Silogismos del miedo: Consideraciones sobre el miedo en el relato de terror

in #spanish6 years ago (edited)

Saludos, amigos en Steemit.


Si me lo permiten, dejo por aquí la primera parte de una serie de consideraciones sobre el miedo en el relato de terror.

Espero que, como a mí, les resulte un ejercicio interesante y divertido.
Me he valido de cierta experiencia académica y de taller, pero sobre todo, hablo desde mi experiencia de vida como lectora, escritora ocasional y amante del cine, con profundo respeto por la actividad creativa de quienes, como yo, han incursionado en la escritura dentro de este género.
La idea es desarrollar el tema en función de una serie de silogismos que se irán poniendo cada vez más interesantes, comenzando por lo más básico, hasta llegar a lo sublime. Por didáctica y por diversión mía, los he diseñado siguiendo dos esquemas en paralelo: el clásico, de Aristóteles, y el moderno, de Toulmin.

De antemano agradezco sus sugerencias, aportes, preguntas.

Silogismos del miedo: Consideraciones sobre el miedo en el relato de terror

Comenzaremos este proyecto exponiendo su esquema de desarrollo:

  • Parte I Eso que llamamos miedo
  • Parte II En qué consiste realmente el género de terror: ¿De cuántos tipos de miedo estamos hablando?
  • Parte III Cómo escribir el miedo

Parte I
Eso que llamamos miedo


Vera Miles como Lila Crane en Psicosis de Hitchcock (1960)

Imposible hablar de este tema sin recurrir a los clásicos y a algunas anécdotas interesantes.

Silogismo I

Habla Aristóteles:

Todos los seres humanos sienten miedo.
El escritor es un ser humano.
Por lo tanto, el escritor siente miedo.

Habla Toulmin:

Si el miedo es común a todos los seres humanos, entonces dada la certeza de que el escritor es un ser humano, concluimos que éste debe haber experimentado tal emoción.

Bastante obvio, ¿no? Psycho (1959), Psicosis en español, del escritor estadounidense Robert Bloch fue llevada al cine en 1960. La película fue genialmente dirigida por Alfred Hitchcock, quien afirmaba hace algunos años que su mayor suerte había sido ser un cobarde, pues su familiaridad con el miedo le llevó a ser un director exitoso en el género de terror —y sí, Tim Burton y otros artífices del género en su momento han dicho algo parecido.

(Y, bueno, ¡Gloria y larga vida a Hitchcock!, aunque tal vez pocos recordemos el nombre de Bloch, a quien debemos, entre otras cosas, la versión novelada (1983) de la serie The Twilight Zone, La dimensión desconocida en español (1959-1964), con la que nos formamos muchos neuróticos de la pantalla chica por aquellos años no tan lejanos —yo, en particular, de niña no perdía un episodio cuando tuve la suerte de vivir su retransmisión en los tempranos 80. Los seguidores del trabajo de H. P. Lovecraft podrán investigar también sobre la cercana relación que éste tuvo con Bloch y su trabajo; les resultará entretenido y seguro se animan a leer más, si no lo han hecho ya.)


“Lo que están a punto de ver es una pesadilla”.

Entonces, está claro que para conocer el miedo, debemos haberlo sentido.
Todo escritor, en tanto ser humano, ha padecido el miedo; y para "trabajarlo" a cabalidad en el relato de terror, tiene que haberlo sentido profundamente.
(En lo personal, tuve cinco hermanos mayores que vivían asustándome con casi cualquier cosa. Recuerdo que una vez encontré una medallita cromada y pregunté a una de mis hermanas sobre la imagen del grabado; me dijo que era la Virgen María. Yo le pregunté quién era la Virgen María y ¿saben qué me respondió? Pues, que era una señora blanca y muy pálida, con un niñito cargado, que usaba un vestido muy largo y que de noche te salía por debajo de la cama y te halaba los pies. Dormí varias noches bocarriba sobres las piernas flexionadas. Eso es miedo —y una pobre educación católica.)


