro no tendrás explicación para ello.
—¡No lo llamaría así! —repuso ella, ofendida.
<div class="text-justify—¿Disculpa…?
—No lo llamaría fantástico. Mi familia está atrapada en otro planeta, quizá estén…—hizo una pausa y comprendí que no quería aceptar aquella idea—. ¡Lo que dice que pasará no tiene nada de milagroso, muchos morirán!—reformuló su argumento.
«Mi familia morirá —fue lo que leí entre líneas.»
«Tal vez su suerte ya esté echada.»
—Demetra, ¿cómo llegaste a la conclusión de que el portal los llevó al planeta Dafne?
—Ya había pasado antes. Quise evitarlo, pero no lo logré.
Sacó una fotografía en la que estaban dos niños disfrazados, la niña tenía unas naranjas alas de mariposa y el niño unos bigotes pintados y un traje de gato.
Noé y yo nos miramos.
«Es ella…»
—Ya escuché todo lo que tenías que decir. Retírate, por favor. Necesito quedarme a solas con Noé.
Las mejillas de la mujer se enrojecieron de furia. Me tomó por el cuello con una fuerza sorprendente para unas manos tan delicadas.
«El Uróboros no muere»
Noé sacó una navaja, pero yo le atajé con un gesto. Quería oírla.
—¡Mira, chiflado, solo vine aquí porque he escuchado tus profecías! ¡Cada una parece encajar! ¡Pero eso de nada servirá si no me ayudas a evitar que mi familia muera!
Hizo más presión en mi cuello, pero mi serpiente se enrolló en su brazo y se apartó del susto.
—Más te vale que te mantengas a distancia —le dije, enojado.
—Sé que están buscando «La Caja de Pandora»12 —dijo, desafiante—. Y puedo ayudarles a encontrarla.
—¿Ah, sí? Y, ¿cómo harías eso? El acertijo dice: «En la Montaña de Eco13, el fruto es rojo y tentador, pero está envenenado. El hilo de Ariadna14 no debe ser visto por el hombre. Pues quién mire su luz, lo seguirá hasta el laberinto de los deseos y se perderá a sí mismo». Este lugar se conoció como la Montaña del Eco porque se ofrecían doncellas a los dioses y sus gritos llegaban hasta los pueblos cercanos. Hemos venido a aquí por muchos años y aún no hemos visto el hilo de Ariadna en el atardecer. El sitio ha sido revisado una y otra vez. Nadie ha encontrado cómo usar los cristales de la montaña. Ni el dichoso fruto envenenado.
—Quiero saber primero dos cosas.
«Quiere negociar»
—Adelante…
—¿Realmente puedes evitar el Apocalipsis?—se atrevió a preguntar el asqueroso gusano.
—Yo soy el Uróboros. Estoy destinado a guiar a la humanidad eternamente. Si mueren, ¿a quiénes gobernaré?
—¿Puedo evitar que el portal se abra?
—No puedes. Nadie puede. Pero podemos recuperar a tus hijos, Demetra.
La mujer se sacó de un bolsillo de su gris vestido de lana una pequeña esfera negra.
—Este es el ojo de Horus15. No has podido ver el hilo de Ariadna al atardecer porque está hecho de luz infrarroja. Toma—me lo ofreció–. Ahora podrás verlo sobre la cima de la montaña. Ese dispositivo puede ayudarte a ver en cualquier rango de luz. Crea una interfaz entre el espectro electromagnético y el usuario. Pero solo te lo daré cuándo esté segura de que me ayudarás—Cerro el puño con la pequeña esfera dentro.
Noé intentó clavarle la daga, pero ella lo esquivó, le arrebató la daga y se la colocó a la altura del cuello.
—Si no sabes cómo usarla, será mejor que no la exhibas. Cualquiera que si sepa hacerlo puede usarla en tu contra.
El rostro del joven Noé estaba lleno de ira. Para sus dieciocho años era todavía muy impulsivo.
—Prometo que tendrás lo que anhela tu corazón. Ahora dime, ¿cómo puedo usar esto?
—Debes sacarte el ojo izquierdo.
—¿Cómo?
—Ese es el precio.
—¡Jamás! ¡Mis ojos están en perfecto estado! ¡Yo...
La mujer me clavó la daga en el ojo y caí sangrando al suelo.
—Ya no.
Mis discípulos me atendieron pronto. Limpiaron la herida, me colocaron el dispositivo y me vendaron el ojo. Se suponía que debía guardar reposo, pero ya estaba ansioso por ver hasta dónde me llevaba el hilo de Ariadna. Por fin comenzaría mi reino en la Tierra.
