Uroboros: Infierno
Hola, de nuevo, amigos de WORLD OF XPILAR y lectores en general. Espero que estén pasando un lindo día. Esta es mi participación, una historia inspirada en la imagen digital realizada por nuestro amigo @xpilar.
A los que leen la historia por primera vez, les sugiero que pasen primero por aquí:
- Capítulo 1. Uróboros: El principio y el fin
- Capítulo 2. Uróboros: El fin de los sueños
- Capítulo 3. Uróboros: La chica del agua
- Capítulo 4. Uróboros: Atrapado en mi sueño
- Capítulo 5. Uróboros: La Caja de Pandora.
- Capítulo 6. Uróboros: El hilo de Ariadna.
- Capítulo 7. Uróboros: El principio del fin.
- Capítulo 8. Uróboros: Edén.
Uróboros: Infierno.
Miguel
Cuando tenía nueve, mi maestra de primaria nos enseñó a hacer bandas de Möbius1. Cortábamos una cinta de papel y la pegábamos en los dos extremos, no del modo habitual, sino que antes de juntarlos, girábamos uno de ellos. El resultado era una cinta que solo tenía un borde y una cara. Mi historia es como esa banda de Möbius, se retuerce sobre sí misma, sus dos lados son uno. El principio lleva, inevitablemente, al final, y el final provoca el principio. Les voy a contar mi historia, les hablaré de aquel día, del día que comenzó mi infierno.
El treinta y uno de diciembre del año 2053 a las 700 horas, los satélites de la Organización para la Defensa Espacial de las Naciones Terrestres ARGOS2 detectaron algo completamente inusual. Un cuerpo de enormes dimensiones se acercaba a la atmósfera de la Tierra a una velocidad mortal. Las alarmas mundiales enloquecieron. El planeta estaba bajo una amenaza de muerte de proporciones parecidas a las que extinguieron a los dinosaurios.
El meteorito fue bautizado «Atlas»3, pues se decía que, con su caída, se venía abajo el cielo. Muchos lloraban, refugiados en templos, pidiendo misericordia. Otros se colgaban o lanzaban de los edificios.
En el espacio circundante a la Tierra, los cañones láser de ARGOS dispararon al meteorito y lo partieron en cientos de pedazos, pero estos, al contrario de lo que el Nuevo Orden Mundial había afirmado en su comunicado a través de los medios, no se detuvieron, sino que cayeron como una lluvia de fuego en la Tierra.
Los meteoritos más grandes, ciento ocho del tamaño de un auto, cayeron treinta y tres en el mar y setenta y cinco sacudieron ciudades en la superficie terrestre.
Una persona se lanzó de la azotea del edificio Nº8 de aquella organización ese día. Cinco personas de traje contemplaron su caída tras una enorme ventana de vidrio templado mientras la lluvia de meteoritos hacía estragos en la ciudad, sin que uno solo de ellos tocara la estructura de hormigón.
—¿Esto realmente vale la pena?—preguntó una adolescente de roja cabellera y rostro pecoso.
—El mundo está siendo purificado—respondió el anciano con bastón a su lado.
En el rostro del anciano había una cicatriz que le llegaba desde el lado derecho de la frente hasta la mejilla izquierda.
— Yo solo veo muerte y destrucción—replicó ella.
—No dejes que tus ojos te engañen—dijo el anciano, contemplando una réplica del cuadro «San Miguel aplasta al demonio» de Guido Reni4. Lo que éstos juzgan como realidad no es más que una ilusión. Una imagen simplificada a la que tu mente le da sentido. Pero no lo tiene. Ni nuestras débiles mentes podrán nunca distinguir qué es lo que realmente existe.
—Todo es parte del decorado—dijo un joven asiático con gafas.
—Y esta es una obra de ficción —dijo el moreno flacucho observando la escena como quién ve a una fotografía borrosa.
—Y aun así podemos crearla—continuó otro jovencito con la cabeza rapada.
—¿Cómo creamos algo así, padre?—dijo el asiático con el rostro gacho.
—La realidad de cada quién existe en su mente. Si cambiamos lo que piensa la gente, cambiamos su realidad.
—Padre, abajo la multitud está pidiendo que se les deje entrar en el edificio—insistió la chica.
—El arca cerró sus puertas5—le respondió él.
La pelirroja se tapó la boca, conmovida.
En el cielo había un agujero oscuro de donde caían fragmentos de piedra en todas direcciones.
—Por mucho tiempo busqué al Uróboros6 y ahora que lo tengo delante de mí, no puedo sino admirar su magnificencia.
El anciano se dirigió hasta un pequeño librero en la pared de aquella lujosa oficina con muebles de caoba y lo hizo girar, revelando un pasadizo con escaleras de piedra y todos ellos bajaron hasta llegar a un cuarto con un cofre en el medio.
El lugar estaba iluminado con lámparas que fallaban, lo que hacía que se pudiera ver, pero escasamente.
—Aquí está el poder que los hombres tanto desean, pero que se convierte en la desgracia de quién lo posee.
El asiático tomó unas llaves guindadas en la pared. Se acercó al cofre y lo abrió introduciendo una de ellas. Dentro se encontraba un cilindro con extraños símbolos. Él la sujetó y se la dio a la muchacha pelirroja.
—Ya sabes lo que debes hacer, hija. Es tiempo de que Eva sea creada. Busca a Miguel y tráelo aquí.
