Un milagro de la Ortodoncia.

Hay dos tipos de personas, los bendecidos y afortunados que no necesitaron usar ortodoncia jamás y los no tan bendecidos y afortunados que tuvieron que lidiar con años de ortodoncia para verse mejor o "más bonitos" como dirían algunos.

Yo soy del segundo grupo, sí, pertenezco al club de los no tan bendecidos y afortunados.

Según el señor Google, la ortodoncia es un:

Tratamiento que consiste en corregir los defectos y las irregularidades de posición de los dientes.

Puede que durante la niñez, adolescencia o adultez vayas al odontólogo y te digan que mira sí, tienes que usar ortodoncia para corregir "ciertas cositas que no se ven bien y que se podrían mejorar".

Entonces vienen las placas, el presupuesto, reunir el dinero y luego la -a veces temida- ortodoncia.

El tiempo que una persona debe permanecer con aparatos (brackets) dependerá de la gravedad del caso. Pero casi siempre el proceso suele alagarse por equis (X) motivo.

Acotación, durante este post les llamaré aparatos o brackets indistintamente.

Están los que sufren, los que no les importa tener brackets y están sin problemas durante el tiempo que tienen ortodoncia. Todos los casos son diferentes, pero algo sí está claro, la mayoría de las personas sienten más seguridad cuando le quitan los aparatos que antes de tenerlos. Sienten que ya pueden sonreír con más libertad porque -con ayuda- ahora son parte de los bendecidos y afortunados.

Y solo quienes te conocieron con aparatos sabrán que lo tuviste, jo.

Hoy les hablaré de uno de los milagros de la ortodoncia, uno de millones, mi caso en particular.

Pasé tres años y siete meses con aparatos...

Y ya antes de comenzar mi proceso, escuchaba como una gran cantidad de personas se quejaban de lo doloroso o incómodo que era tener brackets. Que esos aparatos eran del diablo, que destrozaban la boca, las encías, que era horrible comer o cuando tenías control y los apretaban lo suficiente para que comer fuese un suplicio y pare usted de contar.

En total que todos esos comentarios me tenían traumada ya y yo pensaba que me iba a pasar igual, que no iba a poder comer todo lo que quisiera por culpa de esos dichosos aparatos, que me iba a ver horrible -sobretodo porque yo uso lentes y aja, una Betty la Fea cualquiera-.

¡MENTIRA! No sufrí tanto, pero ya les contaré más adelante.

A finales de 2013, comencé a asistir a ortodoncia y mi cita para colocar los aparatos quedó para enero de 2014.

Esta foto muestra mis dientes el día que me colocaron los brackets.

Cabe destacar, que además de todo lo que había que corregir con ortodoncia -la posición de los dientes, la mordida y demás-, yo tengo un problemita en un diente, el que no tiene su respectivo bracket. Y ese problema viene desde que yo tengo como 7 u 8 años que tuve un pequeño accidente. Razón por la que el diente de al lado está medio montado sobre él.

Yo no recuerdo haber sentido dolor ese primer mes, creo que lo que más me incomodaba era la falta de ese bracket porque era súper consciente de eso y que otros se dieran cuenta o me preguntaran sobre eso me hacía sentir aún más incómoda e insegura.

La tortura era el día del control porque la doctora ajustaba el alambre y como lo apretaba, los dientes se movían y dolían, eso hacía que comer fuera un total suplicio pero ya para la cena de ese día o el desayuno del día siguiente, todo estaba de vuelta a la normalidad y no había dolor alguno.

Fue un par de meses después que me colocaron el bracket que faltaba, específicamente en octubre de 2014.

(Disculpen la calidad de la foto pero la foto fue tomada con una frontal no muy buena)

Honestamente, fue incómodo. Ya me había acostumbrado a no tenerlo y en ese momento me toco acostumbrarme a ese cambio. Pero lo acepté con rapidez y sucedió en un momento oportuno porque pronto tendría lugar mi promoción de Quinto Año de Educación Media General (o Bachillerato, como quieran llamarle). Mis dientes comenzaron a moverse aún más que antes, ya no tenía los delanteros montados y cada uno comenzaba a colocarse en el lugar correcto.

