Uróboros: Hermanas.

in WORLD OF XPILAR3 years ago

Hola, de nuevo, amigos de WORLD OF XPILAR y lectores en general. Espero que estén pasando un lindo día. Esta es mi publicación inspirada en la imagen digital de nuestro amigo @xpilar. Puedes participar haciendo click Aquí.


A los que leen la historia por primera vez, les sugiero que pasen primero por aquí:



test solnedgang 3 A.jpg
FUENTE


Uróboros: Hermanas.

Izanami

Soy una chica de catorce. Ha pasado un año desde que mis padres y mi hermano murieron producto de que un portal partiera nuestro barco en dos. Ahora vivo en el palacio de mi nuevo padre, Horus, frente al mar. Como de costumbre, abrí las ventanas de mi habitación para darle paso al calor de la mañana. Desde allí, la brisa de la playa llena la habitación. Desde arriba, puedo ver a mis tres hermanos varones peleándose entre ellos en la arena. Las olas ondeaban con una serenidad que me causa nostalgia. Ares me saca la lengua y yo le muestro el dedo medio.

Durante ese tiempo he entrenado muy duro en artes marciales. Mis nudillos están rotos de tanto golpear troncos, así que los llevo vendados todo el tiempo. Aun no tengo claro el motivo por el que Padre insiste tanto en hacerme fuerte, pero sé que si lo logro podré evitar la muerte de mi familia.

—¡IZANAMI —gritó el anciano Hermes, mi salvador, desde abajo, haciendo un cono con las manos—, YA HA TERMINADO TU DESCANSO! ¡BAJA DE UNA BUENA VEZ! ¡TIENES UN AÑO ENTRENANDO Y AUN NO VENCES A TUS HERMANOS!

—¡NO ES JUSTO, ANCIANO! —le grito, haciendo el mismo gesto con las manos— ELLOS SIEMPRE PELEAN CONTRA MÍ EN MANADA ¡SON UNOS TRAMPOSOS!

Salgo por la ventana, me deslizo por uno los hermosos pilares de aquel palacio neobarroco y me pongo en guardia.

—Esta vez, no me tocarán ni un solo cabello —los desafío y me suelto el moño.

A la hora siguiente estaba en el suelo. Y mi cuerpo no era lo único que me dolía, también mi ego había sido machacado. Mi hermana, Abby, estaba delante de mí extendiéndome la mano para ayudarme a levantar.

Minutos más tarde, me meto a la ducha para quitarme todo el polvo y sudor.

«—Tengo que ser más fuerte.»

A mi mente vino el rostro de mi madre. Se me hizo un nudo en la garganta. Ella siempre había sido muy misteriosa. Nunca hablaba sobre los abuelos y sus ojos estaban llenos de tristeza. Ahora nunca conocería los secretos que guardaba. Luego recordé a la muchacha flotando en el aire. Recordé sus ojos amarillos y su larga cabellera. Me entraron escalofríos.

«—Tú puedes estar con ellos, pequeña monarca», escuché decir a la muchacha en mis pensamientos.

Abby corrió las puertas de la ducha, se metió y abrió el grifo a mi izquierda. Y, entonces me quejo:

—¡No puedo creer que después de tanto tiempo aun no haya logrado vencerlos ni una sola vez! —digo.

—Son tres contra uno. Eres fuerte y tu técnica mejora cada día. Dale tiempo al tiempo, hermana.

—Tú siempre los derribas — protesto.

— Eres muy competitiva, Izanami. Nunca podrás vencerlos a todos juntos si solo te vales de tus puños.

—¡Ah, sí! Entonces dime qué hago.

—“Divide y vencerás”.

—¿Cómo?

—Del libro, “El arte de la Guerra”: Sí los enfrentas a todos a la vez, te saturas y te derrotan. Debes aislarlos y ocuparte de ellos uno por uno —me explica mientras se aplica champoo en el cabello—. Ellos pelean contra un tercio de su contrincante y tú con un tercio de tu energía para cada uno.

Abby siempre había sido la lista. Yo, en cambio, era impulsiva y tonta.

—No me siento capaz.

—¿No te sientes capaz? —pregunta, escéptica y me saca de la ducha por el brazo—. ¡Tienes que ser capaz!

—¡No sabes por todo lo que he pasado…!

«—Yo vi cómo un barco aplastaba a mi padre y mi hermano. Vi su sangre manchar el agua», quise decirle, pero no pude.

—Vístete, vamos a ver a Padre.