La chica sujetó el cilindro y éste adoptó la forma de un dodecaedro7.
—Cómo lo ordenes, padre.
—Ve, mi pequeña Susy8, y ten cuidado con Izanami9.
A una ciudad de distancia, en la oficina de Miguel, un biólogo especializado en la migración de las mariposas monarca, todo se estremecía. Sus cuadros con mariposas disecadas caían al suelo, a una de ellas se le desprendió un ala, y él vio al busto de Alejandro Magno10 de su escritorio partirse en mil pedazos.
«¡Abby!—se dijo, pensando que su hija de cinco años»
En ese breve tiempo pensó en las pocas probabilidades que tendría aquella dulce niña de sobrevivir a la caída de aquellos meteoritos.
Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por la aparición de un agujero interdimensional. Una chica pelirroja sacó su mano de aquella brecha y se la ofreció.
—Ven conmigo. No puedes morir aquí. Tienes que detenerla.
—¿A quién?
—A Abby.
Todo explotó.
Al despertar, Miguel estaba delante de cinco personas de traje y corbata, cuatro de ellos eran adolescentes, la pelirroja que lo salvó, un asiático de lentes, un moreno flacucho, uno sin cabello, y uno era un anciano con una cicatriz en el rostro.
—¡ABBYY! ¡¿DÓNDE ESTÁ ABBY?!
—Muerta —le respondió el anciano al instante—. Pero tú estás vivo y eso es lo que importa.
—Podemos salvar a tu hija, Miguel —le dijo la joven Susy para aliviarlo.
—No podemos, hija. Te mentí —le aclaró el anciano a la muchacha.
—¿Mi hija murió?¿Quiénes son ustedes? ¿Qué hago aquí?
—Mi hermana Susy creó un agujero de gusano y te trajo aquí —le aclaró el muchacho quitándose los lentes y luego frotándolos con un pañuelo.
—¡Mi hija, mi pequeña Abby!
—Ella no es importante. Tú eres más valioso —respondió el moreno.
—¿POR QUÉ? PUDIERON HABERLA SALVADO, ¿POR QUÉ NO LO HICIERON?
—Queremos hacer un trato contigo, pero hasta ahora no teníamos con qué negociar—dijo el calvo con una sonrisa sádica—. Cómo buenos negociantes, buscamos algo que te interesara.
—¡Maldito, me las pagarás! —Miguel sujetó al calvo por el cuello y este le respondió con una sonrisa.
Los demás jóvenes los apartaron y el calvo agregó:
—Así me enseñaste tú, papá. Y por cierto, soy tu favorito. Después de todo, de tus hijos soy quién más se te parece.
—¡Engendro, tú no eres mi hijo!
—No aún —agregó el calvo y le besó la mejilla.
Miguel le mordió el lóbulo del oído izquierdo, pero le abrieron la boca y el muchacho sin cabello se soltó de la mordida.
—Tu misión es importante, Miguel —dijo la chica—. La caída de los meteoritos es el menor de los problemas con los que se enfrentará la humanidad. Dentro de ellos…hay… Ahora, en el mar seres terribles y…—ella no supo cómo seguir.
—Ahora no eres capaz de entenderlo. Pero todo tiene una razón de ser. Era necesario que hiciéramos esto. Sé lo que sientes ahora, en este momento estoy viviendo un Deja vu. Pero cuando estés en mi lugar, todo tendrá sentido. Finalmente, tú y yo somos uno solo. Somos el mismo. Somos Miguel.
El anciano delante de aquel hombre que lo había perdido todo era yo. Saqué una daga y le rajé el rostro a mi versión joven. Pues, tal como les dije antes, no hay dos caras para esta historia, solo hay una. Pueden verme como la víctima o como mi verdugo, pero no soy ninguno, y al mismo tiempo soy los dos.
El treinta y uno de diciembre del año 2053 comenzó mi infierno. Pero está bien. Ahora lo entiendo. Éste es mi destino. Yo soy el Gran Dragón11.
Glosario:
Gigante con cien ojos de la mitología griega. Mientras algunos de sus ojos dormían, lo demás se mantenían despierto, por lo que era útil como vigilante. Fue asesinado por Hermes con una pedrada.
Pintura en donde el artista representa al Arcángel Miguel aplastando al Demonio. Hace referencia al acontecimiento descrito en el libro de Judas 1:9 en la Biblia.
Arca que sirvió de refugio para todas las parejas de especies y la familia de Noé en el diluvio según la Biblia.
Supersimetría, teoría de la física de partículas que propone que cada partícula conocida tiene una gemela.
Rey de Macedonia y conquistador que llegó a tener entre sus dominios parte de tres continentes
Satanás según el libro de Apocalipsis 12:9 de la Biblia.
Espero que hayan disfrutado leyendo la historia como yo lo hice escribiéndola. Ésa es mi mayor recompensa.
Saludos, amigos.
Oooooh, sorprendida, creo que volveré a leer desde el principio, me tomaré uno de mis días libres para eso. Abby no está viva? Gracias por subir una nueva escena.
¡Hola, amiga @maribauza! me alegra que te guste tanto mi historia y te agradezco que le pienses apartar un tiempo especial a la relectura. Gracias a ti por seguir el relato tan fielmente. Se te quiere.
Saludos.
Excellent story
Thank you @rennyelias
¡Hola, amigo @xpilar, me alegra que te haya gustado!
Saludos.
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