Rituales del caos
María tiene 67 años, es maestra jubilada. Tuvo a sus cinco hijos en los tiempos de la Democracia venezolana. Al igual que muchas personas de su generación logró salir adelante con su esfuerzo. Trabajando dos turnos pudo hacer una vivienda de bloque y platabanda en uno de los barrios (agrupaciones humanas en la periferia de la ciudad) cercanos a Caracas. Todos sus hijos pudieron culminar alguna carrera técnica o universitaria. En la actualidad tres de ellos siguen viviendo con ella, al igual que sus cinco nietos.
El día de María comienza a las 4 am. Después de tomar el café ayuda a preparar a sus nietos para la ida al colegio. Al partir los niños, María y sus hijos, salen a cumplir con sus nuevas actividades cotidianas. Ella a la cola del banco. Uno de los hijos a la cola del supermercado y el otro, a la cola de un registro, donde debe dar sus datos personales para optar a un beneficio gubernamental.
Al igual que María, millones de venezolanos, incluyéndolo a usted y a mí, estimado lector, hemos tenido que aceptar las colas como parte de nuestra existencia. Asistimos impotentes a ver nuestro tiempo irremediablemente perdido. Gran parte de nuestra vida se diluye inútilmente haciendo interminables colas para poder resolver las cosas más elementales, tales como sacar algún dinero de un cajero, comprar una barra de pan, renovar el documento de identidad, o cobrar la pensión de jubilación obtenida luego de una vida dedicada al trabajo.
Pero las colas no se deben solamente a un problema de falta de gerencia, de negligencia o de desprecio hacia las personas. En ellas está presente la activación de una serie de dispositivos simbólicos que tienen como finalidad coadyuvar al sometimiento y control de cada uno se nosotros.
Poco a poco las colas se van convirtiendo en un nuevo ritual que la sociedad socialista, que tenemos, impone dentro de sus intereses políticos.
La repetición sistemática y permanente de este comportamiento, conjuntamente con muchos otros, va afianzando, de modo imperceptible e inconsciente, un imaginario de domesticación, resignación e impotencia.
Las colas son administradas de tal modo que van formando parte de nuestra existencia natural, se van integrando como una señal de sumisión ante un poder omnipotente.
Más de alguno pudiera pensar que estoy exagerando las cosas. Pero no, la psicología social y la antropología han señalado la importancia de las prácticas rituales para reforzar el orden que rige la sociedad. En nuestro caso, esos rituales buscan la regeneración permanente de un nuevo modelo social. Uno que necesita ir domesticando la voluntad para facilitar la colonización absoluta de la libertad del sujeto.
Nada es casual en esta forma de gobierno que tenemos. Es importante no bajar la guardia, estar atentos, tratar de armar la mirada (Foucault), para poder darnos cuenta de los alcances de los diferentes mecanismos de manipulación que el poder ejerce sobre nosotros.
La intención de reforzar todos estos comportamientos es cerrar la posibilidad de que ,los hijos o los nietos de María, puedan imaginar un mundo distinto al que vivimos en la actualidad. Un mundo sin colas, donde haya suficiente oferta de bienes y servicios, donde podamos elegir libremente lo que vamos a consumir. El mundo que conoció María en los tiempos de la Democracia.
Llevamos 20 años de un intenso control social. Es probable que estemos a tiempo para rescatar otra idea de la vida. Pero debemos alertar, llamar la atención, pedir que no nos durmamos. ¡Y sobre todo, actuar!
Gracias por su tiempo.
Fuente de las imágenes. I II III
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Buena reflexión sobre el significado de las colas, estimado Irvinc.
Uno de los primeros post que subí a Steemit era un relato fantástico sobre las colas y algo de lo que aquí expresás se ve que lo tenía en mi subconsciente cuando lo escribí. Te lo comparto (sin obligación de compra): Sucesor
Me alegra que haya sido de tu agrado. Para nosotros el asunto de las colas se ha convertido en una calamidad. Todo enmarcado en una gran red de corrupción que se encarga de traficar con los bienes y servicios que andan desaparecidos. Ojalá nuestra situación sirva de ejemplo para que América Latina abra los ojos y le cierre el paso a proyectos de este tipo. Muchas gracias por la visita y el comentario. Abrazos.
Totalmente de acuerdo contigo. No exageras. Quizás te quedes corto en cuanto a lo maquiavélico de esta empresa.
Cuando uno contempla la resignación, y hasta el entusiasmo, en algunos casos, con que la gente participa de esta humillación auto-infligida, uno entiende de poder del control social cuando los líderes son unos psicópatas.
Eso no deja de preocuparme y de causarme indignación y tristeza. La verdad es que muchas veces no logro comprenderlo. En todos lados comento que esto está pensado para un país de vagos. Algún día alguién contabilizará el gran costo que tiene esa perdida de tiempo. Muchas gracias por la visita y por tu apoyo. Abrazos.
Se oye de todo en las colas y de tanto escuchar llegue a la conclusión que esto durará muchos lustros. Me quedo abismada, sorprendida de la capacidad de aguante del venezolano y de lo permisivo que es.
Yo también, querida Mariqyes. Es impresionante. Parece que la sumisión no conoce de límites. Me gusta pensar que quizás estemos a tiempo para revertir esta situación. Muchas gracias por la visita y el comentario. Abrazos.
Belkis, por lo menos debemos mantener la denuncia, es una de las pocas cosas que está a nuestro alcance. Alzar nuestra voz para que se sepa que esto no es normal, que no estamos de acuerdo y que lo rechazamos. Los venezolanos merecemos un trato más digno. No podemos claudicar. Muchas gracias por la visita y por tu apoyo. Abrazos.
No soporto las colas, las evito si puedo hacerlo, me llena de ansiedad el simple hecho de ver personas haciendo colas y si hay agresividad, más todavía. Yo no puedo evitar pensar en que todo ese tiempo en el que el Venezolano hace cola, es tiempo en el que no está trabajando, horas y horas de improductividad.
Para mí son una tortura que trato de aprovechar haciendo todo tipo de denuncias al que me quiera oir. La mayoría de las veces encuentro algún interlecutor. Hago cola solamente para sacar efectivo y para poder pagar en el supermecado, esas son inevitables, no hay como sortearlas. Lo del tiempo es un misterio para mí. Yo estoy jubilado y cuento con tiempo, no me imagino como hacen las personas que tienen jornadas de estudio o de trabajo, no entiendo. Muchas gracias por la visita y por tu generoso comentario. Abrazos.
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Muy, muy triste... Como siempre genial tu manera de escribir querido @irvinc
Me alegra que te haya gustado, querida amiga @ivymalifred. No es un tema agradable para hablar de él pero está ahí, nos afecta y nos quita nuestro preciado tiempo. Muchas gracias por la visita y por tu comentario tan alentador. Abrazos.