La prosperidad americana. 

     Con el período llamado de prosperidad (o “prosperity”), de 1922 a 1929, EEUU. Entró definitivamente en la sociedad del consumo. Políticamente, coincidió con una larga etapa conservadora del Partido Republicano y con el retorno al aislacionismo. En el campo industrial, progresó extraordinariamente la producción de acero, así como el equipamiento eléctrico doméstico, la construcción y las industrias químicas. En cambio, los sectores tradicionales, como la industria del carbón y la textil, sufrieron una crisis estructural importante, y muchos agricultores se situaron incluso en bancarrota. La economía se concentró empresarialmente. 

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En “American way of life”. 

     El “American wat of life”, o modo de vida Americano, llegó de las manos del progreso técnico, que permitió la difusión masiva en el mercado de la radio, el automóvil y los productos eléctricos domésticos. El parque automovilístico estadounidense pasó de 10,4 millones de vehículos en 1921 a 26,5 en 1929, de los cuales 23 millones eran automóviles particulares. La primera línea regular de pasajeros se inauguró entre 1920 entre Chicago y Cheyenne. El consumo y la sociedad de masas se adelantaron en Estados Unidos respecto a Europa en unos cuarenta años. Paralelamente al progreso técnico, sin embargo, la sociedad estadounidense inició también un repliegue puritano y moralista que, junto a medidas como la prohibición del alcohol o el antidarwinismo (negación de la teoría evolutiva por chocar contra la Biblia), fomentó las sectas religiosas y la violencia racista del Ku Klux Klan.

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El comienzo de la crisis. 

     Fue la crisis de 1929 puso fin al período de prosperidad y estuvo a punto de destruir el capitalismo liberal. Las causas de la crisis fueron de orden estructural y provocaron el inesperado desplome bursátil. En pocos días, los valores de la Bolsa en Wall Street cayeron casi un 40%. La crisis afectó de inmediato a los bancos por que los clientes, temerosos de perder los ahorros, hacían cola ante las entidades financieras se vio sacudida, y la ruina y el desempleo afectaron a amplios sectores sociales. La extensión de la crisis por todo el mundo occidental cuestionó los dogmas de la economía liberal y plasmó la fuerte dependencia europea de EE.UU.

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El jueves negro. 

     El jueves 24 de octubre de 1929 se pusieron a la venta 13 millones de acciones mientras que la demanda alcanzó niveles insignificantes. La gran banca y la industria intervinieron para frenar la caída, pero el lunes y el martes siguiente el hundimiento fue incontenible: se ofertaron 33 millones de títulos y solo lograron venderse 16 millones. Los bancos habían contribuido notablemente a hinchar la especulación bursátil mediante una política de crédito demasiado fácil, que hizo que muchas personas se endeudaran para invertir en bolsa. La economía financiera estaba completamente alejada de la situación económica real.

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Los EE.UU y el New Deal. 

     La victoria del demócrata Franklim Delano Roosevelt en 1932 propició un ambicioso programa de intervención estatal basado en tres puntos: la reforma de la legislación, el auxilio inmediato a los sectores más necesitados y la recuperación económica mediante un fuerte endeudamiento público. El New Deal, o nuevo acuerdo, aprobó una ley de seguridad Social que incluía seguros de desempleo, de vejez y de incapacidad, así como una Ley de Normas de Trabajo y otra de Relaciones Laborales. El estado trabajó para redistribuir la riqueza. Pese a todos los esfuerzos, hasta 1939 la renta estadounidense no alcanzó niveles similares a 1929.

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La Tennesse Valley Authority.

     Durante años, millones de americanos tuvieron grandes dificultades para encontrar trabajo en la industria y los servicios privados. Para generar empleo y reactivar la economía, el gobierno federal fomentó el desarrollo de grandes programas de obras públicas. Dentro de esta línea de trabajo, Roosevelt creó en 1933 la Tennesse Valley Authority (TVA), un organismo mixto integrado por el gobierno federal, los gobiernos de los estados del valle del río Tennesse y diferentes empresas, con el objetivo común de coordinar el aprovechamiento integral de dicho valle, un territorio de unos 100.000 Kilómetros. 

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La gran depresión. 

     La crisis Bursátil se trasladó rápidamente a la industria, y pasó desde Estados Unidos al resto del mundo occidental. En 1932 la depresión tocó fondo, pero la recuperación fue muy lenta y con algunos altibajos. En 1932 había 32 millones de desocupados registrados en todo el mundo. La catástrofe económica golpeó con especial virulencia las economías de los países industrializados (Estados Unidos, Reino Unido y Alemania), pero también las economías exportadoras de materias primas y de productos alimenticios.

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