Había una vez una pequeña mariposa llamada Amaya. Ella era diferente a las demás mariposas de su jardín. Su cuerpo era de un color gris oscuro y no tenía las hermosas alas de colores brillantes que que distinguían a las demás mariposas y que ellas lucían con orgullo.

Al ver su situación Amaya se sentía triste y a menudo pasaba sus días sola en una flor. Las demas mariposas se burlaban de ella al decirle que era diferente y que no merecía estar en el jardín y como mal gesto hacia Amaya no la dejaban unirse a sus juegos.

Un día, mientras se encontraba sola en su flor, Amaya conoció a un búho muy amable y cariñoso llamado Óliver. Él se había dado cuenta que ella se sentía triste y se ofreció en ser su amigo.

Oliver le explicó que ser diferente no era algo malo y que todas las criaturas de la naturaleza eran únicas. Oliver le contó muchas historias de otras mariposas que eran diferentes y que habían logrado hacer cosas increíbles por el simple hecho de ser únicas.

Amaya se sintió muy alegre al escuchar estas historias y decidió dejar de preocuparse por lo que las otras mariposas pensaban de ella, comenzó a explorar el jardín y a hacer amistad con otros animales, Y a descubrir todo lo que la naturaleza tenía para ofrecerle.

Un día, mientras volaba entre las flores, se encontró con una mariposa de color negro y blanco que se llamaba Alexa y que también se sentía sola y excluida, su tristeza la invadía porque las demás mariposas pensaban que era extraña, Amaya recordó que también había pasado por esto y le dijo las palabras de su gran amigo el búho, le mostro a Alexa lo divertido que podía ser ser diferente.

Juntas comenzaron a explorar el jardín y descubrieron nuevas flores y plantas que nunca habían visto antes, sus aventuras cada día eran maravillosas y muy emocionantes.

Las otras mariposas comenzaron a notar lo divertidas y se dieron cuenta de la amistad entre estas dos mariposas que pronto se dieron cuenta de que ser diferente no era algo malo. Pronto se unieron a ellas y juntas comenzaron a hacer cosas increíbles.

Estás grandes amigas crearon una maravillosa coreografía de vuelo, las otras mariposas aplaudieron emocionadas y les pidieron que se unieran a su grupo, ahora tenía muchos amigos y nunca se sintieron excluidas de nuevo.

Ella se dio cuenta de que ser diferente no era malo en absoluto. De hecho, era lo que la hacía especial y única. Y con cada experiencia nueva que tenía, se enamoraba aún más de su maravillosa diferencia.

Debemos aprender que todos somos de alguna manera diferentes y es que en lugar de esconder esas habilidades especiales, deberíamos mostrarlas al mundo porque son lo que nos hace especiales, no debemos permitir que el juicio de los demás nos haga sentir mal por ser quienes somos.

Bueno mis amigos hasta aquí mi participación, espero les haya gustado, invito a participar a @vivigibelis, @lirvic y @crismenia, por aquí les dejo el link

Gracias por detenerte un momento a leer y comentar mi publicación, saludos y bendiciones para todos.