Fuente

¿Definir el miedo? Hagamos el intento

Para discutir con cierta propiedad nuestras nociones sobre esa casa vieja y oscura que es el terror, la introversión debe ser razonada; debemos revisar a los autores que darían la firmeza de la razón a lo que intuimos y, con suerte, la firmeza de la verdad. Y una vez que no estemos tentando a la razón por impericia en vez de propósito, podremos encontrar la metáfora, la poesía que nos asista en nuestro desiderátum.
Podemos vivir el terror en carne propia o a través de la ficción, del cine, del teatro; pero esto solamente no nos garantiza que produciremos un buen texto en el género. Requerimos pues, además de una dosis de talento, de conocimientos de la lengua y la literatura; debemos, además, servirnos de otras disciplinas en la medida que nuestro relato lo requiera. Así, si nuestro protagonista habla en primera persona y es doctor, no puede tener en sus manos una "cosa para escuchar los latidos", sino un estetoscopio, por poner un ejemplo sencillo. Nuestra palabra vaya por delante: la palabra debe ser precisa para causar el efecto preciso. Una distracción del lector ante un gazapo como éste puede arruinar el efecto terrorífico —y no hablemos ahora de las faltas ortográficas.
Y dicho esto, pareciera que esto es negocio bastante exclusivo, pero no.
Todos hemos sentido miedo alguna vez. (Y si tú no, seguramente ya estés muerto y leyendo esto desde el otro lado.) El miedo es natural, inherente al ser humano; gracias a él nuestra especie ha sobrevivido y tenemos el privilegio de haber logrado llegar a esta hermosa era de la Internet.
Lo primero que debemos entender es que el miedo es una emoción y, como tal, va acompañada de cambios psicológicos y conductuales que le son inherentes. El miedo es una reacción bioquímica automática y a él le debemos nuestra supervivencia como especie, como ya hemos dicho. El miedo es sudor, pulso acelerado y alta adrenalina; nos prepara para huir o confrontar eso que queremos evitar.

(Imagina cómo debe ser ocasionar esto en la imaginación de tus lectores.)

Silogismo III

Habla Aristóteles:

Todos las emociones que el ser humano experimenta son reales.
El miedo es una emoción experimentada por el ser humano.
Por lo tanto, el miedo es real.

Habla Toulmin:

Si todas las emociones que vivimos los seres humanos son reales en tanto las experimentamos, dado que el miedo es una de esas emociones, éste es definitivamente real.

Libre de las posibles afectaciones del corazón, tenemos que la palabra miedo denota el acorde de cambios viscerales inducidos por la corteza cerebral que ha reaccionado ante un estímulo.
Pero.
El miedo no es humano sólo porque sea un evento biológico, una función fisiológica que dispara la adrenalina y el cortisol. El miedo es social y lo aprendemos; instintivamente, nuestros mayores nos enseñan a temer porque la función principal del temor es la protección. Es desagradable, sí, y amargo; sin embargo, cuando es un juego de ficción se parece mucho a una travesura. Cuando la literatura acontece, hay belleza; y el juego del terror se vuelve delicioso y adictivo porque todo es vicario, todo es ajeno, todo es mentira. Ah, pero el cuerpo lo cree y eso, amigos, eso es poesía, emoción pura y gratis —o más o menos gratis. Hay más todavía. Cuando nuestro cerebro termina de procesar que realmente estamos fuera de peligro, ocurre la relajación; el balance es positivo: hay placer.

El miedo que se vive a través de la ficción es real y genera tanto una expectativa de placer, como placer.

Muy a pesar del disgusto de algunos “intelectuales” de la autoayuda, el miedo es una emoción cardinal, junto con el amor, la felicidad, la tristeza, el odio, el deseo y otras pocas. Realmente es un club selecto éste de las emociones; son un puñado apenas (aunque algunos aseguren que “fueron hasta allá”, las vieron, las contaron y son 156). No hay por qué afrontar el miedo desde la negatividad, ¿o sí? Sino más bien desde la riqueza de su polisemia y sus contigüidades:

Muchos vocablos son clásicas asociaciones del miedo. Podemos ver algunos ejemplos en la nube de palabras abajo.


Imagen propia, diseñada en nubedepalabras.es

Digamos, entonces, que la forma del miedo que manejemos, ya sea desde la informalidad de la vida diaria, o desde la especificidad de un ensayo, un relato, una conversación, dependerá de cómo nos hayamos relacionado con esta emoción; esto es, nuestra experiencia.

¿Una definición que llevarnos en el bolsillo?

Por los momentos, yo me llevo ésta:
El miedo es una emoción que consiste en la necesidad de evitar un resultado adverso o suprimir dicha necesidad una vez que ha sido desencadenada.

