Al siguiente día tuve que volver a clases, soportar las burlas hacia mi y mi ensayo sobre la incursión Amazónica, y una que otra burla hacia mi abuelo. "Viejo senil" le decían, yo apele a mi razón y paciencia y decidí mantener el silencio.

Aunque por dentro me carcomía y quería reventar, pensaba que haría mi abuelo. Mi abuelo hubiera soportado todo eso y más, aunque para ser sincero no estaba seguro, si hablaba de quien conozco o de aquel que murió en la selva.

Un viernes como cualquier otro, levantarse temprano, desayunar, ducharse, montar mi bicicleta y tomar rumbo por la calles de Caracas hacia el colegio, ya estamos finalizando el año, y se acercan las vacaciones.

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Mientras siento la brisa de aquella mañana de viernes en mi cara, y unas sigilosas gotas de sudor bajan por mi frente, pienso en lo que ha sido mi año, solo dos hechos trascendentales han ocurrido este año. Conocer el secreto de mi abuelo y los horrores vividos en la guerra y conocer a aquella Chica..Brenda.

Aunque no hubiera cruzado más que unas palabras con ella, no se escapa de mi pensamiento, cada mañana al despertar y en cada momento que puedo repasó su rostro en mi mente, me he encontrado a mi mismo viendola a la distancia sin saber realmente por qué.

No me preocupan las notas, ya para este punto estoy más que aprobado, ya dejó de importarme aquel ensayo y las palabras de aquella profesora.

Al llegar al colegio, guardo mi bicicleta junto a las demás, y entró a seguir la rutina diaria, cantar el Himno Nacional, mirar hacia la bandera, vociferar algún pensamiento del líder y entrar a clases.

Un día más en esta prisión de mentes vociferó en los pasillos de mi mente, pero mis labios apenas se mueven, bajo mi cabeza y terminó de anotar mis apuntes de esa clase, apuntes que no pienso volver a repasar, pero aun así por inercia lo hago.

Al finalizar aquel día de clases, como todos los viernes, debería ir al cine, o a jugar billar con los demás compañeros, pero no tengo intención alguna de escuchar sus patéticas burlas, y ahora por alguna razón me parece mucho menos interesante aquellas actividades.

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Seguía en mi nube de pensamientos, no dejaba de pensar en lo que mi abuelo me había dicho y si aquella historia era verdad.

Dirigiéndome a mi bicicleta, noto que Brenda está esperándome, sostiene el ensayo en sus manos, cuando me acerco lo suficiente, sin dejarme decir nada me dice.

-Hola, pensé que no me buscarías... ¿me odias verdad?

-No, para nada, hasta había olvidado que tenías mi ensayo.

-Lo he leído, aunque mi abuela no ha querido decirme nada sobre mi abuelo, dice que es mejor que no sepa de él, que no debería hurgar en ese cajón.

-¿Que cajon?

-Es una metáfora, no debería hurgar en el pasado.

-Entiendo... ¿y no vas al cine? O al billar? como todos los demás...

-No, he estado pensando mucho estos días sobre el asunto, creo que aquí hay gato encerrado, y alguien está tratando de esconder algo, debemos ir a la biblioteca nacional y revisar los recortes de periódicos de aquellas fechas...posiblemente encontremos respuestas... ¿No tienes otros planes verdad?

Quise decir que si, que tenía otros planes, no quería hundirme más en ese "cajón" pero, no podía decirle que no a esa mirada y a sus ojos cafés, los cuales denotan inquietud.

-ehm no, la verdad que no.

-Perfecto, pues no tengo bicicleta, siempre voy caminando, necesito que me lleves a la biblioteca nacional...¿sabes donde es, no?, siguiendo las indicaciones de Brenda logramos llegar, montada en mi bicicleta, la brisa hacía que llegara a mi nariz el olor de su perfume, una combinacion magica me que me dejaba un poco atontado, pero mis ojos en el camino.

LLegamos rápido, no circulan muchos Vehículos por la ciudad de Caracas, nos tardamos unos 45 minutos en llegar. La biblioteca nacional es un gran edificio cuadrado, con grandes entradas y escaleras, plazas en su interior con uno que otro Cafe y pasteleria para deleitar a los lectores y personas que trabajan entre libros viejos; grandes bóvedas donde se guardan todas las publicaciones en físico de todo lo que ha llegado alguna vez al país o que se publicado.

