En esta oportunidad vengo a traerles el Capítulo V de mi cuento de ciencia ficción Sangre de Dazhbog. Esta historia esta ambientada en la antigua Unión Soviética. Espero que les guste, pónganse cómodos y disfruten del paseo.

_Fuente

—Doctor, despierte. Ya hemos llegado— Dijo Lavrov mientras tomaba por el hombro a Mijaíl.

El sonido de las aspas se había detenido, el helicóptero se encontraba en tierra. El sol sugería el final de la tarde.

—Bienvenido al Complejo Secreto 3- A. Ingresemos pronto, lo están esperando.

El Complejo se encontraba en la zona remota de Chukotka, a unos escasos 200 km del Pegtymel. Se asentaba en la base de una gran montaña, y su fachada ocultaba la inmensidad del complejo. Rodeada de muros de 10 metros de alto y 2 de grosor, con torres vigías apostada en cada esquina, se encontraba una torre de 5 pisos construida con piedra caliza. La muralla perimetral formaba un cuadrado alrededor de la torre lo suficientemente alto como para ocultarla por completo, la única entrada disponible era un gran portón corredizo de acero macizo tan alto como la muralla misma; su anchura era tal que podían entrar dos retroexcavadoras al mismo tiempo, una al lado de la otra.

Mijaíl y Lavrov llegaron al pie del gran portón, luego de un silbido producido por Lavrov, un guardia cubierto de un grueso y blanco abrigo se asomó por la ventana de la torre más cercana. Gritó algo inentendible y la pesada puerta empezó a moverse lentamente, haciendo temblar el suelo.

Dentro de las murallas no había más que la torre y un conjunto de casuchas incrustadas a la pared perimetral; allí se hallaban las provisiones que necesitaban los soldados que vigilaban. Comida, fuego y sobre todo armas había en esos techos improvisados.

La torre carecía de ventanas u otro tipo de elementos decorativos, era un perfecto paralelepípedo que rompía límpidamente el cielo con su blancura. Una pequeña puerta de cobre era protegida por dos guardias armados con rifles ak-47. Lavrov los saludó con un ligero ademán, al cual ambos soldados respondieron con un silencio más frío que el clima que los rodeaba.

Les abrieron la puerta e ingresaron a la torre. Era un elevador de alta tecnología, en su consola había 30 botones que conducían a niveles subterráneos solo si se poseía la huella digital y la retina correcta.

Lavrov puso su huella, se acercó al lector de retina y presionó el botón que los llevaría al nivel 25. El ascensor empezó a descender con una velocidad vertiginosa.

— Es un gusto para nosotros tenerte acá. Este es uno de los complejos científicos más avanzados del planeta tierra. En estos 30 pisos se reúnen las investigaciones clasificadas más importantes de nuestra amada Unión Soviética. Yo solo tengo acceso a unos pocos. En este momento nos dirigimos a los niveles del Departamento de Desarrollo Armamentístico.

La puerta se abrió y dio lugar a una estancia muy amplia. Las paredes, el techo y el suelo eran de un blanco impoluto que hacía difícil la ubicación espacial. El lugar, un cuadrado de al menos 100 metros cuadrados. En el medio había una caminería que llevaba a una puerta ubicada al final de la estancia, y a cada lado se podían observar un sinfín de antenas de extraña forma ordenadas equidistantemente unas de otras.

— Este es el piso del proyecto SURA. Ellos tratan de crear un arma capaz de alterar el clima de la nación enemiga; están buscando crear sequías y huracanes artificiales para regalárselos a nuestros amiguitos de la OTAN. Esas antenas que ves están diseñadas para crear millones de partículas ionizadas capaces de alterar la atmósfera. Ven, sigamos hasta el final, quiero que conozcas al jefe de SURA.

Llegaron al final de la estancia y abrieron la puerta que daba a la sala de controles principal. Allí se encontraba el doctor Ibramovic, conocía el trabajo de Mijaíl y estaba muy contento de tenerlo en su laboratorio. Se esforzó en sobremanera para impresionarlo, mostrando los avances de su investigación y su gran consola que controlaba cada una de las antenas dispuestas en el laboratorio. Le explicaba que estaban a punto de encontrar la frecuencia perfecta que les permitiese traspasar la capa de tierra que los separaba de la atmósfera, para así crear sus climas artificiales desde lo clandestino del Complejo.

Mijaíl sentía una mezcla nauseabunda de emociones, por un lado aún no podía creer que su familia y él hubiesen sido secuestrados por los animales de la KGB, y por otro, su instinto científico se alegraba de poder estar en un Complejo de tan alta tecnología, rodeado de excelentes científicos. Esta alegría no podía ser del todo plena, pues el miedo al fracaso de su investigación aún azotaba su mente; las consecuencias serían atroces si eso llegase a suceder.

—Doctor Ibramovic, el doctor Petrov y yo necesitamos seguir con el recorrido. Quisiera mostrarle el resto de proyectos que se desarrollan en nuestro departamento de investigación armamentística.

— Ha sido un honor tenerlos en mi laboratorio. Espero poder verlos por acá de nuevo. — Dijo Ibramovic mientras inclinaba la parte superior de su cuerpo.
Lavrov y Mijaíl se dirigieron nuevamente al ascensor, esta vez Lavrov seleccionó el piso 26 como destino.

— Aún me falta presentarle un par de proyectos más antes de llegar a su lugar de trabajo. Le pido que tenga paciencia, este es mi esfuerzo para hacerlo sentir más cómodo a pesar de la circunstancia en la cual ha sido traído hasta acá. Quiero que sepa que nosotros los investigadores, solo estamos por y para la ciencia, y este es el lugar más acogedor para crearla. El siguiente proyecto que le mostraré es el que busca implementar cañones de microondas para detener pensamientos humanos, luego va a conocer las armas biológicas creadas en base al Antrax; pero bueno, no quiero adelantarle más. Quiero que se lleve la sorpresa sin adelanto alguno.