Somos dueños de nuestros miedos, pues no obstante una gran zona gris de coincidencia, no a todos nos asusta lo mismo ni con la misma intensidad. En este sentido, es posible que fracasemos al encontrarnos con un interlocutor cuyas experiencias y gustos se alejan de los nuestros.
Le debo a una escena en particular de El inquilino de Polanski, (título original: The Tenant, 1976) las primeras reflexiones conscientes sobre el miedo.
Desde la ventana del piso que recientemente había alquilado, cada noche Trelkovsky observa a sus vecinos permanecer inmóviles:


Fuente

Cada noche, los vecinos van al baño y simplemente permanecen allí. Trelkovsky observa. En un pestañear estamos viviendo el suspenso, luego consideramos el absurdo; un trecho después, todo es paranoia. El tránsito por las expectativas genera la atmósfera psicológica ideal para que nuestra psique disfrute de sus manjares preferidos, pues la circunstancia del inquilino es retorcida desde todos sus ángulos.
Esta película fue una experiencia de miedo entre muchas, pero fue la primera que me originó la ansiedad del escrutinio y la retrospección. Fue en el 96; yo tenía 17 —así que ya tenía por lo menos cinco años enamorada de lo macabro y lo gótico, principalmente gracias a Poe y a Stoker.
Era la medianoche y todos dormían. Terminé de ver la película y mi mente había quedado enganchada en hipótesis siniestras —de verdad que era el momento preciso para que entrara volando un cuervo por la ventana—. No pude caminar los cuatro metros de la tumbona frente al televisor al baño, y menos los doce metros del pasillo oscuro hasta mi cuarto. El miedo me había dejado inmóvil, muy a pesar de mis urgencias. Más nada recuerdo de aquel día.
Veintitrés años más tarde fue muy claro que el pavor que me produjo la escena había sido el resultado de la conjugación de elementos que podemos apreciar desde una semiótica bastante básica, sin necesidad de ser expertos. Permitámonos revisar brevemente tres de ellos:
  1. La fotografía: el velo sepia que tiñe la luz de la escena y el contraste de la noche con la cortina blanca (casi claroscuros) incitan el ensueño. La cortina blanca de encajes habla del desconcierto que guarda el ambiente con la figura masculina que se detiene junto a ella: contraste, extrañamiento. Los vecinos parecen muñecos en un gran aparador; los cubículos bien evocan cajas de muñecos de colección, o bien ataúdes. Se trata de ese tipo de terror que Todorov identifica como “extraño” (inexplicable, intrigante, irracional). Éste es el tipo de terror que se nos pega a la espalda, a las zonas erógenas del cuello; que se va a la cama con nosotros. Que no nos suelta. Es lo extraño, lo siniestro.

  2. Lo intertextual: (¿Recordamos al bebé de Rosemary?) Polanski había dirigido previamente La semilla del diablo (1968), donde los vecinos sí guardaban un secreto diabólico, lo que predispone al espectador que guarda esta referencia. Se trata de la sospecha. Y éste es sólo un ejemplo entre incontables textos, no sólo cinematográficos, que trabajan el tema de la conspiración (una conspiración que se nos antoja muy oscura en este caso) y que bien pueden hacer intertextualidad aquí. (Pero no nos adelantemos, pues ahondaremos en este tema en la tercera parte.)


Fuente

  1. El encuadre: la toma nos posiciona en la perspectiva del observador. Se trata de una puesta en abismo que nos hace ser Trelkovsky por ese instante y, así, vivir la escena con la intensidad propia de la intimidad. Recurrimos a la metáfora de la esquina que no nos atrevemos a cruzar y de la puerta que no nos atrevemos a abrir: ¿qué hay allí, que no vemos? No parece ser nada bueno. Nos hacemos la pregunta; nos intriga la respuesta. Pero realmente no queremos saber. Somos el inquilino que contempla con curiosidad y resquemor por la ventana y que todo lo ignora, aunque la paranoia construya sus teorías al respecto. Experimentamos la empatía.
En general, Polanski sugiere, pero no muestra (no explicita). Lo que sospecha el inquilino es eso que no queremos saber. Él tampoco lo sabe. Es el miedo al miedo: neurosis pura.

Es una gran empresa lograr el terror en un lector. No hay el "¡Cámara... luces... acción!" seguido de voces y toda clase de efectos. De tener, pues tenemos la palabra, que sí es bastante.


Silogismo IV
Y terminamos por hoy.

Habla Aristóteles:

Toda emoción es la respuesta a un estímulo apropiado.
El miedo es una emoción.
Por lo tanto, el miedo es la respuesta a un estímulo apropiado.

Habla Toulmin:

El miedo es una respuesta a un estímulo apropiado; así que si el estímulo es certero, debería producir miedo.