Me visto y Abby me lleva hasta el trono de Horus, mi padre adoptivo.

—¿Y bien…? —dijo él sin más, mientras comía una uva de las dispuestas en un frutero a su izquierda.

—Izanami no se siente la indicada —me acusa Abby.

Padre deja rodar una uva hasta mis pies. Se levanta del trono y se acerca hasta mí. Su sombra me cubre y me siento intimidada.

—Pequeña mariposa, tal vez te sientas insignificante y te preguntes: «¿Qué puedo hacer para evitar la muerte de mis padres?»

—A veces me pregunt…

—¿Has escuchado sobre el efecto mariposa? —me interroga él.

—No.

—¿No, qué? —me pregunta.

—No, padre.

—Abby, tienes que ayudarla a estudiar más —hizo una pausa y continuó—. Tiene que ver con la Teoría del Caos. Este efecto explica que cualquier variación en las condiciones iniciales introducida en un sistema puede provocar cambios enormes en su comportamiento a mediano y largo plazo. «El aleteo de una mariposa puede crear un tornado al otro lado del mundo».

—Está bien, ¿Y eso qué?

Padre me lanzó una mirada cortante y corrijo mi pregunta:

—¿Y qué tiene que ver conmigo, padre?

—Confiamos en que los viajes en el espacio-tiempo de nuestro universo no funcionen de forma determinista. Si podemos modificar el pasado, el presente y el futuro se verán afectados también. De lo contrario, estamos perdidos.

«—¿Estoy entendiendo bien? ¿Habla de viajar al pasado?»

—¿Y yo qué tengo que ver con todo esto?

—Tú eres esa variación. El aleteo de tus alas creará el cambio que necesitamos.

—No me siento tan importante.

—Déjame mostrarte algo.

Las paredes del cuarto se oscurecieron, de todas direcciones salieron rayos de luz y el lugar empezó a convertirse en una ciudad parecida a las que hubo antes de la «Primera Gran Conmosión».

—¿En dónde estamos, padre?

—Seguimos en el palacio. Esto que ves es una imagen holográfica.

Oía el sonido que hacían las bocinas de los autos y veía a la gente cruzar la calle cuando cambiaba la luz del semáforo. Era muy extraño para mí, pues no había tanta gente en el planeta después del 2053, el año en el que nací. Padre y yo nos acercamos a un parque y vi varios niños jugando a la rueda, bajando por el tobogán y corriendo de aquí para allá. Algunas madres paseaban sus cochecitos y había personas sentadas en los bancos leyendo.

—¿Por qué estamos aquí?

—Ya verás.

Una niña se acerca a su madre y ella la alza por los aires. La niña sonrie y le toca la nariz. Ella la baja y ambas se sientan en un banco a comer un sándwich.

—Mamá, ¿por qué papá no nos visita nunca, ya no me quiere?

La expresión de la mujer era de sorpresa y se notaba que estaba complicándosele responder a la pregunta de su tierna hija.

—Abby, tu… padre ha estado ocupado, hija. Pero eso no significa que no te quiera. Cuándo seas mayor tú también tendrás que atender asuntos.

—Entonces no quiero ser mayor—refunfuñó y entrelazó los brazos.

—Pero, tú me dijiste el otro día que cuando seas mayor vas a ser una bailarina profesional —dijo la mamá y pega su rostro al de su hija.

—Pues, sí, pero no quiero abandonarlos a ustedes.

Miro a padre y le pregunto:

—¿Qué sentido tiene?

—Shhh, espera, mi pequeña monarca —Mira el reloj de pulsera en su muñeca.

A continuación, en el cielo se abrió un agujero y un meteorito enorme lo atravesó.

—¿Padre, qué día es este?

—Treinta y uno de diciembre del año 2053, pocas horas antes de que nacieras.

—Entonces…

—Si, hija. Todos aquí morirán.

Un rayo láser partió el meteorito y en todas direcciones llovían pedazos de piedra ardiente. La gente corría desesperada. Delante de mis ojos habían personas quemándose y muriendo.

«—Me ahogo.»

La madre de la niña en el banco la abraza para protegerla. La lluvia de meteoritos la convirtió en un charco de sangre y carne.

—¡NO! ¡PADRE, DETENLO!

«—Me ahogo.»

Un edificio a mis espaldas se desploma y nos cae encima. Me cubro la cabeza y todo vuelve a parecerse a la sala del palacio.

—Si pudieras haberlos salvado, ¿lo harías?

