Lejos de casa | Historia propia (Parte IV)

in #spanish7 years ago

Hola, Steemians.

Esta es la cuarta parte de una historia que iré publicando poco a poco y que realmente espero sea del agrado de todo aquél que la lea.

Les dejo las anteriores partes para que se familiaricen:

I: Bonito encuentro.

II: La tierra se mueve.

III: MCMLXXXVII.


Parte IV:

Mochileros perdidos.

Fuente

— ¿Qué significa esa fecha en tu muñeca? —le dije preocupado.

— Realmente no lo sé, la llevo conmigo desde que tengo conciencia.

— ¿Jamás te molestaste en averiguar quién te hizo esa cicatriz, y aún más importante, por qué te la hicieron?

— Nunca le di mucha importancia, pues sólo es eso, una cicatriz — dijo poniéndose de pie.

— ¿Qué haces? Aún no hemos terminado de hablar.

— Haces muchas preguntas, Ross. Y no tengo tiempo para responder a cada inquietud que tengas.

— Sólo quiero ayudarte —me puse de pie.

— ¿Sí, ayudarme con qué? —dijo sarcásticamente.

— Oye, no tomes esa actitud. Quiero saber por qué rayos no recuerdas nada de tu pasado y por qué tienes esa cicatriz.

— Sólo es una pequeña marca, lunático, no tienes que exagerar las cosas.

— Ya basta de llamarme así, estoy más cuerdo que tú —tomé mi celular para ver qué tan lejos estábamos de las cabañas.

Había dejado de llover y el suelo parecía Alaska con tanto granizo. No se me hacía extraño que no tuviese cobertura en mi celular, pues estábamos en un bosque. Abrí otra bebida energética y me la tomé de un solo trago.

Matilda estaba muy inquieta y yo estaba algo ansioso por saber qué le había sucedido. Quizá no era mi asunto y debía alejar las manos de ese fuego, pero algo en ella me hacía sentir empatía. Sinceramente no quería dejarla sola, quería cuidarla, abrazarla, darle calor si llovía de nuevo y conocerla un poco más.

— Matilda —dije arriesgándome a que me rechazara.

— ¿Sí, lunático?

— Pedazo de…

— ¿Pedazo de qué?

— Olvídalo —sonreí—. He estado pensando un poco en qué significa esa fecha en tu muñeca.

— ¿No tienes otros asuntos en los que involucrarte?

— Ahorita mismo no, así que enfoquemonos en el tuyo.

— Como sea, de igual forma no conseguirás nada.

— Sí, sí… lo que digas. Pienso que si tienes esa fecha marcada, seguramente alguien quería que recordaras algún hecho importante en tu vida.

— ¿Algún hecho como qué? —dijo clavándome sus ojos.

— No lo sé, quizás algún maltrato o abuso físico.

— Estás totalmente loco. Nadie me ha tocado.

— ¿Y cómo lo sabes si no recuerdas nada de tu pasado? —la reté.

— No pienso seguir hablando de esto, ¿está bien? No sé quién rayos seas —subió el tono de su voz— ni por qué haces tantas preguntas, pero más te vale que me ayudes a salir de este ridículo bosque y que no sigas preguntando cosas.

— Está bien, me relajaré un poco.

— Lunático…

— Niña malcriada…

Tomamos todas nuestras cosas y caminamos buscando un poco de orientación para salir de ese lugar. Miré mi reloj y eran las 05:30 p.m. y estaba oscureciendo poco a poco. No quería pasar la noche en ese lugar, pues aunque no tenía miedo, todo era muy extraño y no quería quedarme a ver qué podía suceder.

Caminamos por quince minutos atravesando matorrales y pequeños árboles. Podía ver el desespero en el rostro de Matilda y eso me mantenía inquieto. No entendía por qué me preocupaba más por ella que por mí mismo.

— ¿Estás bien, Matilda? —dije parandome frente a ella.

— Tengo miedo, Ross —dijo temblando.

En ese momento pude notar que yo debía mostrarme muy fuerte y valiente para que ella pudiese recuperar la confianza en sí misma. Verla tan tímida y asustada hizo que se me rompiese un poco el corazón.

— Te dije que nada malo te iba a suceder y así será. Todo estará bien —besé su frente.

— ¿Sigues sin tener miedo?

— Mientras esté contigo no tendré miedo.

— Todo estará bien y saldremos de este lugar —dijo mientras me abrazaba.

Ese movimiento suyo, el abrazo que me dio, me sorprendió y me confundió mucho, pero se lo correspondí porque realmente ella estaba asustada.

Luego de un minuto —más o menos— dejamos de abrazarnos. La miré a los ojos y besé su frente nuevamente. Ella se tranquilizó un poco y seguimos caminando esperando encontrar una salida antes de que cayese la noche.

Debieron haber pasado diez minutos mientras caminábamos cuando por detrás de una montaña salieron cientos de aves volando como desesperadas. Eran muchas, tanto que el cielo se oscureció un poco. Me puse delante de Matilda para cuidarla. Todo estaba tenso.

— Calma, sólo son aves huyendo de la oscuridad. Ellas saben que pronto va a anochecer —dije para tranquilizarla. Ella no dijo nada, sólo me abrazó por la espalda.

Pero de un momento a otro se oyó un grito muy fuerte, como el desahogo de un gigante. Debido a aquél grito, las pocas aves que aún seguían saliendo por detrás de la montaña, cayeron al suelo y convulsionando murieron.

Nuevamente se oyó un fuerte grito, pero esta vez fue tan violento que Matilda y yo nos lanzamos al suelo.


CABECERA MEDI NOWSKI.png

Coin Marketplace

STEEM 0.28
TRX 0.12
JST 0.033
BTC 66924.37
ETH 3085.49
USDT 1.00
SBD 3.71