Luego de disfrutar de una boda muy bonita, organizada por las hermanas y amigas de mi madre, y mi abuelita materna, llego el momento de la luna de miel. ¡Ah! pero no cualquier luna de miel; resulta que el viaje era para La Gran Sabana. Cualquier pareja de novio prepara su viaje de una o dos semanas a un lugar especial y disfrutar de un viaje cómodo; para ellos fue diferente, su viaje ya estaba planificado justo después de la boda.

comenzaron su aventura y hasta Ciudad Bolívar llegaron en autobús, de allí en adelante en colas que ya se habían arreglado con amigos del pastor Arismendi; el viaje no fue fácil, en esa época las carreteras no estaban asfaltadas y los ríos no tenían puentes (se pasaban en balsas), mi mamá contaba con 19 años y la más pequeña de sus hermanos, ya a los pocos días estaba extrañando a su madre y a su familia. Fueron días de viaje para llegar a su destino, la localidad de Betania (ubicada aproximadamente a 27 km de Santa Elena de Uairén).

Durante el viaje vivieron algunas situaciones muy interesantes que mi papá nos contó muchas veces durante su vida; pero la que a mi me impresionó más fue la historia del perro en el Salto Kamá. Mis padres llegaron a un puesto de la Guardia Nacional que había cerca del Salto Kamá, allí pasarían la noche; comieron, y mientras conversaban con los guardias (mi padre fue un hombre muy conversador, y hacia amistad con la gente con mucha facilidad) sucedió un incidente con un perro que tenían los guardias allí. El perrito persiguiendo un animal llegó a donde empieza la caída de agua del Salto y no se detuvo allí, si no que se atrevió a saltar, a pesar de los gritos de todos para que no lo hiciera, el perro se perdió de la vista de todos entre la caída de agua, ellos pensaron que el perro se había matado, pero la sorpresa fue grande cuando de repente escucharon el ladrido del perrito, todos salieron corriendo a ver como estaba él, estaba sanito, no le pasó nada, y lo más increíble de todo es, que después de esa experiencia el perro siguió lanzándose desde el Salto. Muchos años después tuve la oportunidad de viajar a La Gran Sabana y visité el Salto Kamá, y conté la historia que mi papá me había narrado y alguien me dijo, si es cierto, así mismo sucedió, ese perro hizo historia en este Salto. Yo me sentí muy orgullosa de saber que mi papá había presenciado ese evento personalmente y formaba parte de esa historia.

Quieres leer el inicio de esta historia: Relatos de un Misionero en La Gran Sabana - I Parte