Para nadie que haya leído mis publicaciones es un secreto que me gusta mucho el k-pop. He hecho alguna publicación sobre k-pop, los dibujos que he compartido por acá son de idols de k-pop, y realmente no pierdo una oportunidad para hablar sobre pop coreano y recomendarlo a cuantas personas me sea posible. Mi gusto por el k-pop llega a un nivel de obsesión que no he sentido antes por nada, cosa que me ha generado algunas dudas y problemas personales. A ver, me explicaré mejor en el siguiente párrafo.

Si hay algo con lo que siento que puedo llegar a ser hipster es indudablemente la música, incluso más que el cine. Soy mucho más dado a disfrutar del cine extraño, que de la música experimental, eso es cierto. Pero, por otro lado, soy también mucho más abierto a ver películas palomiteras e ignorar sus evidentes errores, antes que tener que escuchar música pop por más de 10 minutos, ya sea que hablemos de pop americano o, en el peor de los casos, música popular latinoamericana. Debemos también tomar en cuenta que sé muchísimo más sobre cine que sobre música, área en la cual podría decir que mi conocimiento es cercano a cero. Mi odio por la música pop roza lo irracional, el más fiel de los desprecios.

Ahora que me conocen un poco más entenderán que poco después de empezar a escuchar k-pop —hace aproximadamente medio año— no podía sacar de mi cabeza una simple pregunta: ¿Por qué? ¿Por qué estaba disfrutando tanto de esta música claramente creada con los fines más comerciales posibles? Me estaba volviendo en uno de esos borregos que se dejan manipular por fórmulas fáciles que se repiten una y otra vez en todas las canciones, nacidas de un sistema que parecía más un laboratorio que otra cosa, creadas con el único fin de hacernos consumir más y más de lo mismo. No me gustaba, pero lo dejé pasar; antes que culparme y mortificarme por disfrutar de algo, preferí apreciarlo en la ignorancia del que no quiere ver la realidad. Pero después de meses de tener esta pregunta sin una respuesta clara, decidí tomarme unos días para investigar al respecto, y reconciliarme conmigo mismo; quería explicarme por qué me gustaba el k-pop. Estas publicaciones no serán una lista de excusas vacías desacreditando los argumentos negativos hacia el k-pop. Serán, por el contrario, textos en los que presentaré las razones por las que creo que he llegado a amar tanto el pop coreano, con la esperanza de que algún lector no familiarizado con esta música se interese en darle una oportunidad, que ya sería mucho más de lo que hace la mayoría. Pero antes, a modo de introducción, me parece oportuna una publicación en la que los ayude a obtener el mindset apropiado para comenzar a indagar en este mundo.

---

No es tan raro como puede parecer a primera vista

Fantastic Baby de BIGBANG

Estruendosa música electrónica, auto-tune hasta en el cabello, moda extravagante y colores sobresaturados. Todo lo antes mencionado es lo que muchas personas piensan cuando se habla de k-pop. Música creada por una industria que busca venderle a una cultura asiática desconocida, moderna, casi futurista, cuyos estándares de belleza han llegado a un nivel que para occidente parece absurdo, similar a la moda de El Capitolio en Los Juegos del Hambre. Sin embargo no creo que haya nada más alejado de la realidad. Lamento ser quien te lo diga pero los coreanos son personas normales, como tú y yo, quizá con ojos más rasgados y mejores en los videojuegos. Y de igual forma el k-pop no es una música tan diferente a lo que tenemos en occidente. Después de pensar mucho rato, son pocas las canciones que se me ocurren que entren en la descripción dada al inicio de este párrafo. Electric Shock de f(x), Catallena de Orange Caramel y, quizá, aunque mucho menos claro, Up&Down de EXID son algunas de las pocas canciones que se me ocurren al pensar en k-pop que logre entrar en esa categoría, y que no sea de hace más de 6 años —la verdad es que mientras más atrás vayamos más extravagante se pone la escena del k-pop. Con el paso del tiempo el pop coreano fue abandonando un poco lo extravagante y buscó una imagen más estilizada.