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Dicen que tienen las más grandes bóvedas de libros viejos, recortes de periódico, y todo tipo de publicaciones en sus entrañas, nosotros íbamos hacia la Hemeroteca Nacional.

Al entrar, el olor a papel viejo y delicado casi me hace olvidar que Brenda está allí, largos pasillos llenos de estantes y estantes, una señora de unos 60 años espera en la entrada, y nos pregunta

-En que les puedo ayudar jóvenes?

Me adelante a Brenda y respondí

-Buscamos todas las publicaciones que se hayan hecho sobre la Incursión Amazónica y personajes notorios de aquellos días, es para una tarea del colegio.

-Ah pero sin son jóvenes patriotas en busca de conocimientos! dejar de ignorar el pasado es la mejor forma de ver el futuro, siganme tenemos un sala especial donde se encuentra lo que están buscando.

Seguimos a la señora entre pasillos, en el aquel gran piso lleno de estantes, decorados de banderas de Venezuela, y algún afiche o pendón de tamaño completo del líder: caminamos por 5 minutos hasta que llegamos.

Estuvimos unas 2 horas en aquel lugar, leíamos siempre la misma historia, la que ya nuestros compañeros de clases contaron, en uno y otro periódico, pareciese que las mismas personas lo escribieron.

Tuve que escapar varias veces a la cafetería, por algún golfeado y chocolate caliente para seguir con la búsqueda. Aunque en la primera hora había perdido toda esperanza de encontrar algo que no hubiese leído antes.

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Quedandome dormido entre el olor del papel viejo y habiendo pasado el éxtasis de los golfeados y el chocolate caliente, Brenda voltea a mi, con cara de haber encontrado algo.

-¿Qué encontraste?

-En varios recortes se habla sobre el "héroe del amazonas" un infante de marina que él solo logró acabar con todo un campamento guerrillero, y por sus heridas fue dado de bajo y se le condecoró con la Medalla al Honor, además de darle la espada del Libertador. Pero solo se habla de él por un año, después no se vuelve a saber de él.

-¿Medalla al honor? Una vez mi abuelo me dijo que tenia una de esas.

-No creo que se hayan entregado muchas, pues después de aquel año muy poco se volvió a hablar la incursión en los periódicos. Pero aquí está lo interesante, años después, para ser exactos 8 años después, se inaugura en el museo militar un exposición permanente, y el Héroe del Amazonas un tal Sergio Carvajal, es quien lo dirige. Después de eso más nunca se vuelve hablar de él.

-Pues deberíamos buscarlo, y ver que nos puede contar.

-No creo, debemos hablar con tu abuelo, posiblemente conozca a este Héroe del Amazonas, hasta ahora es el único con una versión diferente de lo ocurrido en la incursión.

-Podemos ir la semana que viene...Creo que le vas a caer bien a mi abuelo.

Nos paramos de las sillas y dejamos aquella mesa en la que estuvimos sentados por algo más de 2 horas, al llegar a la entrada y aquellas largas escaleras, Brenda y yo nos despedimos.

-Algo no me huele bien, no puede ser que todos los periódicos digan lo mismo...Estamos caminando en círculos.

-Yo siento lo mismo, empiezo a creer que mi abuelo miente.

-Me gustaria conocerlo... Se ve que lo quieres, Ya estoy cansada y seguro mis padres se preguntan donde estoy...¿Nos vemos mañana?

-¿Mañana?

-Tengo que saber, que le ha pasado a mi abuelo, te he anotado la dirección de mi casa en el cuaderno, pasa a las 10 de la mañana ...hasta entonces.

Se fue corriendo sin dejarme terminar las palabras, aunque para serles sincero, estaba feliz de verla mañana, y seguir con esta investigación, no creo que nos lleve a nada, pero al menos logró pasar mas tiempo con ella.

Esta es la 4ta parte, si te interesan las otras aquí abajo te las dejo

Los Horrores de la guerra

Incursión Amazónica

¿Quién dice la verdad?