Salí cuando el sol estaba dando sus últimos rayos. Me quité el vendaje y ante mi pude ver el tan esperado «hilo de Ariadna». Era un rayo de luz infrarroja que atravesaba cada cristal y cuya trayectoria era desviada por los espejos. El rayo me mostró el camino. Por fin podría salir del laberinto en el que me había metido desde que quemaron a mis hijos en una hoguera.
«Ya voy a salvarlos, yo soy el Uróboros»
Así, un rayo que sólo yo podía ver, nos guio a mi caravana y a mí a través de la llanura hasta el ojo derecho de la estatua de un hombre de rodillas en un piso de concreto, mirando hacia el suelo, maravillado.
—El acertijo dice «En la Montaña de Eco, el fruto es rojo y tentador, pero está envenenado. El hilo de Ariadna no debe ser visto por el hombre. Pues quién mire su luz, lo seguirá hasta el laberinto de los deseos y se perderá a sí mismo» —Lo recitó Noé.
—Demetra, ¿qué hay que hacer ahora?
—Ese es Narciso16—me respondió.
—¿Cómo lo sabes?
—En la mitología griega, Narciso vio su reflejo y se enamoró de él. El fruto que está envenenado es el pecado que condenó al hombre por su soberbia en la tradición judeocristiana: El fruto prohibido. También hay un mito griego para el comienzo de los males en la Tierra: La Caja de Pandora. Éste es el lugar. Aquí está la caja.
— ¿Dónde?—pregunté confundido, aunque también estaba maravillado.
—Espera. Debe haber una fuente de agua en algún lugar.
—Si alguna vez hubo un rio o algo, debió ser hace mucho tiempo.
Demetra puso el pie derecho en el sitio donde Narciso tenía puesta la mirada, y una parte del concreto se hundió. Ya sabíamos qué significaba.
«Abajo del concreto está lleno de agua»
Noé retiró la tapa de concreto y pusimos ver que, efectivamente, era un pozo de agua.
—Alguien debe bajar al pozo—dijo Noé.
—Que sea Demetra, ella lo halló.
—No puedo. Le temo al agua...
Noé sonrió, la lanzó al pozo y le colocó la tapa.
Hace pocas horas le entregué a un extraño el preciado ojo de Horus y le apuñalé el ojo. Él me guio por el camino que cruza el hilo de Ariadna. Nos encontramos una estatua de Narciso a través de la selva. Pisé el concreto del sitio que estaba viendo. Encontré un pozo de agua. El lacayo del extraño me lanzó en él y le puso la tapa.
«Me ahogo»
Glosario:
Diosa griega de la agricultura, madre de Perséfone, quien se entristeció cuando ésta última fue raptada por Hades y llevada al inframundo. El tiempo que no estuvo con su hija, la Tierra era estéril, y cuando estaban juntas florecía.
Rey de Corinto condenado a empujar una piedra a la cima de una montaña, pero que al terminar, ésta caía y él tenía que volver a subir hasta el infinito.
Vestimenta tradicional japonesa con mangas largas, abierta al frente y sujeta por un cinturón de tela.
Dios del fuego en la mitología japonesa.
Serpiente mitológica que se muerde su propia cola.
Titán condenado a cargar sobre sus hombros el cielo.
civilización mesoamericana precolombina.
Dios griego de los sueños. Adoptaba apariencia humana para aparecer en ellos, generalmente de personas cercanas al soñante.
Técnica experimental para analizar materiales, a través de la difracción de los rayos X.
Recipiente de la mitología griega que contenía todos los males del mundo y en cuyo fondo se encontraba la esperanza.
Ninfa de la montaña que amaba su propia voz.
Dios de la mitología egipcia, que dio inicio a la civilización y símbolo con el que se representaba a los faraones
Bueno, queridos amigos, como siempre, espero que hayan disfrutado esta lectura. Mi mayor recompensa es entretenerles. ¡Hasta la próxima oportunidad!
Saludos
Excellent story, enjoyed it very much @rennyelias
The glossary you attach is great
Mi historia está destinada a ustedes, los lectores. Que bueno que te la hayas disfrutado. Mi intensión es entretenerles y espero haberlo logrado.
También me alegra que te gustara tanto el glosario. Se lo puse porque hay muchos términos simbólicos y esperaba que nadie se perdiera. Todo sea por narrar historias que nos trasporten a otras tierras.
Saludos.
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¡Buenas noches Renny! Me encanta que cada vez más personas se unen a esta historia, Demetra, la mamá de Izanami quiere salvar el mundo a su modo. Todo parece no tener relación, pero si se analiza profundamente, nos lanzan muchas pistas y la historia poco a poco se está entrelazando.
También parece que cada historia ocurre en momentos diferentes. Me gusto mucho esta parte Renny :D. Me imagino que Kagutsuchi estará vivo por allí.
Espero con muchas ansias la continuación :D