La marquesita (Cuento) Sexta parte

La voz del conde la sacó de su estado.
Era el mago quien le repetía lo que su amo le decía.
-¿Qué deseas? ¿No fue suficientemente claro mi emisario?
-Quiero que hablemos, te han mentido.
-¿Mentido en qué? Eres una bruja y después de lo que acabas de hacer lo has afirmado.
-¿Qué tiene de malo eso? ¿Tienes algo contra las brujas?
-No pero si contra los mentirosos, no quiero saber nada de ti y si no te marchas en unos minutos te destruiré.
-Resulta que eres brujo también.
-No, pero tengo a mi lado al mejor, se llama Meldorf. ¿Lo conoces?
El nombre ocasiona que un escalofrío de pánico la recorra.
Es uno de los magos más poderosos del universo y su familia ha sentido su poder al enfrentarlo.
Se marcha y al hacerlo sus embrujos desaparecen y todo queda en calma.
Cuando sea reina y su poder sea mayor regresará por la revancha.
En el camino va ideando un plan para embrujar al rey.
-¿Lo hizo abuelo?
-Mañana te lo cuento, ahora duérmete.
Apaga la lámpara y cierra la puerta.

A la siguiente noche el abuelo le dice al niño.
-No te vayas a dormir porque hoy te cuento el final.
-Abuelo quien te duermes siempre eres tú –responde este.
La marquesita regresó muy triste y también furiosa, tras el fracaso de sus poderes ante el mago y juró tomar venganza.
Para eso ideó un nuevo plan para embrujar al rey.

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