Los Horrores de la guerra

Mi abuelo siempre ha sido un tipo interesante, como todas las personas mayores, tienen muchas anécdotas e historias que contar, y bastante tiempo para hacerlo. yo de chico tengo bastante tiempo para escuchar.

En aquellos dias donde el internet no era conocido todavia, la radio y la television abundaban en todos los hogares y aun asi yo preferia simplemente jugar en el patio o escuchar las historias de mi abuelo.

Siempre me habló de la Academia militar, la escuela naval y cómo consiguió siendo un enclenque ser el mejor infante de marina de su promoción, como siendo muy poco agraciado consiguió a la mejor chica y el mejor trabajo.

Fuente

Yo de pequeño siempre quedaba fascinado con las historias de mi abuelo, incluso si termina repitiendo una y otra vez las mismas anécdotas , yo cada tarde de domingo que iba a visitarle le pedia que las dijera y él gustoso las contaba.

Estoy seguro que alguno que otro detalle habrá cambiado, exagerando la historia pero eso no importaba, estaba fascinando con sus historias.

Ya más grande y cursando 4to año de bachillerato, se nos pidió que hiciéramos un ensayo sobre la incursión amazónica para la clase de historia contemporánea, que buscaramos recortes de periódicos en la hemeroteca, información de libros y ¿por que no? relatos de los sobrevivientes.

Fuente

Inmediatamente pensé en mi abuelo, mi padre me había dicho que él había luchado en la incursión amazónica, seguro tenia par de cosas que contarse desde la perspectiva del gran infante de marina.

Ese viernes me desvie, y no fui a casa o la tertulia hormonal que armaban todos los viernes los compañeros de clases, tome el camino corto hacia casa de mi abuelo. Desde el colegio era una distancia caminable, así que como hubiera hecho mi abuelo decidí caminar aquellas 6 cuadras, mientras pensaba en qué preguntas hacerle. ¿Que podria contarme mi abuelo que no me hubiera dicho antes?

Incursión Amazónica

Al entrar a casa de mi abuelo él me recibió con un abrazo, como si no me hubiera visto en años, aunque el pasado domingo nos habíamos visto para cenar en casa. Mi abuelo se lanzó a la cocina a hacer chocolate caliente y buscar pan dulce.

Mientras hacía malabares rellenando el pan con mermelada y haciendo el chocolate caliente, se voltea y me mira con intriga y dice

-¿Es viernes, qué hace una muchachada como la tuya aquí! con este pobre viejo? NO deberías estar con tus amigos? viendo muchachas? el cine o algo?

-Tengo un ensayo que hacer abuelo, he decidido hacerlo de ti, ademas estoy atrasado ya que el ensayo se entrega el lunes.

-¿Y de qué va ese ensayo tuyo? de los viejos verdes y enigmáticos? ... Mejor vamos a darnos prisas, mientras más rápido terminemos, más tiempo para tus cosas de adolescente tendrás.

Tomamos asiento en los muebles en la sala, hacía tiempo que no me sentaba en ellos, ahora se ven un poco más pequeños, de hecho toda la casa se ve más estrecha y angosta, y mi abuelo mas palido y con mas canas en su pelo, lo único que no cambia en su sonrisa.

Mientras mi abuelo tomaba de su chocolate y se lanzaba sobre los panes con mermelada solte la temática de mi ensayo al aire.

-Mi profesora de historia nos ha puesto la tarea de realizar un ensayo sobre la incursión amazónica, podemos usar cualquier tipo de información, yo he escogido tu relato y narrativa.

Fuente

Mi abuelo no alcanzó a tomar un sorbo del chocolate ni morder el pan con mermelada, bajó lentamente la taza mientras clavó su mirada en la nada. yo no había notado la incomodidad que aquellas palabras causaban en el y segui...

-Mi Padre me ha dicho que tu fuiste en la incursión, además tu estadía en la Marina es de antes de la incursión, y 1 año después y tienes la baja de honra, aunque ahora que lo pienso nunca me has contado sobre ello.

-Abuelo ?

-Creo que no...Creo que nunca te lo había contado, ni a tu padre, ni a tu abuela. No es una historia digna de contar nieto, no hay nada de heroico y valeroso en aquello, creo que lo mejor que puedes hacer es ir a la hemeroteca y echarle un ojo a los periódicos viejos.

decidido a sacarle informacion a mi abuelo, que ahora más que nunca me había picado el mosquito de la curiosidad, lanze una mirada que mi abuelo conocía, de esas que piden a gritos historias, y le dije

-Ya creo estar lo bastante grande como para escuchar esas historias abuelo, ademas no te haria mal contarme, no es algo que tengas que cargar solo y ya han pasado suficientes años.

-Está bien hijo, te contare, esta historia no tiene arreglos, ni héroes, nadie sale ganando, solo te dire que nunca pasa el suficiente tiempo como para olvidar por completo. No quiero que me veas diferentes después de lo que vas a escuchar, mi yo de aquellos dias murio en la selva, y este que te cuenta la historia solo es un cobarde, que prefiere la vida y el maltrato del tiempo.