Con el tiempo descubrí, no sin tristeza, que no a todos les asusta El inquilino de Polanski.
De hecho a muchos de mis amigos les resulta extraordinariamente aburrida. Sin embargo, no siempre tiene que ser así. Hay obras del género de terror que han sido llevadas al cine y que son, digamos, más persuasivas. Me despido con una muestra que espero les resulte "estimulante".

Frankenstein o el Prometeo moderno (Frankenstein; or, The Modern Prometheus), de la joven escritora británica Mary Shelley (1818) fue llevada al cine en 1931 (Dir. James Whale).


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El exorcista (The Exorcist), del escritor estadounidense William Peter Blatty (1971) fue llevada al cine en 1973 (Dir. William Friedkin).


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Tiburón (Título original: Jaws), del escritor estadounidense Peter Benchley (1974) fue llevada al cine en 1975 (Dir. Steven Spielberg).


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El resplandor (Título original_The Shining_) y Carrie, del escritor estadounidense Stephen King (1977 y 1974) fueron llevadas a la gran pantalla en 1980 (Dir. Stanley Kubrick) y 1976 (Dir. Brian De Palma), respectivamente.


Fuente


Fuente

Dracula, del escritor irlandés Bram Stoker (1897) fue llevada a la gran pantalla en 1992 (Dir. Francis Ford Coppola).


Fuente

...Y la lista sigue...

¿Cuáles son tus obras favoritas del género de terror?

Próxima entrega:

Parte II En qué consiste realmente el género de terror:
¿De cuántos tipos de miedo estamos hablando?


Muchas gracias por leer.

Sort:  

¡Uno quisiera votar este post unas tres veces de lo bueno que está! Que buena manera de ir profundizando en conceptos humanos que tienen un impacto directo en la vida y sobre todo en la expresión artística. Es un fabuloso recorrido por los componentes, situaciones y tipos del miedo en todo su conjunto.
Yo siempre he creído que le temo mucho a cosas de este mundo, pero ello me produce alerta, el más allá casi no me impacta. Y cuando de verdad sudo es cuando despierto después de una pesadilla, ahí me salen las reacciones sin freno!!! :O
Estaré pendiente de esta serie que promete bastante conocimiento, va un abrazo bien fuerte llevado por los mejores vientos!!!

Te entiendo perfectamente. La vileza en el ser humano, se ha visto, es lo que potencia la suspicacia, la superstición y el miedo a la muerte; pues teme al castigo humano y divino.
Por otro lado, creo que las cosas de este mundo merecen ser explotadas en el relato de terror, pues como bien dices, (pueden) asustar más.
Gracias por tu aporte y por unirte a esta discusión.

En relación a esos aportes que se van haciendo y sobre el terror que producen ciertos comportamientos humanos, yo recomiendo la película "Funny games"... :O ... de Michael Haneke!!
Abrazo fuerte @MarlynCabrera!! :)

Funny Games todavía me eriza la nuca. Anotada. Gracias, @leveuf.

¡Espectacular! Una muy buena explicación sobre este tema tan "complicado" de trabajar en la literatura. En definitiva la escena de Emily Rose poseída en el establo no lo he superado, disparó mi cortisol y adrenalina.
Como recomendación ofrezco que al finalizar este breve y virtual taller, pudiera colocarse una lista de recomendaciones (libros y películas) para aquellos que deseen sumergirse en este tema. ¡Saludos!

Saludos, @audiarmis. Los exorcismos tienen un sitio especial en mi corazón. Esa escena que mencionas es excelente ejemplar para cualquier enciclopedia de eventos terroríficos. Un hecho curioso es que las ficciones sobre exorcismos suelen basarse en historias reales, como el caso de Emily Rose y de Reagan en El exorcista, casualmente.

Y gracias por esa recomendación. Excelente idea.

@marlyncabrera, este post es un trtado sobre el miedo y su tratamiento en el arte. Espero la siguiente parte con mucha ansiedad.

Gracias por leer, @adncabrera. El arte es un océano muy grande para navegarse en este ensayo, pero sí espero dejar evidencia de lo que ha significado el miedo en parte de mi propia experiencia con el mismo y, con suerte, poner a mis amigos escritores en contacto con eso y esperar que les sirva de algo.

@marlyncabrera, muy profesional este recorrido, imposible esperar menos. El miedo es el sentimiento, de hecho humano, que nos protege de "algo" que evitamos. Este género es mi preferido tanto en lectura como en cine y televisión.
Pienso que la raíz del miedo (el por qué) es una sola, el instinto de protegernos; los tipos (miedos) dependen del dónde y el cómo.
Voy a releer. Espero la segunda parte.
Saludos...