De hecho, les podría sorprender lo familiar que llega a sonar el k-pop en ocasiones. Un ejemplo de esto sería la canción Call Me Baby de EXO, una de las boy bands más grandes de Corea. Dudo mucho que sea el único que, al escuchar esa canción, de inmediato piensa en _boy bands_ occidentales de finales del siglo XX y principios del XXI como NSYNC. Algo similar sucede con la canción Growl del mismo grupo.

Curiosamente el k-pop, producido al otro lado del mundo, tan diferente y extravagante, nació gracias a la incorporación de géneros musicales occidentales a la música coreana. A principios de los años 90 se formó el grupo Seo Taiji and Boys, y revolucionó por completo la industria con su canción debut Nan Arayo (I Know)... sí, eso cambió por completo el pop de Corea. Digamos que muchas cosas, entre ellas la inclusión de géneros musicales occidentales, se juntaron para hacer que este grupo marcara un antes y un después en la industria musical coreana.

Quizá sea más sencillo hablar del que es, para mí, el mayor aporte que dio este grupo a la industria del entretenimiento: en 1996 un integrante del grupo, Yang Hyun Suk, fundó YG Entertainment, una de las «tres grandes» compañías de la industria del entretenimiento coreana, junto con S.M. Entertainment y JYP Entertainment. Estas empresas lideraron —y aún lideran— el rumbo musical de k-pop, tomando muchas influencias de la música pop occidental, pero no por ello limitándose sólo a copiar lo que se hacía de este lado del mundo. Por el contrario, estas y muchas más empresas se atrevieron a experimentar con la música pop occidental, para encontrar así un sonido propio que, aún al haber sido inspirado por música extranjera, acabó por convertirse en algo... bastante único. Además, en una manera difícil de describir; es muy único, pero a la vez suena similar a música con la que, como occidental, estoy familiarizado. Sobre esto discutiremos a mayor profundidad en la siguiente parte; por ahora mi intención es que comprendan que el k-pop no es una música alienígena que es imposible comenzar a escuchar.

Sin duda esto tampoco quiere decir que no haya absolutamente ninguna diferencia. No sólo musicalmente, también hay muchas diferencias estéticas entre el k-pop y el pop occidental. Recordemos que esta es música producida en Corea para coreanos. Su cultura, a pesar de lo que dije en esta publicación, es diferente a la nuestra, así que puede haber algún que otro shock cultural. Si bien el k-pop no es tan extremadamente bizarro como puede parecer a primera vista, o como algunos medios quieren que creamos, de todas maneras es una buena idea, si quieres probar algo nuevo, o si tienes curiosidad, entrar con mente abierta y no rechazar algo de entrada —excepto ritmos de reguetón, esos merecen todo nuestro desprecio.

Entiendo las dudas que pueden tener algunas personas con respecto al k-pop; es música en un idioma lejano, con prácticas raras como tener grupos de más de cinco personas y bailar todos en perfecta sincronía. Comprendo el miedo que puede generar aventurarse a descubrir algo nuevo. Me gustaría tranquilizarte diciendo lo siguiente: no importa si has evitado el k-pop con todas tus fuerzas, o si eres un total ignorante del pop coreano y crees no conocer ninguna canción; estoy completamente seguro de que todos los que leen estas líneas han escuchado alguna vez en su vida una canción de k-pop, e incluso se han aprendido el baile. Y muchos incluso disfrutaron mucho con ella. Así es, estoy hablando de Gangnam Style. Y algo que quizá te tranquilice un poco más; Psy es de lo más extraño que hay actualmente en el k-pop. Esto significa que si disfrutaste de la canción y el video de Gangnam Style, hay muchas esperanzas porque significa que tu nivel de soportabilidad está en el punto necesario. Estoy escuchando Gangnam Style de nuevo mientras escribo esto, y no entiendo cómo Despacito le ganó en visitas de Youtube a tal obra maestra.