La marquesita (Cuento) Cuarta parte
Las ratas se escondieron donde pudieron, el emisario casi sale corriendo ante la transformación de la cara de la marquesa, pero completó su mensaje con la intención de salir volando de allí.
-Dice que lo engañaste, que te mostraste como una jovencita y no lo eres, que utilizaste tus poderes para embrujarlo e involucrarlo en actos impropios con el fin de perjudicar al reino
Un fuerte trueno retumbó en la habitación y los ojos de la bruja eran llamaradas de fuego.
-Mentiras ¿Quién dijo eso?
El portador de tan malas noticias intentó salir de allí pero la puerta se cerró.
-¿Creen que pueden engañarme sin sufrir las consecuencias?
-Solo repito lo que el conde me ha dicho.
-Eres un farsante. ¿Quién te envió? ¿La reina?
-El conde, también le mandó a decir que no desea casarse con una bruja.
En la madriguera las ratas celebraban los acontecimientos, ya que sin el conde la marquesita podría ser reina y ellos los dueños del lugar.
-Desde hoy le declaro la guerra a todos los humanos que no sean mis amigos o digan que hago algo mal hecho.
-Cuente conmigo señora- exclamó desde uno de los rincones uno de las ratas llamado Omar.
-Pagarás por querer engañarme. –le gritó al emisario.
Este asustado y apresado pedía clemencia.
-Solo cumplo órdenes, llevaré también su mensaje.
-No necesito de mensajeros, yo misma puedo ir.
Convirtió al emisario en un sapo. Rayos y truenos aparecieron en el cielo y en el reino se desató una gran tormenta
Por un momento el silencio invadió el cuarto.
-¿Y qué pasó después abuelo?
Al no obtener respuesta el niño se levanta en el colchón de la cama y se da cuenta que el anciano se ha quedado dormido.

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