—¿Y cómo lo haría? ¿Cómo podría yo ayudar a esa gente o a mis padres? ¿Por qué me mostraste lo que pasó el día en que nací?

—No estás lista aun. Ve a entrenar.

—¡DIME DE UNA VEZ CÓMO LOS PUEDO SALVAR! —le grité y por fin solté el llanto.

Abby me colocó la mano en el hombro.

—Vámonos, hermana. Hazle caso a nuestro padre.

—Eso es todo lo que puedes saber por ahora —concluyó Horus.

Pero no me conformé con esa respuesta, si había algún modo de evitar sus muertes, necesitaba saber cuál.

Así que en la noche, después que apagaron las luces, con un pijama puesto y una vela en la mano izquierda, me metí a su oficina y revisé los cajones de su escritorio, entre los libreros. Lo revisé todo. Buscaba una pista, algo que me dijera cómo podríamos traer a la vida a mis padre ¿Acaso eso era posible?

«Chiiiiiiiiir» La puerta se abrió y dejé caer los libros que sostenía de la impresión.

—¿Qué haces aquí? Padre nos tiene prohibido este lugar.

Se trata de uno de mis hermanos, Ícaro.

—Yo…yo solo quería…—trato de excusarme, pero no me salen las palabras.

—Buscabas respuestas —se agacha para recoger el libro y cuando me lo regresa, coloca una llave sobre este.

—¿Qué es eso?

—Es la punta del Hilo de Ariadna que sigues. Te toca hacer el resto.

—¿Qué se supone que abre?

—Eso te toca averiguarlo a ti —me dijo y salió de la oficina dejándome más dudas de las que ya tenía cuando había entrado para husmear.

Ícaro se fue, pero antes me dijo:

—Si yo tuviera algo tan importante en mis manos, lo ocultaría muy bien, ¿no crees?

Empujo los libreros, esperando encontrar un pasadizo secreto o algo parecido…

«—No es eso», me digo.

«—¡La alfombra!»

Retiro la alfombra y encuentro una pequeña puerta de metal con una ranura para colocar una llave, así que supongo que se trata de la que tengo en mis manos. Abro la puerta con la llave y veo unas escaleras. Las bajo y encuentro una lanza adornada con joyas en un mostrador de vidrio.

Sigo avanzando y encuentro un cilindro de oro con grabados extraños, pero algo llama mi atención. Tiene «Elpís» escrito y, según me dijo mi hermana Abby, significa «Esperanza».

Subo con el cilindro. Arriba, lo agito para ver si hace algo, pero no pasa nada, así que lo tiro al suelo y me giro para irme. Pero, al tomar la manija de la puerta una fuerza me jala hacia atrás. Me alegra estar sujeta de la manija.

Los libros de los estantes y los documentos del escritorio son atraídos hacía aquella fuerza. Pocos segundos después, la fuerza que me atrae cesa. Y, cuando me repongo, decido ver hacia aquella dirección.

Es grande la sorpresa que me llevo. El impacto de lo que mis ojos presenciaban me hizo retroceder. Me alegro de que la puerta esté cerrada, pues mi cuerpo se apoya de ella para no caerse.

Vi, por segunda vez en mi vida, el portal que me alejó de mi familia. Allí dentro, veo una playa. Las olas atraviesan el portal y llegan hasta mis pies. El agua está helada. O tal vez sea yo la que lo sienta así.

Allí la veo a ella, una mujer desnuda con un cilindro idéntico al mío. Su rostro es inconfundible. Ella empieza a llorar y sonríe. Yo no sé cómo reaccionar cuando atraviesa el portal y me abraza.

Se nota, por su gesto, que me extrañaba mucho y no sé la razón.

—¿Eres Abby? —le pregunto.

Ella está sollozando y parece no haber escuchado mi pregunta.

—¿Eres Abby? —le repito.

—Sí, hermana. Por fin te vuelvo a ver —me dice.

—¿Por qué estás tan triste?

—Ya no importa. Ahora estamos juntas de nuevo.


Espero que hayan disfrutado leyendo mi relato. Un abrazo para todos. Saludos.

Sort:  
 3 years ago 

Excellent story

Thank you @rennyelias

Thanks to you friend @xpilar. You don't know how much your digital images have done for me. They helped me to get out of a stage of sadness. Keep doing your art.

Coin Marketplace

STEEM 0.20
TRX 0.12
JST 0.029
BTC 61292.26
ETH 3430.36
USDT 1.00
SBD 2.51