Los meses pasaron y todo iba bien, pero a finales de 2015. Mi ortodoncista se va del país. Decidí cambiar de lugar y no seguir viéndome ahí. Fue difícil porque no es fácil encontrar un profesional de calidad y más aún, uno que acepte continuar con un caso ajeno y con el problemita que tiene mi diente.

Al fin y al cabo que en enero de 2016 conseguí una ortodoncista muy buena y amable en otra localidad cercana a donde vivo, me mandó a hacer las respectivas placas y en febrero de 2016, retomé el control de ortodoncia con ella.

Trabajaba diferente, pero fue un cambio positivo y que le hizo muuuy bien a mis dientes. Ya yo estaba adelantada pero ella quería corregir ciertos detalles, como conseguir que las raíces también estuvieran derechas y no solo los dientes, me hacía limpiezas casi que en cada consulta para cuidar que no se me inflamarán tanto las encías y así.

Su consulta era más costosa pero ciertamente, por su trabajo, valía la pena.

Finalizando el primer trimestre de 2017, me dice que ya falta poco y que pronto podría quitarme los aparatos. Situación que se alargo hasta julio cuando pagué el 50% de los mismos y me tomó las medidas. En agosto, cancelé la otra mitad y por fin luego de tres años y siete meses con los brackets, me los retiraron y pude volver a sentir mis dientes otra vez.

Fue mega extraño, cuando los retiro y me preguntó que cómo me sentía yo estaba tipo "Ya va, pero yo no siento los dientes, ¿qué es esto?" y es que, tanto tiempo sintiendo aquel metal y no mis dientes como tal, me dio la percepción que estaba tocando la encía y no mis dientes. Ella rió y me explicó la cuestión de los retenedores. Que los debo usar siempre, menos al comer.

Cuando llegué a casa, tomé la primera foto de mi sonrisa sin aparatos, aquí la tienen.

Total que pase los primeros días sintiendo que mis dientes eran demasiado pequeños y cepillarse era aún más extraño. También que me dolían un poco los dientes y todavía más cuando retiraba los retenedores.

Ya han pasado un par de semanas desde entonces e intento seguir por completo las indicaciones de la doctora.

Cuesta adaptarse al cambio, no voy a negarlo. Me sentía segura con los brackets e intento sentirme segura ahora. Es un proceso lento pero que va bien hasta ahora. Realmente me siento feliz con mi nueva sonrisa, pero nunca espere que mi cara cambiara tanto y que me pudiera ver tan bien gracias a los dichosos brackets. Eso sí, todavía quisiera hacerme la estética para que se vean muchísimo mejor.

La primera selfie sin aparatos.

(Los retenedores se fueron de parranda mientras tomaba la foto)

Pero de verdad que definitivamente fue y es un milagro que mis dientes y mi sonrisa en sí, hayan cambiado tanto en estos años porque ahora se ven excelentes, a pesar de que les falta la estética. Y por ello, agradezco inmensamente a mis dos ortondocistas y a mi mamá por pagar todo porque sin ellas, nada hubiese sido posible. Y también a los brackets y a mis dientes por colaborar y no hacerme sufrir tanto como a otros.

A mí los aparatos no me rompieron toda la boca, quizá una que otra vez molestaron pero siempre comía con libertad y sin dolor, agradezco mucho eso de que mi experiencia no haya sido tan dura. Eso sí, no podía sonreír después de comer (asqueroso), debía cepillarme primero porque sino, eso se veía horrible. Comer lechuga, caraotas o cosas así era toda una odisea. Pero ¡ya no más aparatos! Así que me he liberado de toda esa locura.

Y ustedes, ¿han tenido ortodoncia? Quisiera que abajo, en los comentarios, me cuenten experiencias propias o de terceros con aparatos, y sino, su opinión de este post. Espero que tengan un excelente día, slq.

Les dejo un par de fotos, o mejor dicho selfies, de mis años de ortodoncia.