Gracias, @sandracabrera. Sé que eres amante fiel del terror. Me encanta la síntesis que haces en este comentario; se nota que te entiendes con las profundidades del género. Ojalá me acompañes en la segunda y tercera parte. Un abrazo.

Me gustó mucho esta publicación @marlyncabrera, está genial. Espero ansioso la parte II , me parece muy interesante discutir los tipos de miedo, sobre todo lo que tiene que ver con lo siniestro o lo inquietante.

Gracias, @flamendialis. Espero que la segunda parte cubra tus expectativas y tengamos discusiones interesantes. En un rato voy a tu perfil. Saludos.

Adoré este post. Me provoca releerlo varias veces. Eres buena explicando. Esperaré con ansias la segunda parte.

Ah, @hljott, ¡qué bueno escuchar eso de ti! Confío mucho en tu juicio. Gracias por tomarte el tiempo de leer y de unirte en esta pequeña aventura. Me gustaría reunir impresiones, sugerencias de ustedes y sumar todo en una discusión final. Será interesante.

Extraordinario, @marlyncabrera. Como dice @audiarmis, es un taller virtual. Me gusta mucho la oscilación entre la referencia erudita y la vivencia personal, una y otra asumidas con gracia y buena escritura. Me anoto para la segunda y tercera sesión. Lo releeré para tener algo que decir sobre el tema del miedo. Y lo votaré cuando tenga con qué. Saludos.

Estoy feliz de que un escritor de tu envergadura haya decidido unirse en este recorrido. Saber que te ha gustado y que estarás pendiente me anima a esforzarme. Este tema me apasiona, así que espero con ansias tu comentario, cuando puedas. Un abrazo.

Una cosa: la referencia a El resplandor y Carrie resulta un poco confusa. Los datos están bien, pero da la impresión de que el director de El resplandor es De Palma, y el de Carrie, Kubrick.

En efecto, los había invertido. Ya está arreglado. Gracias por notarlo, @rjguerra.

@marlyncabrera, Ma. Esto quedó bien chévere. Debería ponerlo @trenz como guía para los relatos de terror, al menos para profundizar un poco más entre los aspectos más técnicos de la escritura de este género. No sé por qué eso de la Virgen me suena a @adncabrera. Me hace recordar al taller que tuvimos por 2014 sobre este género allá en la UDO. Sin lugar a dudas un material bastante valioso y una contribución con toda la calidad que se necesita en esta comunidad.

Gracias, @bertrayo. Halagada.
@trenz responsable y acertadamente publicó unas consideraciones sobre el tema, que están muy útiles: https://steemit.com/spanish/@trenz/el-terror-y-sus-tentaculos
Y con respecto a lo de la virgen, quedará en la familia ;)

Por algo lo digo. Esto querida anexada muy bien. Leí el post de @trenz antes de participar en el concurso anterior.

Gran disertación sobre el miedo en la literatura y en el cine . Bastante detallado, muy bien documentado y, los más importante, muy didáctico. Una clase magistral la que nos has dado. Muy graciosas tus anecdotas sobre el miedo que has experimentado. No resisto las películas de terror, soy muy miedosa. Las sufro mucho. Polstergeist ( Fenómenos extraños) fue la película de terror que marcó mi niñez. La escena en la que la niña es raptada me pareció terrorifica en aquel entonces . Con respecto a la literatra, recuerdo que la primera vez que tuve un libro de terror en mis manos era uno de Drácula . Lo curioso era que en la portada del mismo decía : " No leer de noche". Ya la advertencia por si misma era atemorizante , pero no me importó y con el miedo que me invadía, abrí el libro. Menudo salto y grito pegué cuando me encontre con ilustraciones de ataudes, vampiros , sangre, etc. No lo leí , por supuesto. Pero el miedo que sentí fue muy real . Luego, me dio mucha risa. Es obvio, que la risa ocurre porque sabemos que es solo un libro o una película, que es ficción , y que éste ,como comentas en el escrito, una vez dominado causa placer . El placer que es liberado con la risa , el grito, etc. Saludos. Excelente publicación, espero por las siguientes publicaciones .

Nada más escuchar el nombre me daba pesadillas. Fue una de esas películas que nunca vi completa porque el miedo me sobrepasaba. Anotada √ Gracias por tu aporte.

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